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* Con el lastre a cuestas de su ex Secretario deSeguridad Pública en Tabasco, Hernán Hernández Requena, cabeza visible del grupo delictivo de La Barredora, y exhibido junto con la senadora Andrea Chávez, de proferir insultos y bajezas a la persona de la Presidenta Claudia Sheinbaum; sus prospectos a Chihuahua, en la persona de Chávez, y a Hidalgo, con Cuauhtémoc Ochoa, ven esfumarse sus aspiraciones pues al interior de Morena, el ex Secretario de Gobernación ya es visto como el líder parlamentario incómodo, sin fuerza política ni autoridad moral, para imponer candidatos y menos condiciones
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
Al borde del precipicio político, Adán Augusto López Hernández ha mutado su antes soberbia actitud por una vergonzosa estrategia evasiva, negándose a contestar los cuestionamientos de los medios, sobre todo en el delicadísimo asunto de las grabaciones donde junto con la senadora de Chihuahua –y su protegida política–, Andrea Chávez, emitió toda serie de insultos y descalificaciones a la persona de la Presidenta Claudia Sheinbaum.
Con el lastre a cuestas de su ex Secretario de Seguridad Pública en Tabasco, Hernán Hernández Requena, cabeza visible del grupo delictivo de La Barredora, ya en manos de la justicia mexicana, el todavía líder de Morena en el Senado, es un político carente de toda autoridad y calidad moral en su partido y en la Cámara alta.
Su nave que al arranque del sexenio, navegaba con la maquillada bandera morenista del Segundo Piso de la 4T, rumbo a diversos destinos electorales en varios Estados del país, ahora se encuentra a la deriva y sin rumbo incierto, mostrando su verdadera insignia pirata con la que amenaza irse a pique junto con toda su tripulación.
Al menos dos de sus visibles cartas a la sucesión de varias gubernaturas, han quedado truncas y sin opciones de recuperarse del descrédito de su jefe político: Andrea Chávez, la senadora de Chihuahua que ya hacía una anticipada campaña y que fue parada en seco desde Palacio Nacional por la Presidenta Sheinbaum, al ser apoyada por empresarios ligados a los nada transparentes negocios de López Hernández; y el senador hidalguense, Cuauhtémoc Ochoa, que desde la campaña del ex Secretario de Gobernación, rumbo a la designación del candidato presidencial de Morena, en el 2024, se sumó a su proyecto.
Como se recodará, el acuerdo de unidad para que las “corcholatas” perdedoras se sumarán a la campaña de la Dra. Sheinbaum, incluyó el reparto de ciertas posiciones legislativas donde a Adán Augusto López, se le incluyó como líder de la bancada de Morena en el Senado.
Los acuerdos se cumplieron pero el tabasqueño abusó del cargo y terminó en una serie de torpezas políticas, enfrentándose con la Presidenta, olvidando todo el cúmulo de cuentas pendientes de su pasado inmediato como gobernador de Tabasco, uno de cuyos puntos más vulnerables fue el haber permitido que Hernández Requena, uno de sus hombres de más confianza, terminará aliado y sirviendo al peligroso Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), con la creación del grupo delictivo conocido como “La Barredora”.
El agónico y disminuido líder senatorial, ya no responde a los medios porque sencillamente se le acabaron los argumentos y todas las demoledoras pruebas apuntan en su contra; en las filas de Morena, el tabasqueño se ha convertido en un líder incómodo al que ya nadie respeta, pero que se aferra al cargo.
Adán Augusto ha perdido toda capacidad de alentar proyectos partidistas porque quienes han sido sus fieles incondicionales, ahora pagan las consecuencias de compartir y ejercer esa soberbia e impunidad de su jefe político.
En el caso del ambicioso Cuauhtémoc Ochoa Fernández, el derrumbe de sus aspiraciones es inevitable; desde hace meses Adán Augusto no pudo mantenerlo en la Presidencia de la Comisión de Hacienda y más reciente, se vio imposibilitado para imponerlo como Presidente de la Comisión de Energéticos.
En su caída libre, Ochoa arrastró también a la senadora de su partido, Simey Olvera, con quien en junio pasado tuvo graves desencuentros, acusándola en los medios de su infidelidad política en contra de su persona. Aunque posterior al desaguisado el ex líder del Partido Verde en Hidalgo, trató de sanar las heridas, declarando “haber limado asperezas” con su compañera de bancada, el daño estaba hecho y en la clase política hidalguense quedó grabada la anticipada campaña de ambos aliados para el mini periodo de dos años.
Al trascender la existencia de audios con varias horas de grabación donde, entre otros excesos, el tabasqueño y su protegida, Andrea Chávez, emiten descalificaciones ofensivas a la persona de la Presidenta, su descrédito al interior de Morena es mayúsculo.
Muy pocos en el partido guinda se atreverían a sumarse como amanuenses del capitán del barco pirata que se mantiene a flote de milagro en un mar de absoluta podredumbre en el Senado; y menos todavía a expresarles su apoyo por el comportamiento ruin que han mostrado hacia la investidura presidencial.
“No sé; no habló de lo que no conozco”, repitió hasta el cansancio López Hernández hace un par de días ante los medios, cuando le inquirieron comentar sobre el contenido de los audios filtrados a los medios, lo mismo que en el tema de la cancelación o no de visa por parte del gobierno de los Estados Unidos que, como se ha ventilado, es parte de una lista negra de políticos a los que las autoridades norteamericanas, se presume, investigan por la probable comisión de diversos delitos.
El impacto de la caída política del tabasqueño, arrastrará a la senadora Chávez, a Cuauhtémoc Ochoa y a otras tantas y tantos aspirantes que tenían puestas sus esperanzas en el influyente líder parlamentario, como también fue el caso de Simey Olvera. Arrinconado contra las cuerdas y en espera de un puente de plata que le conceda uno de los tantos exilios dorados en el ámbito diplomático, Adán Augusto López Hernández, ha terminado por ser el “líder incómodo” de Morena, que ya despide un olor nauseabundo, propio de los cadáveres políticos.
