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DIGITALIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN EN MÉXICO

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* Mecanismo de inclusión o exclusión de la niñez

Escrito por: Blanca Elena Gómez García

Estamos a pocos días de cumplir tres años de aquel momento en que la emergencia por COVID 19 impulso la paralización de actividades en el mundo. Aunque las cadenas de producción y suministro lograron, en su mayoría, mantenerse activas, diversos negocios y actividades de gestión y gobierno tuvieron que migrar rápidamente hacia el ámbito de la digitalización, también lo hizo la educación de forma acelerada derivado de los disruptivo la decisión de la cuarentena.

Teniendo como contexto lo antes descrito, la Relatora Especial sobre el derecho a la educación recomendó reflexionar sobre la educación digital, su contenido, significado, eficiencia e impacto en la salud y educación de los niños. En el Informe de la Relatora Especial sobre el derecho a la educación, dado a conocer el 19 de abril de 2022, Koumbou Boly Barry, reconoció que, si bien, el proceso de digitalización en el sector ya había iniciado desde antes de la pandemia “[…] en forma de teléfonos inteligentes; computadoras […], tabletas y[…]; proyectores; pizarras interactivas; sistemas inteligentes y robots; plataformas; solicitudes; juegos, y realidad virtual, así como en el uso de la minería de datos y de algoritmos con fines educativos” (Asamblea General, 2022), el contexto internacional de emergencia y cuarentena aceleró su incorporación en el sistemas de enseñanza.

Según datos de UNICEF, 114 millones dejaron de asistir a las aulas a las pocas semanas de declarada la emergencia mundial por la pandemia de COVID 19. La transición no fue sencilla, ya que temas como la pedagogía de enseñanza, el seguimiento efectivo al aprendizaje del alumnado, las condiciones del trabajo docente, así como los procesos de evaluación de aprendizaje tuvieron que ser adaptados rápidamente para iniciar las sesiones virtuales.

Lo anterior, abrió espacios de discusión política sobre los impactos de la digitalización en la educación y el papel del docente. La conclusión compartida fue que la digitalización de la educación debe ir acompañada de una importante inversión en el factor humano, pues se reconoce que los docentes siguen siendo esenciales para la aplicación del derecho a la educación, ya que son ellos quienes diseñan los contenidos y los transmiten de forma pedagógica al alumnado.

En México, según el “Estudio de educación en línea en México 2021”, presentado por la Asociación de Internet MX (AIMX) y OCCMundial, la situación económica fue el factor principal para el abandono escolar, y es que, durante la pandemia el 37% de los estudiantes pausó sus estudios, de ese porcentaje, 5 de cada 10 lo hizo por falta de dinero y 2 de cada 10 por temas de salud personal o de sus familiares.

Aunado a lo anterior, según datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2020 indican que 72% de la población mexicana de seis años y más utilizó internet, aun hoy 28% de la población no tiene acceso al mismo. Aquí es importante detenerse un poco, ya que los dos grupos con mayor acceso a internet fueron las personas de entre 6 y 17 años (25%), seguidas de las personas de entre 25 y 34 años (19%), y las personas de entre 35 a 44 años (16%). Esto quiere decir que la población de niños y jóvenes en educación básica fue el grupo más numeroso. Sin embargo, el uso de internet se concentró en áreas urbanas con 70.8 millones de usuarios. Los hogares de estrato alto tuvieron mayor acceso a internet con 9 de cada 10 personas, mientras que los hogares en el estrato más bajo tuvieron el menor acceso, con casi 3 de cada 10 personas. Esto deja patente la existencia de condiciones estructurales de desigualdad de acceso a internet.

Otro factor determinante en términos de acceso, tiene que ver con el número de equipos de cómputo con que contaban los hogares, pues muchas veces, solo se contaba con una computadora en casa que debía ser usada por los padres y madres trabajadoras, y los hijos estudiantes inscritos en diferentes niveles de educación. Así, previo a la pandemia: 6 de cada 10 alumnos estudiaban de manera presencial, 30% en línea y 11% en modalidad mixta, durante la pandemia el 85% de los alumnos estudiaron en línea, 5% en modalidad presencial y 10% en modalidad mixta, para los siguientes 12 meses a la reactivación de actividades 4 de cada 10 alumnos optó por la modalidad mixta, 35% en línea, 24% de manera presencial.

De esta forma, sí bien la educación en línea se ha convertido en una gran alternativa para ampliar el acceso a un derecho fundamental como lo es la educación, por el costo tan bajo que implica para el usuario, así como la comodidad de evitar los traslados a los centros escolares, aun existen retos fundamentales que deben ser abordados. El principal está relacionado con el acceso, es importante garantizar, no solo el acceso a internet, sino también a los insumos y dispositivos necesarios para su uso. Otro reto está vinculado con la formación de profesores que, sin duda alguna, siguen siendo piezas fundamentales para el desarrollo de materiales pedagógicos adecuados para todos los niveles educativos. Estos temas deben ser atendidos desde el diseño oportuno de una política pública que reconozca la inevitable transición hacia la era digital, y lo haga con un enfoque de promoción de derechos.

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