Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 15 segundos
Por Samuel Cantón Zetina / @SamuelCanton
De veras que los tabasqueños son algo serio… más bien, muy poco serios…
Están viendo cómo está el asunto de los muertos y la violencia, y (algunos) tuvieron la genial idea de decorar las puertas de sus casas, para Halloween o el Día de Muertos, ¡con encostalados de mentira!
Ya se puede uno imaginar el arguende que armaron los vecinos y de qué manera la historia del colgado corrió, como reguero de pólvora, en las dichosas redes sociales…
Apenas se acabada de dar la marcha de los estudiantes de la UJAT por el acribillamiento de la ejemplar alumna Estefany Alvarez García, a manos de un comando de sicarios, cuando los bromistas preparaban el sustote.
Por los rumores y chismes, en Tabasco ya no se sabe qué es verdad y que es invento o falso…
Lo que sí es seguro es el miedo de la gente por estar en el lugar equivocado, en mala hora y con gente sin entrañas…
Lo peor es que el difunto de trapo movilizó a la policía en dirección a la puerta del terror, todo para que los uniformados se encontraran con que no había cuerpo del delito, ni delito que perseguir, salvo el macabro humor -no castigable- con que la chocada puso a rezar al vecindario…
El episodio sacó carcajadas de miles de cristianos, y sirvió -de paso- para que se pitorrearan de los polis que atendieron la dizque llamada de emergencia…
Hace mucho tiempo, un reportero novato de Excélsior recibió una llamada donde la hacían saber que en la esquina de Cuauhtémoc y Viaducto, en la ciudad de México, hubo un accidente con muchos muertos.
Salió corriendo por la exclusiva, aunque cuando volvió a la redacción, lo corrieron: en esa ubicación había un panteón…
En fin…
Ni modo que los azules tabasqueños supieran que el bulto era inofensivo, y que ésta vez -por la temporada macabra- el hallazgo no sería de un torso o una cabeza humana real, como la de agosto del año pasado en las afueras de una división de la UJAT en Cunduacán.
La del colgado fue una broma de mal gusto, en una ciudad golpeada por el crimen, pero -bueno- así es la costumbre del pueblo de México de burlarse de la muerte…