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¿Enloqueció Trump? El juicio político gana terreno

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La idea de destitución avanza entre más y más sectores. Se convencen de que es terriblemente evidente que Trump no es apto para la presidencia.

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*Desafía al poder judicial; a todas luces busca brincarlo
*Parece decidido a destruir a su país, pedazo a pedazo
*Gobierna por impulsos, caprichos y recompensas
*Nuevos maltratos a Melania, su esposa, en público

 

El impeachment (o juicio político) avanza en todo EU. Es la única forma de destituir al presidente Donald Trump, que en sólo unos días en el cargo, parece querer destruir a su país, pedazo a pedazo, expone un analista.

 

CD de México, febrero 13/2017 (agencia acento) Según opinión de ROBERT KUTTNER, el Presidente Donald Trump está tratando de gobernar por impulsos, por caprichos, por recompensa personal, por beneficios, por decretos… como si hubiera sido elegido dictador. Pero resulta que no funciona y que la máquina ya está descarrilando sólo después de unos días de ejercer el mando.

El impeachment (o juicio político) está ganando terreno porque es la única forma de destituirlo, porque los republicanos ya están abandonando en masa a este presidente y porque el hombre es psiquiátricamente incapaz de comprobar si algo es legal antes de hacerlo. Este texto representa la opinión del autor y no necesariamente la de The Huffington Post México

Después de que una Corte de Apelaciones de San Francisco diera la razón a los Estados de Seattle y de Washington al considerar ilegal el veto de Trump, el presidente republicano había prometido (también por Twitter) seguir el caso hasta la Corte Suprema. Pero sus asesores en la Casa Blanca ya se dieron cuenta del peligro de un empate en el máximo tribunal (con cuatro jueces cercanos a las posiciones del Partido Demócrata y cuatro cercanos a las del Republicano) y ya están hablando de un nuevo decreto migratorio: en caso de empate en la Corte Suprema, se impondría el fallo de San Francisco.

La destitución avanza porque resulta terriblemente evidente que Trump no es apto para la presidencia. Los adultos que rodean a Trump, hasta los que le sirven con una lealtad que roza la esclavitud, se pasan la mitad de su tiempo tratando de frenarlo, pero es imposible.

Se pasan la otra mitad del tiempo respondiendo a llamadas frenéticas de líderes republicanos, élites empresariales y dirigentes extranjeros. ¿Que Trump ha hecho qué? El pobre Reince Priebus, su jefe de Gabinete, ya ha llegado a la cima del poder y no va a ser divertido.

Una cosa es vivir en tu propia realidad cuando eres candidato y sólo son palabras. Puedes engañar a las suficientes personas durante el tiempo suficiente como para ser elegido. Pero cuando intentas gobernar de esa manera, la realidad es la realidad, y esta te llama al orden.

Una por una, Trump ha decretado órdenes impulsivas que no han sido revisadas por juristas, ni por expertos gubernamentales ni responsables políticos, y ni mucho menos han sido objeto de una planificación meditada. Casi de forma inmediata se ve obligado a dar marcha atrás por una combinación de presión política y legal. Y por la realidad.

A diferencia de las dictaduras que Trump admira, la compleja red de medidas constitucionales legales y políticas contra la tiranía todavía funciona en Estados Unidos (a veces le cuesta, pero funciona). Y cuanto más imprudente es el comportamiento de Trump, más se refuerzan estas medidas.

Sólo con su esfuerzo lunático de prohibir la entrada de refugiados de forma selectiva (pero no precisamente procedentes de países que envían a terroristas, como Arabia Saudí y Egipto, donde Trump tiene intereses comerciales), el presidente ya ha descubierto que el sistema estadunidense tiene tribunales. Tiene tribunales. Imagínatelo.

Cuanto más trastornado se vuelva, menos jueces conservadores harán la pelota a las políticas republicanas (como hasta ahora solían hacer). ¿De verdad alguien piensa que el Tribunal Supremo va a ser la puta de Trump?

La semana pasada, algunos republicanos se pelearon por ver quién era el primero en rechazar la visión de Trump sobre Putin y se apresuraron a negar sus declaraciones sobre un supuesto fraude electoral.

No saben cómo hacer para matar el Obama Care sin matar a pacientes y sin acabar con las esperanzas de reelección. Lo cierto es que resulta complicado y los matices no son el punto fuerte de Trump. El congresista republicano Tom McClintock puso de manifiesto lo que muchos pensamos: «Mejor asegurarnos de que estamos preparados para vivir con el mercado que hemos creado. Esto va a llamarse Trumpcare. Los republicanos lo poseerán en su totalidad y seremos juzgados en las elecciones en menos de dos años».

Por su parte, el senador republicano Lindsey Graham se burló de los hábitos tuiteros del propio Trump con un mensaje en la red social en el que calificaba la guerra comercial con México como «mucho sad».

Incluso el personal de Trump tuvo que pararle los pies con su absurda cruzada contra México y los mexicanos, en la que un día Trump obliga al presidente mexicano a cancelar una visita oficial y al día siguiente se pasa una hora al teléfono con él comiéndole la oreja.

Trump propuso volver a instaurar la tortura, pero los principales líderes republicanos se cargaron esa idea. El senador John Thune afirmó este miércoles que la prohibición de la tortura era una ley establecida y que los republicanos en el Congreso se opondrían a restaurarla. El propio secretario de Defensa de Trump opina lo mismo. Después de proclamar por todo lo alto su nueva política de tortura, Trump cedió dócilmente a que esas medidas pasen antes por sus asesores de defensa.

Y todo esto ¡en solo una semana! Ya hasta los jueces federales han empezado a frenarle.
Hace dos semanas, basándome solo en lo que vivimos durante la transición, escribí un artículo en el que proponía la constitución de una comisión de impeachment, como un comité paralelo que elabore un dosier para la destitución de Trump, además de una campaña ciudadana para crear un movimiento público de impeachment.

Juicio político a la vista

El ‘Impeachment’ o juicio político a Donald Trump: ¿el último recurso para acabar con su presidencia?

En estas dos semanas, la organización Free Speech for People ya ha lanzado una campaña ciudadana para destituir a Trump. Hasta el momento, más de 400 mil personas han firmado la petición.

El grupo bipartito Citizens for Responsibility and Ethics in Washington (CREW) también ha llevado a cabo una profunda investigación. Varios expertos legales asociados al CREW han presentado un detallado informe legal que documenta las diferentes formas en que Trump está violando la cláusula de elegibilidad (Emoluments Clause), que prohíbe que un presidente se beneficie de las acciones de gobiernos extranjeros.

Existen muchos otros motivos para el impeachment, como por ejemplo el hecho de que Donald Trump pone sus intereses comerciales por delante de los del país y su extraña y oportunista alianza con Vladimir Putin, lo cual raya en la traición. Menos conocida que la Emoluments Clause es la ley STOCK de 2012, que prohíbe explícitamente que el presidente y otros funcionarios se beneficien de la información que no es pública.

Los republicanos pensaron en un principio que podían usar a Trump para fines republicanos. Pero Trump no es republicano.
Obviamente, el impeachment es un proceso político así como legal. Los Padres Fundadores lo diseñaron así de forma deliberada. No obstante, después de una semana en el cargo,

Trump no solo ha abandonado la Constitución, sino que sus aliados también le están abandonando a él.

Pese a sus repulsivas rarezas, los republicanos pensaron en un principio que podían usar a Trump para fines republicanos. Pero Trump no es republicano: lo demostró con su abrazo a Putin y con su promoción de una guerra comercial a nivel global. Es fácil imaginarse la alarma y el terror que los republicanos estarán expresando en privado.

¿Enloqueció Trump?

En 1984, el psiquiatra Otto Kernberg describió una enfermedad conocida como Malignant Narcissism (narcisismo maligno). A diferencia del narcisismo convencional, esta tipología se considera una patología severa.

Se caracteriza por una ausencia de conciencia, una grandiosidad y una búsqueda de poder patológicas y un placer sádico por la crueldad.
Dado el claro peligro que supone para la república y para los republicanos, el impeachment a Trump ocurrirá. Queda por saber cuál será la próxima gran catástrofe a la que se enfrente América.

Tras encontrarse en la escalerilla del avión, Melania y Donald caminaron unos metros por la pista. Es en este trayecto cuando Melania agarra la mano de su esposo, quien la sostiene, le da dos palmadas y la suelta de inmediato.

Por lo general, alguien toma a su pareja de la mano como gesto de unidad», ha explicado en Daily Mail la experta en lenguaje corporal Patti Wood, quien ha sentenciado: «En mi opinión, le está diciendo que quiere mostrarse como un presidente independiente, quiero demostrar que el único que tiene poder soy yo».

Según publicó The Huffington Post México, a las pocas semanas de haber ganado Donald Trump las elecciones, se informó que Melania y Barron no se mudarían a Washington con el resto de la familia, ya que la exmodelo decidió que su hijo de 10 años continuara estudiando en la misma escuela. Después de que termine el año escolar, ambos decidirán si se mudan a la Casa Blanca o no. Sin embargo, no se tocó el tema del rol de Melania como primera dama.

Mal marido; mal presidente

Durante la contienda electoral, la esposa del presidente prometió que, en su rol como primera dama, combatirá el bullying en las escuelas, así como en internet. Hecho que a dos semanas del nuevo gobierno no hemos visto. Ni a ella.

Esta semana, por ejemplo, el presidente Trump viajó a Dover en el Air Force One a Delaware para mostrarles respeto a todos los miembros que murieron en su deber. Quien lo acompañó a este acto fue Ivanka, su hija, no su esposa, quien en realidad debió de estar.

Lo que sucedió después de esto fue que la prensa se preguntara, «¿dónde está Melania?»
De acuerdo con New York Times, el miércoles, la primera dama nombró a Lindsay Reynolds -quién trabajó en la Casa Blanca durante la administración del expresidente George W. Bush-, como su jefa de personal, un cargo que en anteriores administraciones se había ocupado antes de la toma de posesión.

Ese mismo día, mediante un comunicado, Melania, 46 años, aseguró que «está formando un equipo profesional y altamente experimentado, lo cual tomará tiempo para hacerlo correctamente. Estoy emocionada de organizar y reunir a un grupo dinámico y avanzado que trabajarán juntos para hacer que nuestro país sea mejor para todos».

Al día siguiente, tomó otra decisión, contratar a la diseñadora de interiores Tham Kannalikham, para que se encargue de revisar y arreglar los cuartos privados de la Casa Blanca. En los próximos días, se planea anunciar la contratación de Natalie Jones -exfuncionaria durante la administración de Obama-, quien llevará el cargo de secretaria social, según informes del New York Times.

Melania tampoco ha prestado atención a las solicitudes de visitas a la Casa Blanca, una actividad que se realiza en la oficina de la primera dama, así como la organización de eventos como el Easter Egg Roll, que atrae a 35 mil asistentes aproximadamente.

Melania, relegada

La profesora Myra Gutin, de la Universidad de Rider, aseguró que, en comparación con otras primeras damas, Melania está muy lejos de lo que hicieron sus antecesoras. «Estamos en un terreno desconocido aquí», aseguró Gutin.

Personas cercanas a la señora Trump expresaron que Melania tiene toda la intención de ejercer su cargo, por lo mismo, se está asesorando con un equipo especial para realizar el trabajo bajo sus propios términos y sin que la comparen con Michelle Obama, quien al terminó de su mandato logró un 68 por ciento de aceptación.

En una encuesta realizada el mes pasado por Gallup, Melania tiene un 37 por ciento de aprobación. Además, uno de cuatro estadounidenses piensa que su primera dama es un «enigma», por lo mismo no tienen una opinión sobre ella.

Pese a los rumores que Melania no dejará de vivir en Nueva York durante el mandato de su esposo, hay quienes aseguran que la exmodelo se está tomando el tiempo necesario para lograr una buena imagen, evitar las comparaciones y realmente hacer un gran trabajo como primera dama.

Anita McBride, quien fue la jefa de personal de Laura Bush, asegura que la señora Trump tiene derecho a tomarse el tiempo que necesite para desempeñar su rol correctamente.

Trump enfrenta al Poder Judicial

“Exploramos todas las opciones posibles” para acabar con la “usurpación de poder” de la Justicia, dijo ayer en la cadena Fox el asesor de la Casa Blanca Stephen Miller. El propio Trump había hablado el viernes de “un decreto totalmente nuevo” para el lunes o martes de la próxima semana.

Miller aseguró a varios canales que la decisión de un juez de distrito de detener la orden ejecutiva de veto migratorio fue “ideológica” y no tiene base, ya que el Presidente tiene la autoridad constitucional.

El asesor político de Trump dijo que “un juez de distrito no puede forzar al Presidente a cambiar las leyes y la Constitución con base en sus opiniones personales. El presidente puede suspender la entrada de extranjeros cuando es de interés nacional”.

Ante sus 25 millones de seguidores, Donald Trump explicaba ayer en Twitter los arrestos a extranjeros sin permiso de residencia que en la última semana, y según los principales medios de EU, ascendieron a 350.

Lo que no dijo Trump por Twitter es que muchos de los inmigrantes detenidos la semana pasada no eran traficantes de drogas, miembros de banda ni criminales de ningún tipo (a menos que buscar trabajo y hogar en otro país sea considerado un crimen).

 

 

 

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