Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 57 segundos
* Los registros sindicales, con sus excepciones, están en manos de mafias y gángsters sindicales que violentamente se han apoderado de las organizaciones, bloqueando la libertad y democracia sindicales
Por Salvador Ramos Bustamante
Especial para Expediente Ultra
Desde hace más de tres décadas se iniciaron varias reformas políticas para renovar formas y fijar nuevas reglas para los actores e instituciones políticas. El sindicalismo y los sindicalistas, quedamos fuera de las nuevas reglas; es hasta ahora que se acerca el momento de grandes cambios en el movimiento sindical, la oportunidad de abatir rezagos y combatir las distorsiones que fueron impulsadas desde el poder político.
La cuarta trasformación a la que convoca el presidente electo AMLO, reiteradamente plantea la justicia laboral y la democracia sindical como instrumentos para abatir la desigualdad social, las injusticias y la trasformación de los sindicatos, como instrumentos de lucha de los trabajadores.
La realidad es que más del 90 por ciento de los contratos colectivos de trabajo son de protección, no se revisan y no permiten mejorar las condiciones laborales y de vida de millones de trabajadores.
Los registros sindicales-con sus excepciones- están en manos de mafias y gángsters sindicales que violentamente se han apoderado de las organizaciones, bloqueando la libertad y democracia sindical; obviamente con el contubernio con empresarios, abogados patronales y funcionarios públicos corruptos.
Está en marcha una reforma laboral que elimine las reformas neoliberales impulsadas en los gobiernos de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto y que responda al convenio 98 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), recientemente ratificado por el Senado de la República y al tratado comercial de nuestro país con los Estados Unidos y Canadá.
La única forma de que AMLO cumpla su palabra de justicia laboral y democracia sindical, es incorporando a la reforma laboral, el artículo 354 bis, para permitir que los trabajadores de cada centro de trabajo, público, privado o social, puedan constituir coaliciones para asumir la defensa de sus derechos laborales y sindicales.
Con un reglamento que establezca cuatro elementos como requisitos: convocatoria de los trabajadores, padrón de todos los que laboran, con excepción de los directores y jefes departamentales, datos del centro de trabajo y solicitud a la Secretario del Trabajo y Previsión Social (STyPS), de un representante que dé fe de la asamblea, con voto secreto y directo; entregando la dependencia el reconocimiento de inmediato, teniendo los trabajadores la libertad de afiliarse a los sindicatos locales o nacionales, federaciones locales y nacionales.
Esta reforma, significa reintegrarles el derecho y los mecanismos legales para ejercer la libertad sindical, desde la base, pudiendo construir una organización sindical piramidal y horizontal de acuerdo a las características y circunstancias de los centros de trabajo y, desde luego, eligiendo democráticamente a sus representantes con voto secreto y directo.
Para los sindicatos democráticos esta estrategia será una nueva forma de división del trabajo sindical, fortaleciéndose y legitimando una importante actividad organizativa, para la defensa de los intereses de los trabajadores.
Para las mafias gangsteriles, sindicatos blancos y patronales, representan veneno para sus prácticas antidemocráticas y dejarán de obstruir la justicia laboral y la democracia sindical.
En los próximos días un importante grupo de sindicalistas, abogados laboralistas, estudiosos y activistas sociales y políticos, presentaremos una comunicado al presidente electo, a los funcionarios futuros de la STyPS, a los senadores y diputados y a la opinión pública en apoyo de esta reforma.
Si estás interesado en firmar este documento, envíanos tus datos y organización a los correos:
srbqroo23gmail.com
mfuentesmuñiz@gmail.com
morenaquintanar@outlok.es
varf_05@yahoo.com.mx