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LO QUE PORFIRIO QUIERE DECIR…

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Por: José Saúl Bautista González/ @JOSABAGO

Si alguien tiene estatura política dentro de la mal llamada 4T es Porfirio Muñoz Ledo, ha sido todo y sin medida: Secretario de Estado, Diplomático, Dirigente Nacional del PRI y PRD, Senador de la República y Diputado Federal con la particularidad de ser, en dos ocasiones, Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, al inicio de ésta legislatura, impuso la Banda Presidencial a Andrés Manuel López Obrador. Hablamos pues, de un político de carrera extraordinaria y oficio innegable.

Polémico siempre por la asertividad y contundencia de sus argumentos es hombre de ideales, pero sobretodo, es hombre de leyes y un auténtico demócrata. Podrá decirse mucho de él, pero ciertamente ha mostrado coherencia en su trayectoria y buenos resultados en las muchas tareas desempeñadas.

En la segunda mitad de los 80´s, debió dejar al PRI junto con Cuauhtémoc Cárdenas e Ifigenia Martínez, entre otros, principalmente por una ignorada demanda de democratización interna del entonces hegemónico partido político. Participó luego en el Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional que dio origen al actual PRD, donde terminó colaborando con el hoy Presidente de la República y del que se escindió primordialmente MORENA.

Porfirio fue un hombre cercano a AMLO, quién solía reconocer la valía del abogado puma y posgraduado de la Sorbona de París pero, últimamente, Porfirio ha mostrado su desacuerdo con las políticas de Palacio Nacional. Desde su ejercicio como Presidente de la Mesa Directiva de la actual legislatura, defendió el proceso legislativo aún ante sus copartidarios que insisten, hasta la fecha, en socavar las normas en aras de cumplir encargos del Presidente López, “Chinguen a su madre, ¡qué manera de legislar!” se le oyó decir una vez en el pleno.

«Nada le puedes quitar (..) a un hombre que está más cerca de la muerte que de ver como se pierde en la mentira y en el autoritarismo el sueño de una transformación en México. Hemos dado un salto hacia atrás de 40 años, y lo puedo decir porque yo lo viví….» dijo en entrevista a un diario nacional por la política migratoria adoptada por el gobierno federal. Y abundó días después: “Ahora Trump, tiro por viaje, nos ordena que no los dejemos pasar. Su última declaración es terrible, porque hay un acertijo: dice que México le está haciendo el favor, pero no dice cómo, eso es lo que vamos a descubrir aquí. Yo sostengo que es una hipocresía lo que está haciendo las autoridades mexicanas”.

Esta actitud advirtió al habitante de Palacio que Porfirio estaba más cerca de las leyes que de su presidencial voluntad. Porfirio debió dejar la Presidencia de la Mesa Directiva renunciando a participar en una probable reelección para no estorbar en el proceso.

De vuelta a su curul en el graderío, como reacción a que sus compañeros de bancada no votaran su reserva sobre la reforma al artículo 4° de la Constitución exclamó: “No es que me oponga a una dictadura silenciosa, sino que me parece una hipocresía y un doble lenguaje que no cabe en la 4T” y retrató a los miembros de la misma bancada: “Émulos, lambiscones… hipócritas”.

Apenas la semana pasada Porfirio dio otra batalla, ahora en contra de la pretensión presidencial de manosear el presupuesto discrecionalmente bajo el pretexto de la contingencia del COVID-19, despojando de ésa facultad a la propia Cámara de Diputados, “Es innecesario, el Presidente puede mandar el presupuesto y será aprobado por la simple razón de que tiene mayoría, una mayoría bastante textual que le aprueba todo sin modificar una coma… Se está violando la separación de Poderes, es anticonstitucional. El artículo 29 lo facultaría para eso…” expuso sugiriendo que, en el fondo lo que AMLO quiere es acumular todo el poder que pueda.

Evidentemente el experimentado diputado federal ha sido relegado de la gracia del Presidente López, pero parece no importarle y se empeña en defender “los principios de la 4T” de los que muchos se han alejado saboreadas las mieles del poder y la tentación de concentrar el mismo en solo hombre, en restaurar la “Presidencia Imperial” de la que hablaba Enrique Krauze y que para Vargas Llosa era la “Dictadura Perfecta”.

Lo digo con nostalgia, ante el inminente final de su carrera y más próximo de sus días, Porfirio defiende con honor a la República, donde su voz es una luz en la obscuridad en la que nos ha metido la 4T, luego de la penumbra. Ojalá la escucharan los fieles de esa doctrina, aunque de poco valga, al final, solo hay una voz que importa y no, no entiende de razones que contravengan su inequívoca voluntad.

¡Salve Porfirio!

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