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Por Martha Elba Torres Martínez
El reclutamiento de menores por el narcotráfico sigue siendo un arista del conflicto, muy estudiado desde hace más de una década, pero sigue sin ser prioritario en las estrategias de los gobiernos panistas, priísta y ahora morenista.
“Juanito Pistola” o el “Comandante Chikitín”, era el niño sicario más sobresaliente del Cártel del Noreste. En agosto fue abatido en un enfrentamiento en Nuevo Laredo, Tamaulipas. A los 13, había sido detenido, pero como siempre sucede, por su corta edad, fue liberado. Solo sobrevivió tres años. Es cuando la inimputabilidad dispara también contra ellos, pues difícilmente se les da tratamiento para su reintegración social.
En mayo de 2917, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) avaló la prisión preventiva hasta por cinco meses, a menores entre 14 y 18 años que hayan incurrido en delitos como homicidio, extorsión, violación, narcotráfico, delincuencia organizada, trata de personas y robo con violencia. La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) se había inconformado al considerar que la Ley General del Sistema Integral de Justicia para Adolescentes que entró en vigor en junio de 2016, trasgredía su presunción de inocencia.
La cifra negra de las y los menores utilizados por el crimen organizado es desconocida, pero las detenciones pueden dar una idea. De acuerdo al diagnóstico de la Secretaría de Gobernación y Unicef de 2017, son más de 17 mil niños y adolescentes que se involucran en delitos, cada año; 4 mil 500 de ellos, en delitos graves. El mismo estudio reconoce la ausencia de una política idónea para reincorporarlos sana y productivamente a la sociedad.
Esto viene a cuento, por lo sucedido el lunes 7, afuera de una vivienda en la colonia Real de las Palmas, en Zuazua, Nuevo León. Pasadas las 10 de la noche, un grupo de niños entre 9 y 15 años de edad, fue rafagueado por un comando armado. Cuatro de ellos se debaten entre la vida y la muerte.
El hecho no pasó a mayores. La nota difundida por la agencia gubernamental Notimex fue retomada por poquitos medios. Una búsqueda extendida en imágenes retrató la realidad: infinidad de fotografías de niños y adolescentes, posando con armas, detenidos o muertos en combate.
Y nada pasa. Son parte del recuento de muertos y víctimas que deja la actividad criminal en nuestro país. Pero somos bien felices, repitió el presidente López Obrador, anteayer…
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De cada 100 delitos que afectan de manera exclusiva a niñas, niños y adolescentes, y que son denunciados e investigados por el Ministerio Público, solo tres se registran en sentencias condenatorias. Hasta 2017, de las 33 mil 482 desapariciones de personas reportadas, más de 6 mil son niñas, niños y adolescentes, lo cual representaba el 18 % del total; seis de cada 10 de estas desapariciones son del sexo femenino. (Fuente: file:///D:/Downloads/LA%20VIOLENCIA%20CONTRA%20LAS%20NI%C3%91AS,%20NI%C3%91OS%20Y%20ADOLESCENTES.pdf)
Las y los menores son enganchados a menudo con presiones, amenazas de matar a toda su familia, o engaños; ante el abandono familiar, otros buscan oportunidades, reconocimiento, protección y sentido de pertenencia. Ya en la organización, las y los vuelven adictos a las drogas y los usan en el narcomenudeo, para halconear, la extorsión, el secuestro y desde luego el sicariato. Son imprescindibles y el último eslabón de la cadena. Entran, pero ya no salen. Solo con los pies por delante.
Aplaudo que Michoacán, en lo local, haga un esfuerzo en este sentido con la apertura de centros de atención y tratamiento para adictos y sus familias. Que trabajen juntos autoridades y asociaciones religiosas a través del Consejo de la Paz, es lo de menos. Lo importante es que se atienda a este segmento de la población tan vulnerable, porque es obligación del Estado. Y no me salgan con que a los primeros que les toca es a los padres. Sí. Ya lo se. Pero porque estos valen madre, ¿se les va a dejar a su suerte?…
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Esto tiene que ver con algo que leía esta semana en el sitio local Respuesta. Declaraciones del presidente de la Asociación de Comerciantes y Vecinos del Centro Histórico de Morelia (Covechi), Alfonso Guerrero, sobre el robo hormiga en los negocios de la zona, por parte de adultos que usan bebés e infantes.
Narró que son familias enteras. Llegan con niños de brazos y cuando los cargan, ahí meten las cosas que se roban; puede ser ropa, accesorios, telefonía, o los ocultan entre el cuerpo del bebé que están cargando; a veces los pequeñitos también toman las cosas que les dicen, y se salen. En promedio, se cometen unos 60 robos al mes con pérdidas económicas que superan los 10 millones de pesos.
¿Por qué no denuncian? ¿Qué caso tiene? Solo se pierde el tiempo, porque nunca se investiga este tipo de delitos. Y es el tema. Todos sabemos que la inmensa mayoría de los homicidios dolosos tienen que ver con el crimen organizado; por algo los agarran por montones, los cuelgan o destazan. Entonces se hace como que se investiga, porque todos en principio son inocentes.
Sin embargo, las cifras de “delitos menores” se multiplican exponencialmente. Son los asaltos en vía pública, robo a negocios, vehículos o casa habitación, y como no son mediáticos, ahí queda. El caso que lo poquito que se llevan representa en muchas ocasiones el todo para la víctima. Como la bicicleta del albañil con que se iba a su trabajo, la licuadora o la TV que sigue pagando en Elektra o la quincena de tres mil pesos. Entonces, la percepción respecto a la inseguridad, esta de la chingada y con justa razón…
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Y ya pareceré disco rayado, pero cómo quisiera creer y confiar en el presidente López Obrador. El problema, que no puedo ser tan cínica e irresponsable conmigo misma, para pensar: sí. Todo va muy bien, somos felices y los problemas se resuelven. Lo escucho en las mañanas y veo la realidad. Me facilitaría mandar al diablo el razonamiento crítico y dejar que me lleve la corriente como a tantos.
Le escuché esta semana, que ya tiene comprador interesado en el avión presidencial TP-01; que no daba detalles para que no se salara la venta y que la ONU acompaña el proceso de negociación.
Efectivamente, la unidad de Servicios para Proyectos (UNOPS) publicó el anuncio para la venta de la aeronave del 27 de marzo al 22 de abril de este año, para el registro de interesados (Fuente: https://www.ungm.org/Public/Notice/85981), pero hasta ahora parece que hay uno, según el Presidente.
Todo iba bien, hasta que revise la columna de Raymundo Riva Palacio del día anterior, en Ejecentral. De acuerdo a sus fuentes, si se vende el avión, no hay compradores dispuestos a pagar más de 70 millones de dólares. Mucho menos de los 150 mdd de los que habla el Presidente de México.
Cita el periodista, que hay dos interesados, “el magnate petrolero texano, presidente de Coastal Corporation, Oscar Wyatt Jr., de Houston, y su socio Morris Douglas Jaffe Jr., de San Antonio, que entre sus empresas, está Jetran, que es de aviación. Fuentes de la industria dijeron que la oferta que hicieron al gobierno mexicano fue por 69 millones de dólares, aunque están dispuestos a ofrecer alrededor de otros 250 millones por la flotilla de aviones oficiales, todos en tierra desde que asumió la Presidencia López Obrador, que incluye 60 aeronaves y 70 helicópteros, con un valor estimado en 370 millones de dólares.
“De acuerdo con el portal airlines.net, los empresarios llevan años adquiriendo aviones y revendiéndolos. Así le hicieron con 90 aviones de US Airways, tras los atentados terroristas en Estados Unidos en 2001 y la dramática caída de pasajeros, que colocaron con clientes en México, Canadá y el Caribe para reemplazar su vieja flotilla de aeronaves. Por eso voltearon a México cuando el presidente López Obrador puso en el mercado, la flotilla de aeronaves gubernamental, encabezada por el avión presidencial, que llamó “una ofensa para los mexicanos” y símbolo de “la opulencia y lo ridículo”.
Entonces, digo: ¿a quién le creo?
Igual me pasó con el caso de los 92 autobuses y choferes secuestrados por normalistas de Tenería, del Estado de México. En la mañanera del miércoles, el Presidente aseguraba que el problema ya estaba resuelto desde la noche anterior, porque “así se lo informaron”, mientras el delegado de la Cámara Nacional de Transporte de Pasajeros y Turismo (Canapat) en esa entidad, Odilón López, daba cuenta en noticieros que seguían sin recuperar las unidades y a los choferes. Hasta pasado el mediodía, pudo confirmarse la noticia.
Entonces estamos en que al Presidente le cuentan una cosa y resulta otra. Tal vez para no hacerlo encabronar. Desde luego que hay quien le cree ciegamente, que diga: el cielo es rojo, muchos volteen y respondan: sí… ¡es rojo! Pero indudablemente habrá quienes lo veamos azul en un día despejado. ¡Ah! Pinche razonamiento crítico. ¡Me caes mal!…