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LA HABILIDAD MEDIÁTICA DEL PRESIDENTE NO COMPENSA SU EQUIVOCADO MANDATO

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* Sus maniobras son “cortinas de humo” que desvían el seguimiento de lo importante, para consumar el flagrante quebrantamiento de los principios y responsabilidades de su gobierno.

Por Pínadro de Anonso

Especial para Expediente Ultra

Poco más de 2 años de una gestión algo menos que pobre o mediocre, la Administración del presidente López Obrador ha sido, desde la perspectiva de muchos, torpe; al parecer de la gran mayoría, un mandato equívoco y con muchos desaciertos. Dejando de lado a los que actualmente defienden a capa y espada a la 4T y sus acciones y “doctrinas” indefendibles, sólo quedarían los que pensamos que el desempeño del presidente ha sido intencionalmente malo.

Cuántos grandes intereses de fondo encubiertos se han ido destapando, dejando en evidencia el nepotismo e influyentismo descarado y flagrante.

Tenemos un país que ha sido saqueado, no sólo por años, ni décadas. Han sido siglos. Ciertamente desde tiempos de la Conquista y la Colonia. Sin embargo, el país ha salido adelante con personas que han construido con su trabajo diario, su intelecto, su profesionalismo el antídoto ideal para todos estos vicios.

No es la excepción en el presente sexenio, en donde la desviación del “deber ser” versus el “actuar”, han sido cada vez más pronunciadas, administración tras administración.

Por tanto, para que estas fechorías puedan prosperar, sólo basta distraer la atención de lo lógico, del resultado esperado, del deber ser, por medio del “ahora es”, ahora “tengo otros datos”, “se me ocurrió así…”, etcétera. Estas maniobras, denominadas también “maromas” son “cortinas de humo” que desvían el seguimiento de lo importante (lo esperado; lo lógico; el deber ser), para consumar así lo que en diversos medios se ha dejado ver como el flagrante quebrantamiento de los principios y responsabilidades de un gobierno.

El señor López Obrador ha sabido jugar muy bien en la parte mediática. Intenta adoctrinar y cambiar, mediante la ruptura de paradigmas. Es sólo que él no le apuesta a la Ciencia, y mucho menos a la Tecnología; cuando menos no a la que no le conviene (hablaré de las redes sociales y los bots de AMLO más adelante, en la siguiente columna).

A todas luces el presidente se basa más en doctrinas obsoletas, como un Marxismo o un deteriorado Comunismo. He ahí que pretenda “adoctrinarnos” con una ridícula Cartilla Moral. O ¿Qué decir de la flamantísima “Guía Ética para la Transformación”? Que, si quisiéramos evaluar la congruencia del actuar de la presente administración con respecto a esta tomada de pelo de documento, el presidente y todos sus allegados reprueban de manera rotunda.

¡No se equivoque, señor presidente! El pueblo mexicano, “El pueblo bueno”, como usted pretende llamarlo para hacerlo “suyo”, no se basa en doctrinas. Afortunadamente nos rige una Constitución, y todos los mexicanos, incluyéndolo a usted tiene que apegarse a las leyes.

Pretender tener privilegios por ser presidente, es peligroso; no sólo para una democracia; históricamente también lo es para quien pretende quebrantarla.

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