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Por: Samuel Cantón Zetina/@SamuelCanton
No fueron Hernán y el ambulante renuente al orden.
Fue el retrato de una realidad que en época de pandemia, exhibe a Tabasco como un pueblo ignorante, bronco, relajiento y sin autocrítica, que descalifica y desafía a la autoridad, y no respeta las normas de convivencia.
El resultado es la desobediencia, falta de urbanidad, y -entonces- el caos latente (se asoma igual tras los saqueos a comercios y transportistas).
Desde que empezó a hablarse del virus, se sabía que en el Edén no iba a ser tomado en serio, y que al calor del desmadre y la bulla, surgirían “los expertos epidemiólogos” que declararían falsa la amenaza y culparían al gobierno de la propagación de una mentira y conspiración. Así es el terruño.
Necios, únicamente se preocupan por no infectarse personalmente, ignorando que todos somos potencialmente transmisores.
En todo el mundo, una enorme cantidad de gente mayor ha muerto por jóvenes o inconscientes -de cualquier edad- que no ven más allá de su egoísmo.
Lo anterior explica la negativa de muchos tercos, y de los que discuten cada vez que respiran, a acatar la indicación de confinamiento, y el surgimiento de absurdas situaciones como la de un paciente que pudo contagiar ¡a 280!, o el tipo que defendió “su derecho” a meter en su auto a cuántos quiera.
Con alrededor de ¡90 muertos! hasta ayer, la experiencia debe reencauzar al estado regresándolo a valores como el respeto, civilidad, educación y amor a la vida, a partir de no dar marcha atrás -como algunas veces, otras administraciones- en la aplicación de la ley.
El petróleo enseñó -sin que aprendiéramos-que las burbujas económicas no garantizan el futuro, y que solo sirven para alistarnos para cuando la realidad regrese y nos impacte como “bumerang”..
Y DE MAÑANA…
SI GATELL es el héroe nacional contra el Covid-19, Hernán Bermúdez es el del estado, al luchar en las calles -“a grito pelado”- porque se acate el aislamiento y la sana distancia…
