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CD de México, 19 de agosto de 2015 (agencia acento) Elba Esther Gordillo bien puede estar cometiendo el segundo peor error más grave de su vida política: el primero, cuando desafió al poder de poderes en México, al tener expresiones como “aquél que anda en Europa” y otros mayores como no someterse a su autoridad.
El segundo, repetir ahora un desafío. El de delatar conductas del poder con acuerdos con ella y que Elba Esther prometió guardar.
En momentos que el poder que la elevó (el poder presidencial de 1989); en momentos en que el poder que la encarceló la puede liberar (el poder del presente), ella vuelve a desafiarlo.
El poder que está por “exonerarla” y dejarla libre, puede recular.
Mañana se verá hasta donde a La Maestra la pierde ese paso o, aun así, ella se va a casa.
“Voy a regresar, Ciro, voy a regresar”, dijo al filoso columnista, Ciro Gómez Leyva, de El Universal y Radio Fórmula, quien ha emprendido la defensa, no de Elba Esther, sino al derecho de presunción de inocencia a todo detenido, y por tanto de ella.
Gordillo declaró en algún momento que no saldría, salvo exonerada o con los pies por delante.
Remarcó a Ciro que “para mí es mucho más importante obtener las sentencias que me declaren inocente por los delitos inventados” y hasta amenazó.
Advierte que la están orillando a romper el acuerdo de guardar en secreto los acuerdos de ella con el alto poder
Ese poder o sus operadores, se opusieron al derecho a la información el lunes 17; no querían que la audiencia judicial fuera pública. El juez respectivo, Alejandro Caballero Vértiz, ordenó –sin éxito del todo; la PGR invadió el pequeño espacio con agentes, para impedir lugar a periodistas- que sí se diera acceso a los medios. Solo entraron cuatro cámaras. Elba Esther no estuvo físicamente presente.
La Procuraduría General de la República intentó el viernes impedir que la actuación ante el juez federal,
El juzgador corrigió a los fiscales federales que buscaban vetar a la prensa. Argumentaban un posible “daño moral” a la maestra, al ser exhibida ante los medios.
Procesalmente, el juez puede acatar jurisprudencias de la Suprema Corte y mañana podría emitir un acuerdo de liberar a la otrora mujer más poderosa del país, hoy aparentemente tan vulnerable a sus 70 y una docena de males, como insuficiencia renal y otros.
Autorizarle la prisión preventiva a la maestra le significará el sueño más acariciado en 30 meses de encierro en 20 metros cuadrados. Sobre todo, a quien tiene mansiones en las que cabría la prisión de Santa Marta, en conjunto.
Ahora, si ella puede no recibir ese beneficio que le concede la ley, más no la PGR.
Elba Esther ya fue juzgada y condenada por la vox populi: la liberen o no, la decisión que se tome, esa no escapara a una condena o porque se va o porque se queda.