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Por Samuel Cantón Zetina / @SamuelCanton
En el acto en que recibió constancia como candidato único a gobernador de MORENA, Javier May coronó la cátedra a tabasqueños de cómo hacer hacer campaña política ganadora; cómo tejer en los hechos la unidad, y cómo imponer el interés superior del estado por sobre los intereses personales.
Desde que se empezó a ver como el rival más fuerte, fue ferozmente agredido desde encumbradas posiciones de gobierno ocupadas por sus propios compañeros y paisanos.
No cayó en provocaciones, y como Jesucristo, “puso la otra mejilla”.
Cuando Nelson Mandela salió libre tras 27 años preso
por mantenerse firme contra el apartheid, los periodistas le preguntaron si una vez en el poder, los sudafricanos de tez morena se vengarían de sus opresores blancos.
Contestó: “No nos podemos permitir matarnos los unos a los otros”, e identificó a los auténticos enemigos de su pueblo: pobreza, desigualdad, injusticia…
“Ha llegado el momento de construir”, habría de afirmar también Madiba, Nobel de la Paz 1993.
Todo el edén perdido sabe lo que agraviaron al ex alcalde de Comalcalco, y lo que tuvo que remar en contra para ganar la nominación.
Entendió que la división no sacará a Tabasco de la marginación.
Refirió entonces que en el movimiento al que pertenece “no hay pensamiento único”, pero que a los suyos los une el compromiso que tienen con el pueblo, porque la transformación -aseguró- está por encima de cualquier interés individual.
“Con esa suma de voluntades, no hay duda de que vamos a arrasar…”
May Rodríguez hizo la campaña perfecta, de lo que es resultado el 70% de intención de voto que trae en encuestas, y precisamente, que todos los grupos y protagonistas se le unieran.
Libre de telarañas, el futuro gobernador puede ver con claridad el horizonte: “Desde luego, amor con amor se paga: ofrezco trabajar sin descanso. Con respaldo del pueblo, nos encaminamos a una nueva cita con la historia para consolidar los logros alcanzados…”
