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* El abanderado de Morena se desfondó en el voto por voto y ahora pretende colgarse de los acertados resultados del Consejo Municipal de Pachuca, para no desaparecer del escenario de la política local
Por Antonio Ortigoza Vázquez
Bien dice el refrán: “El modo de jugar revela algo del jugador; su forma de perder, lo revela todo”-
Mal candidato, pésima campaña, errores graves, condujeron al candidato de Morena a la presidencia municipal de Pachuca hacia una derrota aplastante. Hoy, más que un cadáver político, Pablo Vargas es un zombie en funciones de alma en pena, que clama en la cercanía del Día de Muertos: ¡Aaayyyy, mis votoosss¡
La nominación se decidió en la capital de país, específicamente en la Secretaría de Hacienda, y se creyó que eso le daría una fuerza suficiente para ganar porque los triunfos de Morena en 2018 nublaron de tal manera el entendimiento de la dirigencia, que llegaron a un grado tal de dar por hecho de que «la marca», por sí sola, «colocaría el producto».
Y lanzaron un producto de mala calidad con una marca desgastada.
Sin idea de una campaña política, todo fueron ocurrencias. Vargas rechazó negociar con personas y grupos sociales que podían apoyarle, y cerraba los oídos a todo consejo sensato.
Cuando era notorio que la campaña se descarrilaba, los incondicionales comenzaron a manejar la peregrina tesis de que la positiva tarea desarrollada por Tania Meza Esparza en la presidencia del Concejo Municipal Interino de Pachuca redundaría en apoyo de la campaña de Vargas.
Pero resultó evidente al final, que los votantes supieron ver que nada tenía que ver el excelente desempeño del Concejo, literalmente sin presupuesto, que en tiempo récord pudo presentar buenos resultados, con la campaña de un candidato torpe, aislado, dando tumbos en su campaña.
Tania demostró capacidad para trabajar en equipo, al saber escuchar opiniones útiles y respetar señalamientos críticos.
Y ahora Pablo Vargas arremete contra la prensa pachuqueña, contra los críticos internos y externos, y en el modo más absurdo imaginable, intenta presentarse como «figura política» de Morena.
No parece que en su partido le tomarán realmente en serio. Aunque nunca se sabe. Por cierto que ya se habla que su hijo putativo será desplazado en el gabinete por Raquel Buenrostro, lo que para el catedrático será la puntilla.
Ya demostró que además de mal jugador, no sabe perder. Y eso ya lo dejó muy mal parado y bastará un soplido para verlo caer.