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Por Aurelio Contreras Moreno / @yeyocontreras
Aunque poco quedaría ya por agregar al resultado de las pasadas elecciones del 6 de junio, valdría la pena analizar el papel que la violencia terminó desempeñando para entender por qué se ganó y se perdió en cada caso.
En su Séptimo Informe de Violencia Política en México para el Proceso Electoral 2020-2021, la consultora Etellekt incluye una serie de datos que, entre otras cosas, permite concluir que la violencia política fue determinante en estos comicios y seguramente influyó en el sentido de los resultados.
Abarcando como periodo de análisis del 7 de septiembre de 2020 al 6 de junio de 2021, Etellekt registró que el proceso electoral finalizó con mil 66 agresiones en contra de políticos y candidatos, con un saldo de 954 víctimas de diferentes delitos. El porcentaje es 38 por ciento mayor al del proceso electoral 2017-2018.
Del total de agresiones, 112 se perpetraron contra oficinas partidistas, grupos de militantes y grupos de electores en los centros de votación.
Del total de víctimas, 611 fueron hombres y 343 mujeres; 693 de las víctimas competían para cargos de elección popular y 75 por ciento eran opositores de sus respectivos gobiernos estatales
En cuanto a asesinatos, las elecciones terminaron con un total de 102 homicidios contra políticos, de los cuales 36 eran aspirantes y/o candidatos; 87 eran hombres y 15 mujeres.
Un dato relevante es que la violencia se recrudeció en los días previos a la jornada electoral. El informe de Etellekt señala que durante los primeros seis días de junio se cometieron 209 agresiones o delitos contra políticos y electores, lo que representa 35 agresiones diarias tan solo en ese periodo, así como el 20 por ciento del total.
Los estados con los mayores incrementos porcentuales de delitos políticos fueron para no variar Veracruz, así como Campeche. En la entidad veracruzana se registró un incremento de 280 por ciento respecto de la elección federal anterior, con un total de 152 delitos de esta naturaleza. Pero según las autoridades, los índices de criminalidad van a la baja.
Además, Veracruz se colocó en los primeros lugares entre los estados en los que hubo el mayor crecimiento porcentual en cuanto a víctimas de homicidio doloso contra políticos, con un aumento de 125 por ciento. Así por las “buenas”, ¿cómo no iba a ganar todo el partido en el gobierno?
Un dato también ilustrativo es que 34 por ciento de los delitos contra políticos (361) se cometieron en municipios gobernados por Morena, seguido de los municipios panistas con 200 agresiones (19 por ciento).
Etellekt Consultores destacó que mientras las autoridades federales no realizaron un trabajo de evaluación de riesgos que permitiera adoptar medidas preventivas contra la violencia política, las autoridades estatales “actuaron de manera reactiva y fueron incapaces de prevenir ataques que costaron más vidas humanas”, y a su vez las fiscalías estatales “no han presentado avances en el esclarecimiento de la mayoría de los crímenes, y en la medida que el tiempo transcurre, aumenta el riesgo de que terminen en el olvido”.
De igual manera, la empresa puntualizó que “no fue afortunada la manera en que el Ejecutivo federal optó por invadir la esfera de competencia de las autoridades locales al señalar avances que solo corresponde a las fiscalías de los estados desarrollar e informar”.
“El Ejecutivo federal advirtió en diversas ocasiones que se trataba de delitos perpetrados por el crimen organizado, prejuzgando sobre la naturaleza de los delitos”, ante lo cual el presidente Andrés Manuel López Obrador “obstruyó la justicia, pues descarta otros probables móviles que la autoridad ministerial debe investigar, incluida la motivación política de los mismos”.
Etellekt sentencia que “en la medida que continúe siendo comprometida la seguridad de los candidatos y ante la altísima tasa de impunidad que impera”, lo que prevalecerá es la reproducción del “círculo vicioso de la violencia, que permite apartar por la fuerza a las personas que compiten por cargos de elección, violando sus derechos humanos y políticos, así como los de las personas que acuden a las urnas”.
“El correlato de la violencia política –enfatizaron- no puede ser otro que la integración de gobiernos que potencialmente actúen fuera de la ley y violenten sistemáticamente los derechos humanos, socavando con ello los fundamentos de nuestro régimen democrático”.
Y así fue como ganaron las elecciones en el resto del territorio nacional.
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