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* El próximo 17 de octubre surgirá el nombre del sucesor de Gilberto García Santamaría, que dejó el cargo tras haber trascendido en los medios el plagio cometido en su tesis para obtener su maestría; empero, la terna final incluyó a aspirantes que representan el continuismo y los vicios heredados por el ex director
Por Ignacio León Montesinos
Especial de Expediente Ultra
De acuerdo a los tiempos establecidos, el lunes 17 de octubre emergerá de la Junta de Gobierno (JG) de la UNAM el “humo blanco” anunciando el nombre del nuevo director de la FES Aragón luego de quedar integrada la terna de finalistas: Saleme Latiffe Ordóñez, Eligio Cruz Leandro y Fernando Macedo Chagoya.
Bastará con el voto de ocho de los “15 notables” que integran la JG para que la comunidad aragonesa se entere de quién habrá de enderezar o empeorar la situación de letargo académico y opacidad administrativa que caracterizó la gestión del “renunciado” Gilberto García Santamaría González, doctorado en las malas artes académicas de copiar y pegar, o mejor dicho, de fusilarse trabajos académicos para alcanzar su ahora dudosa “maestría”.
Desde finales del pasado año, profesores integrantes del Claustro de la FES Aragón, buscaron la forma de hacerse oír en la Torre de Rectoría para exponer el vergonzoso asunto del plagio cometido por Santamaría González. Las autoridades de nuestra Máxima Casa de Estudios tuvieron que ver el asunto plasmado en los medios para voltear la vista a una ignorada y abandonada FES Aragón, enterándose de cómo se las gastaba su director que, para su desgracia, se vio de pronto inmerso en el contexto periodístico de otro escándalo de mayores dimensiones políticas y en el que la Universidad Panamericana pidió su “opinión técnica” a la UNAM sobre el plagio cometido nada menos que por el Presidente Peña Nieto en su tesis de titulación. Para evitar una mayor vorágine mediática, su cabeza debió rodar.
Apenas conocida su renuncia, se emitió la convocatoria para sucederlo brotando como conejos en chistera de mago infinidad de aspirantes, 36 para ser un poco más exactos, se formaron en la fila de la sucesión, de los cuales 29 comparecieron ante el Secretario General de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas y llegaron hasta la oficina del rector, Enrique Graue Wiechers, sólo diez de los apuntados. Al final, quedó la terna ya mencionada que, todo indica, demuestra la falta de interés tanto de Graue como de Lomelí, por analizar con detenimiento el perfil académico y el plan de trabajo de los aspirantes.
¿Por qué lo decimos? Por la sencilla razón de que tal pareciera que la mayoría de los candidatos estuvieron más interesados en llegar al puesto que en plantarse de cara a la comunidad aragonesa para escuchar de viva voz los problemas que le aquejan, exponiendo sus proyectos de trabajo y sus propuestas. No es exagerado afirmar que a los estudiantes y profesores, tan importante proceso de sucesión les pasó de noche.
Seguramente que los integrantes de la Junta de Gobierno que habrá de decidir el futuro mediato de la FES Aragón no se enteraron de los métodos de “adhesión” empleados por aspirantes como el finalista Fernando Macedo Chagoya, Jefe de la División de Ingeniería y cercano colaborador del depuesto Santamaría, a quien le debe el cargo.
Resulta que apenas se conoció la convocatoria y para recolectar el mayor número de firmas a su favor entre el estudiantado, Macedo echó mano de alumnos de las carreras de ingeniería y arquitectura que aleccionados al más puro estilo corporativo del agonizante priísmo, fueron enviados a realizar proselitismo a su favor hasta en los días sábados y fuera del plantel, a las aulas donde se imparten cursos de idiomas del programa de educación continua, prometiendo no despensas sino becas a cambio de obtener las ansiadas rúbricas, como si su otorgamiento en la Máxima Casa de Estudios, dependiera de los caprichos de tal o cual funcionario o aspirante. ¿Es acaso la UNAM el apéndice de algún partido político? ¿Caerá la junta de gobierno en tan burdo garlito?
Situaciones como esta no auguran nada bueno para la FES Aragón pues resulta francamente inconcebible que las autoridades universitarias hayan ignorado la experiencia y antecedentes académicos de profesores como Ricardo Ramírez Brun, con doctorados y extensa obra publicada que ni siquiera pasó el filtro para charlar con el rector.
¿Hay más méritos en el copiar y pegar que en ejercer una legítima función académica? ¿Cuáles son los parámetros que fueron tomados en cuenta en la Torre de Rectoría para aplicar los filtros a los aspirantes y cuál será el criterio que prive entre los miembros de la Junta de Gobierno para emitir su decisión final? ¿Será acaso que los cargos en la Máxima Casa de Estudios obedecen a intereses políticos que en nada toman en cuenta los planes de trabajo ni los méritos profesionales?
De los integrantes del Claustro de la FES Aragón que dio la batalla para la caída del corrupto Gilberto García Santamaría, sólo llegó como finalista el maestro en economía, Eligio Cruz Leandro; la otra integrante de la terna, Lattife Ordoñez, del área de Relaciones Internacionales, la comunidad aragonesa la ubica como la pareja sentimental del que fuera director del plantel en el periodo 1986-1990, Sergio Guerrero Rosas. Su hermana Noemí Mayra, también se anotó entre los aspirantes.
Lo que acontece en la sucesión de la FES Aragón trae nuevamente a la palestra de los debates universitarios la necesidad de buscar mecanismos que garanticen sistemas de elección más abiertos, transparentes y democráticos en la Máxima Casa de Estudios, donde se refleje en sentir de la comunidad y se garantice una rendición de cuentas de sus funcionarios. Valga concitar en este contexto lo expuesto por el doctor Graue, cuando en su proyecto de trabajo como aspirante a la rectoría, señaló: “Creo poder afirmar que hoy, Estado y sociedad, nos reconocen y respetan como una institución autónoma, con conciencia crítica y de pensamiento independiente…”
Y en efecto, la UNAM sigue siendo un referente y valladar de la educación pública en México. De ahí la importancia de actualizar sus métodos de elección donde se reflejen esa “conciencia crítica y pensamiento independiente” que enarboló como sus banderas el hoy rector. ¿Quedará su compromiso guardado en el baúl de los buenos deseos?
Lamentable será enterarnos que tras aparecer el humo blanco, el continuismo y los intereses creados en la FES Aragón permanezcan intocables, pues de ser así, vicios como el colocar en sitios estratégicos a incondicionales que no reúnen el perfil académico requerido pero sumisos a los designios del director, la entrega de plazas de tiempo completo por dedazo, así como el manejo de recursos y proyectos en la más absoluta opacidad, seguirán anclando el desarrollo integral del plantel.
LA FES Aragón no se merece quedar relegada y como el “patito feo” de la Máxima Casa de Estudios. Ojalá los miembros de la Junta de gobierno piensen bien antes de emitir su decisión.