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por etcétera
Mientras el canciller Marcelo Ebrard trabaja por calmar los ánimos entre empresarios que temen la ruptura del T-MEC, el presidente Andrés Manuel López Obrador mostró su intenso enojo y falta de tacto al señalar que Estados Unidos hizo una consulta de manera majadera y soberbia, además de desinformada.
Además, se quejó del supuesto atrevimiento e injerencismo del gobierno norteamericano, al que acusó de querer prohibirle a México elaborar sus propias leyes y defender la reforma energética de Enrique Peña Nieto.
Durante su conferencia de este 25 de agosto, el presidente montó en cólera al hablar de las consultas solicitadas por el gobierno de Estados Unidos, al considerar que se ha faltado a las cláusulas del T-MEC, con la consiguiente afectación de las inversiones de empresas norteamericanas.
Según AMLO “no había motivo” para dicha consulta. El gobierno de Estados Unidos no estaba bien informado. Volvió a referir que él mismo atendió a 18 empresas durante dos semanas y se obtuvieron acuerdos de inversión por 25 mil millones de dólares y que nadie se quejó durante esas reuniones.
“No se debió solicitar la consulta, no había motivo. No se informó bien al gobierno de Estados Unidos, nosotros llevamos a cabo 15 días antes de esa consulta una reunión con empresarios, estuvo el embajador. Dediqué dos semanas, fueron 18 empresas; (estuvo) el gabinete, sobre todo los directores de Pemex, CFE, la secretaria de Energía y se hicieron compromisos de inversión por 25 mil millones de dólares”.
Luego de eso, dijo “viene la consulta, totalmente majadera, en un tono soberbio, de prepotencia. Haciendo referencia a que la reforma energética (de 2013) que se había llevado a cabo en el país era la panacea”, se quejó.
Aseguró que la encargada de Comercio de Estados Unidos dijo “que estaba mal reformar nuestra ley eléctrica. ¿De cuándo acá un gobierno extranjero… con qué derecho va a decidir cómo deben de ser las leyes en otro país?”, manifestó, molesto.
Lo que AMLO no ha dicho nunca es que las cláusulas del T-MEC asientan que las inversiones tienen como marco jurídico la ley vigente al momento de la firma y que las condiciones no pueden cambiar. Es un acuerdo que el gobierno de AMLO firmó, motivo por el cual las empresas solicitan una consulta, ya que el nuevo marco jurídico las coloca en posición de desventaja.
Es decir, que de parte del gobierno de Estados Unidos no existe la postura de impedir, en lo general, que México reforme sus leyes, sino dirimir las circunstancias en que la nueva ley coloca a los inversionistas y reclamar lo que a su derecho convenga.
AMLO también afirmó, de nueva cuenta, que Estados Unidos pretende que México renuncie a su soberanía energética. “Solicitar que cumplan ese compromiso, a exigir que modifiquen sus leyes, y que las hagan como nos conviene a nosotros, pues no, somos países soberanos, entonces cómo vamos a cambiar nuestras leyes, además, fue un acuerdo en el tratado. En materia energética es la nación la que tiene el dominio de esos bienes en México, ojalá y cambien de parecer porque aunque se vaya a un panel, no hay razón”.
Sin embargo, es falso que E.U. esté pidiendo que México renuncie a la soberanía sobre el petróleo, como ha dicho innumerables veces el presidente.
Interrogado sobre la posibilidad de que México deje el tratado, AMLO lo negó categóricamente. “Nos necesitamos mutuamente, o sea, sería muy difícil que funcionara la economía estadounidense sin la participación de México”.
El proceso de consulta dio inicio el pasado 20 de agosto, con la finalidad de solucionar las controversias entre las partes.
No es la primera vez que se realizan esta clase de consultas, y el propio AMLO lo ha dicho, señalando que no pasa nada, pero lo cierto es que esta ocasión le ha provocado intensa furia, al grado que anunció, hace unas semanas, que el próximo 16 de septiembre dará respuesta a Estados Unidos durante el desfile militar de celebración de la Independencia.
Por su parte, el canciller Marcelo Ebrard dijo, ante miembros de la Concamin, que “México no se plantearía salir del tratado. Eso, por favor, quítenselo de la mente, porque eso no existe, no lo vamos a hacer”.
Para tranquilizar a los industriales mexicanos, Ebrard dijo que “en ningún momento vamos a poner en riesgo el tratado o su futuro. No tendría sentido económico, sería ir contra lo que nos conviene, lo que hemos logrado. Se resolvió la firma ese tratado. Ponerlo en riesgo no sería inteligente”.
Sin embargo, ponerlo en riesgo es justamente lo que el presidente hace continuamente con sus abundantes insultos en contra del gobierno de Estados Unidos, que entorpecen el trabajo diplomático que realizan otros sectores del propio gobierno mexicano.
