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EL ALCALDE MERA OLGUÍN INCENDIA PROGRESO TRAS ACUSAR A FEMINISTAS DE COMPLOT

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*  Lejos de sumarse al reclamo de la sociedad hidalguense que clama justicia por el feminicidio perpetrado contra la joven doctora, Beatriz Hernández, el edil de Progreso de Obregón, se obstina en defender la tesis de suicidio para encubrir la brutalidad de sus elementos policiales; además, acusa a funcionarios locales y grupos feministas de “fuera” de estar detrás de un supuesto complot político. Ante el clima de violencia e inestabilidad en ese ayuntamiento, Armando Mera debe ir pensando en presentar su renuncia por inepto

Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010

Especial de Expediente Ultra

Más de 50 por ciento del recinto del Ayuntamiento de Progreso de Obregón quedó reducido a cenizas como consecuencia de una indignada manifestación de grupos feministas y pobladores, furiosos ante la prepotencia y desfachatez del alcalde Armando Mera Olguín, quien se ha dedicado a manchar la memoria de la joven doctora Beatriz Hernández, en lugar de aclarar las turbias circunstancias de su muerte

En este caso, fue una reacción perfectamente previsible ante una autoridad municipal empecinada en sostener la historia urdida por autoridades policíacas, de «un suicidio»; desde todos los ángulos inverosímil desde el punto de vista médico-científico.

Con una opinión pública masivamente en su contra exigiendo justicia, el alcalde Mera solo atina a señalar «conspiraciones políticas» y llega al extremo de acusar en comunicado oficial (o al menos, membretado) al Secretario de Gobierno, Simón Vargas Aguilar como cabeza de los abigarrados grupos sociales que ya exigen su renuncia inmediata al cargo.

Y en una clara ignorancia de la equidad de género, acusa a “feministas” de fuera, como parte de los ataques en su contra. El pollino no sabe que la corriente feminista es una ola a nivel mundial.

El pasado viernes transcurría en la calma bucólica de los pueblos hidalguenses en Progreso de Obregón, pero minutos después de las cuatro de la tarde, de pronto un grupo de aproximadamente 800 personas se apostó frente al edificio del Ayuntamiento.

Eran colectivos feministas y pobladores de la zona, unidos en la oleada de indignación levantada en las últimas 24 horas, cuando las redes sociales comenzaron a difundir el video donde la doctora Hernández era subida a una patrulla con lujo de fuerza por una fornida mujer policía, quien no hacía caso de las protestas de testigos.

La brutalidad policiaca no le pidió nada a la empleada hace unos meses en Tulúm, donde murió una migrante centroamericana.

La doctora Beatriz Hernández, de 29 años, participó en un choque de vehículos sin lesionados, lo que se resuelve con un acuerdo entre las partes, pero la policía municipal decidió llevarla a los separos, donde fue a verla su padre, don Cirilo Hernández y 15 minutos después de que éste se retiró del lugar, la doctora apareció muerta en una clínica cercana al recinto policíaco.

En lugar de abrir de inmediato una investigación, el alcalde quiso proteger a los agentes involucrados y el asunto escaló al gobierno del estado, donde se decidió tomar el toro por los cuernos con la detención de siete agentes, acusados de feminicidio y abuso de autoridad.

Minutos después de la llegada del primer contingente, otro nutrido grupo de personas se les unió y juntos hicieron una marcha hacia la cuadra contigua al mercado municipal, con un alto en la clínica donde la doctora fue declarada fallecida y regresaron hacia el edificio municipal.

Para entonces el número de asistentes había crecido considerablemente y el grito colectivo exigía la renuncia inmediata del alcalde, ausente en ese momento, no solo del edificio, sino quizá del municipio.

Comenzaron a pintar proclamas contra las autoridades municipales, la policía y diversos funcionarios; minutos después irrumpieron en el edificio, tomaron las sillas del Salón del Cabildo y las arrojaron a la calle, junto con otros objetos y papeles con lo que hicieron una gigantesca hoguera.

Las feministas hicieron tañer las campanas y más pobladores acudieron a sumarse a la protesta. Tomaron muebles y los arrojaron por el balcón. Para entonces, el primer piso ardía por todos lados.

Frente al fuego, los participantes ya sumaban varios miles y se pusieron a cantar el himno nacional.

LAS «CONSPIRACIONES” DEL ALCALDE MERA

El alcalde Mera actuó de la misma forma que desde el inicio del conflicto. Emitió otro «comunicado», membretado pero sin firmas, con las mismas fallas ortográficas, de sintaxis y de simple coherencia, que transcribimos íntegro:

«El gobierno municipal lamenta profundamente los hechos ocurridos el día de hoy en nuestro municipio y que culminaron con la destrucción del patrimonio de los progresénses (siiic), es muy triste ver como lo que con el trabajo de generaciones enteras construyeron es consumido por el fuego y el vandalismo de grupos activistas de nuestro municipio, como el que dirige la regidora Raquel Cerón, el grupo del Delegado de Gobernación, Narciso Gutiérrez, el grupo del ex candidato Daniel barrera (sic), los ex trabajadores del Ayuntamiento del ex presidente Raúl Meneses, el grupo del Lic. Jonás Olguín y también grupos feministas de fuera. Es inadmisible lo ocurrido, solicitamos la intervención del presidente de la república (sic), el Lic. Andrés Manuel López Obrador, ya que estos hechos fueron incitados y organizados desde la Secretaría de Gobierno del Estado de Hidalgo, por el Secretario de Gobierno, Simón Vargas».

Así las cosas, el alcalde de membrete, ante su falta de capacidad política, de sensibilidad humana y falta de valía ha creado la tormenta perfecta en su insipiente administración. Acusa, señala y excusa sus culpas; intenta rasgarse las vestiduras ante la ira de sus gobernados. Nadie le defiende, nadie lo escucha, y mucho menos, ningún compañero de corriente política ha sacado la cara por el “alcalde” Mera, que hoy se ha convertido en una piltrafa, siempre lo fue, humana. Sin duda, miles desean que Mera Olguín regrese a hacer tortillas a su negocio. Su ineptitud solo tiene una salida para apaciguar el incendio provocado por él mismo: su renuncia.

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