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¿CUÁNDO VOLVEREMOS A CRECER?

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Pascal Beltrán del Río/@beltrandelrio

Si usted cae a un hoyo de nueve metros y logra subir cinco rumbo a la superficie, habrá hecho un progreso, una recuperación, pero aún le faltarán cuatro para encontrarse donde estaba antes de la caída.

Diferentes cálculos prevén que la economía mexicana crecerá este año entre 4.7 y 5.5%. Cuando se comentan esas estimaciones, suele olvidarse que el país ha acumulado ocho trimestres consecutivos de nula expansión económica, de los cuales siete han sido de contracción.

El primer año completo de la actual administración, 2019, cerró con una caída de 0.1% del PIB y el segundo, 2020, fue el peor para la economía nacional desde 1932, con un decrecimiento de 8.5%. Es verdad, este último puede atribuirse, en buena medida, a las condiciones impuestas por la pandemia, pero el país ya venía montado en el tobogán cuando surgió el covid.

El crecimiento prácticamente ha desaparecido del discurso oficial, pese a que se trató de uno de los principales ofrecimientos de campaña de Andrés Manuel López Obrador.

El 21 de marzo de 2018, el entonces candidato dijo que, de ganar las elecciones, el gobierno a su cargo llevaría a México a crecer 4% anual en promedio, con una expansión de 6% al final de su sexenio. En los dos primeros años eso ya no ocurrió. Para hacer buena su promesa, el PIB tendría que expandirse más de 8% anual promedio de aquí a 2024. Y, ya le digo, el pronóstico para este año es sólo de cinco.

Señal de que hemos dejado a un lado toda esperanza de crecer es que el Presidente presuma el aumento de las remesas. Y el tema ha estado totalmente ausente de las campañas electorales. Los candidatos que no se dedican a llamar la atención bailando están concentrados en ofrecer ayudas sociales –simples salvavidas–, sin mencionar de dónde saldrán los recursos. Lo de hoy es desayunar, comer y cenar política. 

Antes de 2018 crecíamos raquíticamente, no hay que olvidarlo, pero aquellos años se ven dorados frente al actual estado de las cosas. La única esperanza para México es que la economía estadunidense se recupere rápido –ya hay algunas señales de ello, como el menor nivel de desempleo en muchos meses, dado a conocer ayer– y se fortalezca lo suficiente como para arrastrarnos y evitar que nos hundamos.

Esa puede ser la diferencia entre mantener una relativa estabilidad social y caer en un escenario como el que vive Colombia, donde una propuesta de reforma fiscal funcionó como catalizador para la expresión del malestar, sacando a miles y miles de manifestantes a las calles.

Sí, México tiene condiciones para engancharse con la locomotora estadunidense y disfrutar de un viaje gratuito –claro, mientras no se deteriore más el clima de negocios–, pero el país debiera estar para mucho más. Aspirar a ayudas sociales que, pese a la retórica del gobierno, no están llegando a todos, se ha convertido en el único sueño para millones de mexicanos.

Poder conseguir un buen empleo y hacer planes para el futuro es cada vez más el privilegio de pocos. No se escucha ahora una sola voz, ni en el oficialismo ni en la oposición, que se proponga revertir ese panorama.

BUSCAPIÉS

*La rapidez con la que la firma DNV fue lanzada al ruedo para realizar el peritaje externo sobre el percance de la L12 del Metro no es casual, tiene 25 años trabajando con Pemex. Fundada como Det Norske Veritas, en 1864, para realizar inspecciones a la flota mercante noruega, se especializa hoy en día en clasificación, certificación, asesoramiento y aseguramiento técnico en los sectores marítimo y energético.

*DNV también evalúa y ofrece soluciones en cadena de proveeduría, procesos empresariales y sistemas digitales. Desde septiembre de 2020 cuenta con un acuerdo referencial con Pemex Exploración y Producción para realizar análisis de riesgo y planes de respuesta ante emergencias. En México ha tenido operaciones en energía eléctrica y minería. Pero, en la revisión de su sitio y publicaciones, no aparece experiencia alguna en sistemas de transporte público o infraestructura urbana.

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