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Por Samuel Cantón / @SamuelCanton
¿Por qué un fin loable como acabar con las mafias sindicales, terminó en los medios como Ley Garrote e instrumento de represión?
¿Falló el boletín a través del que se informó de la iniciativa y sus objetivos?
¿Políticamente no se previó, o despreció, el impacto de su difusión?
Algo pasó, fuera de control, porque el propio Gobernador López Hernández tuvo que salir horas después a aclarar paradas.
Tal vez el modo marginal en que se consignó que incluía a los pseudolíderes, debilitó el fondo principal y condujo a la opinión pública a la idea de que lo más importante era impedir bloqueos callejeros y proteger obras con la Policía.
De allí a bautizar la reforma como Ley Garrote fue un paso.
La rectificación de la administración vino precisamente por identificar a los destinatarios, extorsionadores de 200 sindicatitos chafas.
No iba ser fácil alejar la iniciativa del cañón de los periódicos, televisoras y radiodifusoras contrarios a la 4T, aunque a sabiendas de eso, y dada la cercanía del Gobernador con AMLO, debió cuidarse.
Lo que hay en prensa capitalina, para Adán Augusto, es una imagen de represor, aunque si se ve desde otra perspectiva: la que lo coloca como precandidato presidencial, no está del todo mal que los millones de «fans» del caudillo lo empiecen a mirar como apóstol Pedro.
Y DE MAÑANA…
EVARISTO FRACASÓ en su intento de acercarse a AMLO con su refrito de niños de dieces, pero -aún así- trató de engañar haciendo creer que lo logró. En boletines, aseguró que «Centro fue escogido» por Presidencia para internet gratuito». Ni modo que entre 5 municipios la capital no estuviera. En otro, publicitó que DIF nacional «reconoce su labor» por copiar a TH, dejando entrever que Beatriz Müller. Lo cierto es que Obrador ni su esposa recibieron al grupo. Y todavía el golpeador Castillejos, al que en un chat preguntaron si «el presidente» vio a los pequeños, contestó que «estaba en la foto». El de la foto era el dragón…
