Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 5 segundos

Por Samuel Cantòn Zetina/@SamuelCanton

No ha podido con la inseguridad, violencia y descomposición del Poder Judicial.
Y sí, se entiende que la perturbación de la paz social data de varios sexenios, y que recuperarla es una responsabilidad que los gobernadores y alcaldes deben compartir con el presidente, y no comparten.
Tampoco ha podido con el crecimiento económico, del que dependen las inversiones y los nuevos empleos, ya sea por el freno que tenía que implicar la revisión del andamiaje gubernamental, o porque la crisis se presenta global. Obrador sí ha podido, en cambio, dar batalla a la desigualdad, privilegios, corrupción e injusticias.
También reorientar el gasto público en favor de los más pobres y desprotegidos, con sus bemoles, desacuerdos, dudas, y seguramente deficiencias.
Las preguntas que la población se hace, sin embargo, es si la gente a la que ahora se auxilia con mayor énfasis valora el esfuerzo y aprovecha el empujón para superarse.
Están siendo asistidos como nunca con programas y recursos aportados por los mexicanos que trabajan y pagan impuestos.
La otra interrogante, todavía más preocupante, es si a AMLO le queda claro el límite que existe entre disponer del presupuesto para “echarle la mano” a los marginados, en el mayor porcentaje posible, y arremeter contra personas o grupos que sostienen la recaudación y hacen factible precisamente poder socorrerlos.
Hay mucho temor de que en 2020 arranque una cacería fiscal contra los que poseen más, por ese solo hecho, a fin de arrancarles otro trozo de su ingreso o patrimonio, y trasladarlo a los que enemigos jurados de la 4T identifican, simplemente, como votos cautivos. Ojalá sea falso, y el presidente mantenga el equilibrio y se atenga a la cita del Maestro: “Al César, lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios…”
Y DE MAÑANA…
¿QUÉ TANTO más tendrán que hacer las mujeres mexicanas para que los hombres del poder eviten que sean golpeadas, discriminadas, violadas y asesinadas?…