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JORGE I: BORRACHO, TAHÚR,IDIOTA, CORNUDO, ASESINO…

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* De cómo Inglaterra entró a la modernidad

Si comenzamos a discutir

entre el pasado y el

presente, descubriremos

que perdimos el futuro.

        Winston Churchill.

GUSTAVO CORTÉS CAMPA

El conde sueco Philip Christoph de Könismarck tenía todo listo para su huida con Sofía Dorotea, consorte de Georg Ludwig von Hannover, soberano del Ducado y Electorado de Brunswick-Luneburgo, cuando cuatro sicarios le sorprendieron a medianoche y, atacaron al noble nórdico quien, pese a ser hábil espadachín, cayó cosido a puñaladas y su cadáver arrojado al río Leine. (Otra versión señala que el cuerpo fue descuartizado y enterrado bajo las tarimas del Palacio Ducal).

Los amores entre Sofía Dorotea y Philip Christoph eran secreto a voces en la corte de Hannover y según indicios, no molestaban gran cosa al Gran Elector del imperio alemán, dedicado él mismo la mayor parte de su tiempo al juego, las bacanales, la compañía de “damas escandalosas”, encabezadas por la favorita, Melusina de Schulenburg.

Pero hubo acontecimientos en Inglaterra que precipitaron decisiones en Alemania y entre el círculo cercano a Georg Ludwig porque… surgieron versiones de que los severos problemas en la sucesión de la reina Ana de Britania, comenzaron a apuntar como nuevo rey inglés al duque alemán, famoso por su reducida inteligencia, soldadote rudo, ignorante, ebrio y afecto a las suripantas.

A Sofía Dorotea no le entusiasmaron tales noticias, ni mucho menos. Eso significaba el final de su romance con su galán sueco (quien había sido muy disputado entre las damas de la corte) y ambos comenzaron a planear su huida. Algunas versiones apuntan a que una dama que en un tiempo financió los gastos del conde, despechada, descubrió los planes de huida y dio toda la información a cercanos al Duque.

No era opción permitir esa fuga romántica, que “mancharía la reputación” (¿?) del futuro rey británico. El asesinato fue cometido por cuatro cortesanos de Ernesto Augusto, Elector del Sacro Imperio Romano Germánico, encabezados por un oscuro personaje italiano, Nicolo Montalbano, quien recibió 150 mil thalers, 100 veces más que el salario anual del ministro mejor pagado.

En cuanto a Sofía Dorotea, fue acusada de “abandono de marido” y, con el consentimiento de su padre, fue encerrada en el Castillo de Ahlden, donde permaneció hasta su muerte, 32 años después, en 1726.

EL PARIENTE PROTESTANTE MÁS CERCANO

La reina Ana de Britania tenía al morir más o menos 50 parientes cercanos, pero todos eran católicos, y el Acta de Establecimiento  de 1701 impedía heredar el trono a cualquier aspirante de esa religión.

Sucedió pues que Georg resultó ser el pariente protestante más cercano.

Los jacobitas reaccionaron ante esa situación, e intentaron, por su cuenta y riesgo, entronizar a  Jacobo Francisco Eduardo Estuardo, el hermanastro católico de la finada reina, pero fracasaron en su intento.

Fue de esta forma que llegó a la corona de Inglaterra un candidato “un poco idiota”, de trato cuartelero, que nunca pudo aprender inglés y, por lo tanto, le era imposible encabezar las sesiones del Consejo de Ministros.

Paradójicamente, el pragmatismo británico no solo resolvió el problema, sino que además, aprovechó para avanzar en la administración del reino y la vida pública.

Surgió pues, un personaje histórico: Robert Walpole, quien como presidente del Consejo de Ministros, se convirtió, por derecho propio, en “Primer Ministro” de facto.

Así fue como, por encima de un rey idiota, borracho, asesino, Inglaterra comenzó a dar pasos gigantescos hacia una modernidad que aún no era denominada como tal.

Después llegaron otros políticos hábiles, como los hermanos Pitt, por mencionar los más notables. Después, Lord Melbourne, el muy capaz mentor de la que sería la Reina Victoria, y el dúo terrible: Disraeli y Gladstone, hasta llegar al gran Winston Churchill.

¿Y qué pasó con Georg, ya oficialmente George I? Pues nada, que se dedicó simplemente a lo suyo: el chupe la baraja… Melusina de Schulemburg ejerció de “anfitriona” en la Corte, de forma totalmente abierta y tuvo tres hijos del rey.

El rey Jorge I murió durante un viaje a Hannover, de un derrame cerebral (posiblemente una cruda mal curada). Sus restos están en Alemania y nadie, que se sepa, se ha ocupado de intentar llevarlo a tierra inglesa. Como que no les preocupa mucho.

De la dinastía hannoveriana desciende buena parte de la familia real británica. Lo que, quizá, es lo que tiene a los ingleses curados de espanto.

Como que, aún quizá sin conocerla, hacen suya la famosa frase del personaje “Cremes” de la obra de teatro del clásico latino Terencio, “El enemigo de sí mismo”, quien irrumpe en escena a justificarse con la frase: “Nihil hominem a me alienum puto”. (Nada de lo  humano me es ajeno).

Misma que dos mil años después fue modificada por el gran vasco-español, don Miguel de Unamuno: “Homo sum. Nihil hominem a me alienum puto”. (Soy un hombre. A ningún otro hombre considero extraño).

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