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EL LÍDER DE LA FSTSE SE OLVIDÓ DE LOS TRABAJADORES DE SALUD DEL ÚNICO

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Joel Ayala, como titular del Directorio abandonó a los trabajadores de la Rama Médica del SUTGCDMX

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*  Mientras Joel Ayala Almeida, exigió a las autoridades federales dotar de equipos de seguridad e insumos necesarios a los trabajadores del sector salud federal, en su calidad de titular del Directorio del SUTGCDMX, se cruza de brazos ante la situación de alto riesgo que enfrentan los sindicalizados de la Rama Médica: ya falleció una enfermera del Hospital  Enrique Cabrera y ante la falta de  representación sindical, las autoridades pisotean los derechos de quienes laboran en los diversos nosocomios de la ciudad, poniendo en riesgo su vida

La Esquina del Movimiento

Por Guiseppe Gatopardo

Especial para Expediente Ultra

Al agudizarse la pandemia del Covid-19 en los centros hospitalarios públicos del país, y en especial de la CDMX, salen a flote las secuelas de conflictos y ambiciones sindicales donde los trabajadores están pagando hasta con sus vidas, las consecuencias de criminales apatías.

Griselda Damián Mateos descanse en paz

En la madrugada del pasado primero de abril falleció en el Hospital 20 de Noviembre del ISSSTE, la enfermera Griselda Damián Mateo, luego de ser atendida de manera tardía, pues apenas dos días antes fue ingresada como paciente grave de Coronavirus. Adscrita al área de urgencias en la llamada velada nocturna en el Hospital Enrique Cabrera, perteneciente a la Secretaría de Salud capitalina y cuyos trabajadores de base están afiliados al Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la CDMX (SUTGCDMX), Griselda rogó diez días antes de su muerte  al Jefe de Enfermería de ese nosocomio, Francisco Yescas Yescas, le permitiera ir al ISSSTE pues se sentía muy mal de salud.

Según algunos de sus compañeros de trabajo que podrían estar en el mismo riesgo mortal, el funcionario se negó de manera tajante a tal petición, advirtiéndole que no había permisos de ninguna índole ni el otorgamiento de días económicos. Hasta que ya no pudo más, la enfermera Damián se presentó en el centro de especialidades pero ya era demasiado tarde,

Alto riesgo de contagio en el Hospital Enrique Cabrera

Dos elementos tienen que valorarse como orígenes de esta tragedia: la criminal actitud, o inaceptable ignorancia de Yescas hacia una trabajadora que estaba en alto riesgo por la emergencia sanitaria que aqueja a todo el país y que, más grave aún, no contó con el equipo necesario para salvaguardar su salud y su vida.

Por increíble que parezca, durante ocho días que la occisa debió laborar enferma y sin la protección necesaria, expuso de manera directa a sus compañeros del hospital y a su propia familia al contagio. Y en casos como este deceso, no bastará con rendirles un justo homenaje a estos héroes de la salud. No, debe castigarse a los responsables de obligarlos a trabajar sin los implementos necesarios para salvaguardar su vida. Y a quiénes teniendo la obligación de defenderlos como trabajadores, no lo hacen.

Desde enero pasado y de manera reiterada, los trabajadores del Enrique Cabrera –como otros tantos miles de decenas de centros hospitalarios del país–, salieron a las calles a exigir a las autoridades se les dotara de los insumos y equipos suficientes, ante el problema de salud que estaba por venir.

Ninguna autoridad los tomó en cuenta, pero tampoco sus dirigentes sindicales que desde enero pasado se enfrascaron en un conflicto que ya va para tres cuarentenas y donde el presidente provisional del Directorio y líder de la FSTSE, Joel Ayala Almeida, que al asumir el cargo se responsabilizó de velar por los derechos y necesidades de los trabajadores del Único y, por añadidura de las Secciones 12 y 13 de la Rama Médica, también los dejó abandonados a su suerte.

Las cosas cada día están peor porque, en efecto, ni autoridades ni dirigentes se ponen las pilas para auxiliar a los sindicalizados de esta área que están padeciendo toda serie de abusos y anomalías, donde funcionarios se pasan por el arco del triunfo las propias disposiciones del gobierno federal, donde se ordenó el irrestricto cumplimiento de  protocolos como enviar a sus casas a los trabajadores burocráticos que aún laborando en áreas estratégicas y vitales como los centros hospitalarios sean mayores de 60 años, presenten insuficiencia renal, hipertensión arterial o diabetes y, por ende, sean más propensos al contagio.

A LA ESQUINA DEL MOVIMIENTO llegó otra denuncia del Hospital Pediátrico de Legaria, también perteneciente al Sector Salud de la CDMX. En este caso, la Directora Angélica Martínez Huitrón, se ha negado de manera tajante a enviar a descansar a una veintena de trabajadores que cumplen con este perfil de alto riesgo para su salud. Personas de la tercera edad a las que les ha dicho que le valen las disposiciones, pues necesita gente y “háganle como quieran”. La funcionaria se dice protegida de su jefe inmediato, el doctor Arturo Barreiro Perea, Director General de Prestaciones de Servicios Médicos y Urgencias, quien tampoco se ha preocupado por cumplir con las disposiciones emitidas desde el Consejo Nacional de Salud y hasta publicadas en el Diario Oficial.

Pero mientras los sindicalizados de la Rama Médica de la Ciudad de México se encuentran indefensos en medio de una mortal vorágine, el Presidente del Directorio y máximo líder de la FSTSE, asume la defensa de los empleados de salud, pero del sector federal; los pertenecientes a su feudo y alma máter política, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA), encargado desde hace dos décadas a su sobrino, Marco Antonio García Ayala.

En una entrevista concedida a Ciro Gómez Leyva, Joel Ayala denunció la falta de insumos y equipos en los hospitales del sector federal y, de paso, exigió otorgar en esta contingencia el mayor número de plazas a los dos sindicatos de esta rama, afiliados a la FSTSE, el SNTSA y el SNTISSSTE. De hecho, hasta amenazó con parar las laborales de sus agremiados si no les dotaban de guantes, tapabocas de alta densidad, mascarillas, lentes y batas desechables, a todo el personal factible de contagio, incluido el personal administrativo de recepción de pacientes en los hospitales

Desde enero exigieron insumos, nadie les hizo caso

Llama la atención que durante la charla telefónica con el comentarista de Radio Fórmula, el líder de la FSTSE se desprendió de sus obligaciones inherentes al cargo de presidente del Directorio del Único y no mencionó en lo absoluto los graves problemas y riesgos de contagio de los sindicalizados de la Rama Médica en la CDMX.

A pregunta expresa de quiénes eran los trabajadores del sector salud a los que debía garantizarse esta seguridad, dijo: “En el ámbito nuestro, a la Secretaría de Salud y al ISSSTE”, y reiteró que tales equipos deberían entregarse para “blindar” tanto a enfermeras como médicos, camilleros, así como al personal administrativo de admisión.

Bien por Joel, pero que mal para los sindicalizados del sector salud del Único, que como Griselda Damián Mateos no entran en las prioridades del titular del Directorio Provisional, en estos momentos de emergencia sanitaria. Cual náufragos asidos a una tabla a mitad del océano, ven absortos la posición indolente que asume ante su desesperación, quien se comprometió a velar por la defensa de su seguridad y sus derechos sindicales, cuando protestó el cargo, en enero pasado.

Y la duda de colofón: ¿Si Ayala Almeida se cruza de brazos, qué espera el resto del Directorio para actuar? La vida de sus compañeros está en riesgo y no se vale acatar dócilmente “líneas” de viejos estilos acostumbrados a ver por su santo y no por el bienestar de los trabajadores.

La responsabilidad histórica está en sus manos. Y si no la asumen ¿con qué cara saldrán mañana a pedir su voto a los sindicalizados y mirarlos  siquiera a los ojos?

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