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¿Estamos en manos de los estúpidos?

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Por Francisco Rodriguez/@pacorodriguez

Bárbara Tuchman, en La Marcha de la Locura, y Carlo Cipolla, en su Teoría de la Estupidez, condensan la fase terminal de un sistema político, cualquiera que éste sea, porque en cuestiones de gobierno los hombres han demostrado el peor desempeño de todos los tiempos. Han burilado una historia de políticas contrarias al interés de los electores, del gobierno y del Estado.

Cinco elementos como causas del mal gobierno: la tiranía, la ambición excesiva, la incompetencia, la perversidad y la estupidez, otorgándole a ésta última el impacto mayor y más perverso que el de las mafias, porque como quiera que sea los estúpidos logran, sin reglamentaciones, un efecto coordinado de una fuerza incontrolable.

Entre las clasificaciones que hacen del género político en cuatro grupos, los autores identifican a los beneficios y pérdidas que el individuo se causa a sí mismo y los que causa a los demás. Estas dos variables conforman según los autores, cuatro tipos de individuos, a saber:

El desgraciado, alguien cuyas acciones tienden a generar auto daño, pero también ventajas para alguien más; el inteligente, el que genera ventajas para sí y para otros; el bandido, que se genera ventajas y daño a los demás y, finalmente, el estúpido, aquél cuyas acciones tienden a generar auto daño y también daño a todos los demás.

Los no estúpidos subestiman el poder de los estúpidos

Lo interesante, aparte de esta catalogación, es que de ella se derivan cinco leyes: Primera, siempre subestimamos el número de gente estúpida, por haberlos juzgado racionales. Segunda, la probabilidad de que una persona sea estúpida es independiente de su nivel de educación, de su oficio, género o raza.

Tercera, una persona estúpida es alguien que ocasiona daño a todos, sin conseguir ventajas para ella misma, o aun resultando dañada. El problema grave es cuando el estúpido tiene acceso al poder y causa daños a generaciones enteras.

Cuarta, la gente no estúpida siempre subestima el poder de causar daño de parte de la gente estúpida. Quinta, una persona estúpida es la persona más peligrosa que puede existir. La razón de esto es que, a diferencia del bandido, las acciones del estúpido son totalmente impredecibles, destruyendo por completo la capacidad del resto de la humanidad para planear su defensa.

Ya hemos llegado al límite de un Estado incapaz

En el actual momento mexicano es importante la relectura de estos textos, pues hemos llegado al límite de un Estado incapaz, a la expresión más acabada de un gobiernito fallido en todas las líneas. Negado para cumplir sus obligaciones elementales con los mínimos de empleo, salario, educación, salud, vivienda, infraestructura y producción de alimentos.

Y una cosa así no puede detener el contenido de ninguna forma de mando, ni debe ser llamado gobierno, ni en teoría ni prácticamente, bajo ningún punto de vista razonable. La extinción de los ingresos reales, la incapacidad para atraer inversión…

… para hacer una política de productividad, seguridad elemental y supervivencia, la imposibilidad de crecer arriba del cero por ciento, y la pérdida del diálogo con todos los sectores sociales, víctimas y grupos de presión o de interés, hacen de esto, más que una tragedia, una real vergüenza mundial.

Cada día descendemos un peldaño más hacia la barbarie

Sí usted, estimado lector, le añade a lo anterior que los mexicanos estamos siendo asaltados por una dosis letal de políticas insulsas que han secado la planta industrial del país y el circulante monetario, mientras la inmigración y la emigración continúa aumentando, coincidirá en que estamos atrapados en el peor mundo posible.

Cada día que pasa descendemos un peldaño más hacia la barbarie. Los mexicanos hemos padecido malos gobiernos, rateros y sinvergüenzas, pero jamás uno de tan baja estofa que a la vez que potencializa la corrupción en todos los niveles y sectores de la administración…

… se muestra impávido, catatónico, para hacer algo en pro de los indicadores básicos para la subsistencia de la población. Ha llegado para quedarse entre nosotros, mañana o pasado, la pavorosa estanflación, una mezcla de lo peor que combina estancamiento, inflación, devaluación y retroceso económico en todos los subniveles cuantificables.

El gobiernito nos enfrenta y destruye lo que funcionaba

Y esto pasa porque ya no hay un solo indicador de la convivencia de la sociedad que esté en manos del gobierno resolver. No tiene un solo instrumento de compensación, menos de ajuste. El gobiernito se dedicó a enfrentar a todos y a destruir lo que funcionaba o podía funcionar mejor. Ahora, ya casi no queda nada.

Se treparon a la nave de los locos, y los ñoños han desarticulado todo. No hay inversión pública ni privada, ni gasto social elemental, porque tampoco hay recaudación tributaria, el mexicano está demasiado aturdido por tantas amenazas de boquiflojos y estultos.

No hay confianza en el gobierno para invertir de parte de los empresarios globales ni de los trasnacionales: desconfían de la palabra, de la incertidumbre, de las medidas, del pare siga. Por tanto, desde los centros del dinero, se esquivan las pretensiones criollas de quedarse con todo lo que está mal acomodado.

Han fallado todos, porque se han hecho daño a sí mismos

Si para cualquier gobierno en el mundo la solución para abordar esta fase terminal fuera robar menos y ponerse a trabajar, para aquí no opera, pues nadie quiere poner mano sobre mano. Si la solución fuera aplicar la ley para castigar a los desalmados e indolentes, para aquí no es, porque no habría quien cerrara la bartolina.

No sólo han fallado los secretarios del Despacho Presidencial –mal llamados de Estado–, los empleados cercanos y el mismísimo presidente: han fallado todos juntos, porque se han hecho daño a sí mismos y a todos los demás, a los ciento treinta millones de mexicanos que los padecemos.

Continúan pensando en sostenerse colgados de un garlito macabro: que la actividad del narcotráfico, conexas y similares ejecutadas por los sicarios de cuello blanco en el lavado de dinero y la creación de empresas fantasma, multiplicadoras del atraco, representan la única posibilidad de subsistencia económica de un país hambriento y explotado.

Evitan referirse al hambre y a la miseria, reprimen al que opina en desacuerdo, festejan y premian a los traidores, erigen la gloria a los corruptos, se complicitan en la locura de lo mal habido, aunque tengan que pasar encima de cualquier cadáver de inconforme.

Aunque sea el cadáver de la Nación.

Los ñoños, trepados en la nave de los locos. Nada los detiene

Y la Nación está extinguiéndose en manos de sus salvadores de petate.

Cuando los ñoños se suben a la nave de los locos, no hay poder humano que sirva. No hay control, ni límites.

Por cierto, ¿ya empezó las obras prometidas Carlos Slim?

¿O se trataba de seguir padroteando al país?

¿Qué cree usted?

Índice Flamígero: Un grupo armado que opera en la zona de Chilapa, en la montaña baja de Guerrero, presentó apenas a una veintena de niños de entre 6 y 16 años como nuevos integrantes de su organización. Los menores de edad participaron en un desfile por la carretera Alcozacán — Hueycatenango portando escopetas y rifles de bajo calibre y con el rostro cubierto con paliacates. Es normal que los niños jueguen a “los pistoleros”, por más que activistas y organizaciones pacifistas clamen contra esa manera de divertirse. Pero en buena parte de México, en Guerrero lo mismo que en Guanajuato, la guerra no es un juego. Las armas que portan estos niños no parecen aquí juguetes inocentes. Pudieran ser símbolo del desgarramiento de un país. Estos niños viven el drama permanente de la destrucción y la muerte. Podría decirse que se han acostumbrado a esa tragedia.

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