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¿INCORRUPTIBLE? EN EL PSUM SE PERDIERON 50 MILLONES DE PESOS

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CIUDAD DE MÉXICO, 07FEBRERO2019.- Pablo Gómez, diputado morenista, durante la segunda sesión ordinaria de la LXIV Legislatura en la Cámara de Diputados. FOTO: GALO CAÑAS /CUARTOSCURO.COM

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* Dos bodas, un encarcelado y un defenestrado

La personalidad vengativa se caracteriza por pensamiento rígido, se cree tener la verdad absoluta, se vive en el pasado, no hay empatía y se guarda el rencor y la venganza muy adentro.

                           J. A. Corbin,

Psicólogo de las organizaciones.

POR GUSTAVO CORTÉS CAMPA

El abogado Juan Collado y Santiago Nieto comparten un destino marcado por una pasión –diríase un trauma– del presidente Andrés Manuel López Obrador: su fobia hacia las bodas lujosas.

Collado nunca pudo imaginar que la boda de su hija daría un vuelco violento a su vida, terminar en una celda en un juicio donde le cayó encima todo el poder y muy escasas posibilidades de defensa. Nunca supo, porque no había ni investigación ni causa penal en su contra. Todo se fabricó en horas.

Santiago Nieto entregó el anillo de compromiso a su novia hace un año. Fue evidente que ambos concluyeron que ya era momento de llevar al cabo el enlace y claro, al estilo en que las clases de alto ingreso suelen hacerlo: a todo lujo.

Eso fue todo.  Y sucedió que en cosa de horas, el que fuera uno de los más celebrados –y temidos- altos funcionarios en “la lucha contra la corrupción” fue, no precisamente despedido, sino en rigor, defenestrado*, del cargo. Ya había “protestado” su relevo en Gobernación cuando, quizá por un repentino prurito de algún funcionario, fue avisado por teléfono: “Dispones de no más de cinco minutos para anunciar tu renuncia por “tuiter”, porque el nuevo director de la UIF ya rindió protesta”.

Hasta ese momento, uno solía suponer que el colmo de la majadería presidencial había sido ejercida por López Portillo cuando anunció que Jesús Reyes Heroles había sido relevado de Gobernación “para mejor servicio de la nación…” pero, francamente…

¿Cómo se casan los ricos? Como los ricos, diría don Pero Grullo, quien se pasaba todo su tiempo libre (que era mucho) diciendo perogrulladas.

 Si un presidente incluye en su gabinete a funcionarios solteros y “en edad de merecer”, suena lógico que en cierto momento lleguen a anunciar su boda. O por el contrario, surgirían hablillas, rumores, de romance clandestino por aquí o por allá… y eso sería una situación perfectamente lógica.

Y si ese funcionario –o funcionaria- es de familia ricachona y que además, guarda y hace guardar a sus miembros tradiciones añejas, pues… ¡guardan tradiciones añejas!

¿Por qué razones de qué peso habría Santiago de privar a Carla de “la boda de sus sueños”; por qué debían de estar enterados de quién sabe qué traumas infantiles o juveniles surgirían por el solo hecho de haberse casado con una gruesa lista de invitados, tal y como se han hecho y se hacen las bodas en la familia Nieto?

Aunque es posible especular que, en su calidad de miembros de los altos círculos del poder presidencial pudieron, o bien atestiguar o conocer por versiones de colegas, de fuertes indicios del humor prevaleciente en las oficinas de Palacio Nacional.

Pues sí, pero como los crudos hechos lo evidencian, ambos se refugiaron en la racionalización y, en forma automática se autoconvencieron: “No, a mí no; eso para los que tienen cuentas pendientes y el señor presidente es inflexible con ellos”. Así funciona la racionalización psicológica. El psicoanalista Ernest Jones, en 1908, definió el terminajo: La invención de una razón para explicar una actitud o acción cuyo motivo no se reconoce… es una forma de negación que nos permite evitar el conflicto y la frustración, buscando razones aparentemente lógicas”.

Una boda en la bellísima ciudad de Antigua, Guatemala, reconstruida después de terribles sismos a finales de los años 70 del siglo pasado, en un ex convento convertido en lujosísimo hotel.

Otra funcionaria que despreció evidencias y tuvo la peregrina idea de aceptar la invitación de un magnate periodístico que ha sido blanco de las iras públicas del primer mandatario, agravado el asunto por al parecer una pifia administrativa de una empleada del magnate, la puso en las redes y fue despedida ipso facto de su chamba en la CDMX, no obstante que sus bonos se habían ido a la estratósfera por el magnífico espectáculo organizado por Día de Muertos. Ante la explosión de la ira presidencial nada vale, entiéndalo.

PABLO GÓMEZ, UN ESTALINISTA DE HUESO COLORADO, A LA UIF

En 1975, el profesor rural Lucio Cabañas Barrientos saltó a la celebridad mundial cuando secuestró al candidato del PRI a gobernador de Guerrero, Rubén Figueroa.

El nominado había “pactado” un encuentro donde discutirían un posible acuerdo para que Cabañas depusiera su “guerrilla” en las montañas de esa entidad. Pero el profesor era el adalid de las causas de los marginados y no se sintió obligado a sostener “la palabra de honor” (triquiñuelas de la burguesía dominante) y secuestró al político que confió al grado de llegar a la cita sin guardias armados.

Se negoció un rescate por unos 40 millones de pesos. La mitad, 20 millones, fueron entregados al Partido Comunista Mexicano (PCM) en calidad de préstamo. Arturo Martínez Nateras, en un folleto publicado a sus expensas, narra cómo transportó ese dinero en el Volkswagen de su esposa, en partidas de dos millones en cada viaje, ocultos en la carreola de su hijo recién nacido.

Pero Cabañas no liberó a Figueroa. La palabra empeñada “es cosa de la burguesía, no para los luchadores del proletariado”.

Con ese dinero, el PCM compró una casa señorial para oficinas en la colonia Roma, camionetas, equipos de oficina y otros gastos.

Figueroa fue rescatado por el Ejército en una operación militar en toda forma, con círculos concéntricos de tropas que finalmente coparon a Cabañas, quien fue declarado muerto en combate.

Buena parte de la guerrilla fue aniquilada por el Ejército o encarcelados. Pero cierto grupo “especial” de guerrilleros fue cooptado por el habilidoso Figueroa, quien los convirtió en sus guardaespaldas.

Pero pasados unos ocho años, en tiempos de Miguel de la Madrid en la presidencia, un grupito que se dijo dirigente del “Partido de los pobres” reclamó el pago de los 20 millones “más intereses”, que a las tasas de ese momento (con aquella tremenda inflación que hubo) daba un total de 200 millones. Para garantizar el cobro, los guerrilleros secuestraron al “líder histórico” del PCM, Arnoldo Martínez Verdugo.

Hubo gran escándalo. Alarmado, el presidente De la Madrid, quien para esas fechas, el PCM se había convertido en el PSUM y el presidente nacional era en ese tiempo Pablo Gómez Álvarez, quien comunicó oficialmente al gobierno federal que “el partido solo dispone de 50 millones, ni un centavo más”.

El gobierno no sólo no regateó, sino que se portó generoso, algo muy raro en MMH, y ofreció cubrir el total del rescate. Negociaron con los secuestradores y “partieron la diferencia”. Aceptaron 100 millones, que fueron entregados y Arnoldo retornó a casa sano y salvo. (La violenta reacción del gobierno en 1975 les había aleccionado y decidieron cumplir lo pactado, aunque fuera “burgués”).

Ya recuperados del susto y de regreso a las tareas políticas cotidianas, los militantes del PCM recordaron la “confesión” del líder Gómez Álvarez.

Necesitaban fondos para el trabajo proselitista del partido, y le recordaron al líder que había revelado los 50 millones en caja, que no fueron tocados, porque el gobierno pagó el total del rescate a los del “Partido de los pobres”.

Pero Pablo se “hizo rosca”; los 50 millones nunca aparecieron. El que fuera yerno de Arnoldo Martínez Verdugo, el tamaulipeco Eduardo Ibarra Aguirre, en cierta ocasión me dijo que “esos 50 millones nunca aparecieron, Pablo nunca informó en qué se utilizaron y todo quedó en la oscuridad”.

Viene a cuento eso, porque Pablo Gómez Álvarez, quien siempre se ha mantenido en su posición de “estalinista” si no declarado, sí en los hechos, es el nuevo titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF), en sustitución de Santiago Nieto.

Se sabe que esa posición debe ser consultada previamente con Estados Unidos, porque se trata de un organismo de inteligencia financiera que requiere, por su misma naturaleza, de constante e intensa colaboración, intercambio de información muy delicada, entre Estados Unidos y México, solo con base en la confianza mutua.

Y en Estados Unidos, de seguro, les tiene sin cuidado si es o no “incorruptible” Pablo Gómez, sino su postura ideológica, mantenida invariable, de que “la idea central de lucha contra la burguesía y el imperialismo yanqui, en todo terreno, toda posición que se gane dentro del poder burgués-imperialista”.

¿Consultarían a Washington?

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