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MORENA: 18% y cayendo

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*  Los desaciertos en el manejo de la emergencia sanitaria por parte del presidente de la República, entre otros errores, está acelerando la caída libre de Morena ante un electorado del país cada vez con más recelo del actuar de AMLO; el panorama electoral para el partido en el poder, comienza a complicarse rumbo al 2021

Por Antonio Ortigoza Vázquez

Hoy, las preguntas que no hacemos millones de mexicanos son más que inquietantes, pues  dejan ver indicios dramáticamente obvios para no pocos mexicanos, de que por lo menos uno de los elementos constitutivos del Estado mexicano está prácticamente en un letargo profundo.

Uno de esos indicios que han puesto en un dilema, no solo a Don López, sino a su propio partido político, Morena, es el pueblo que parece padecer ya un divorcio con su gobierno, pues a nuestro ver, la doble cualidad de registrar y reflejar un sentir que se antoja prácticamente viral en ciertos estratos pensantes, vanguardistas y progresistas, de la sociedad mexicana; es, amén, la causa por la que MORENA ha caído al 18 por ciento de las preferencias de la sociedad mexicana.

La medición publicada por el diario El Financiero, abre la puerta a  infinidad de interpretaciones e indicios.

A esos indicios, hay que sumarle la tardía reacción de Don López ante la pandemia del COVID-19 que se vive en una gran parte del mundo, pues sus mensajes donde invitaba a los mexicanos a salir a pasear, a abrazarse, resultaron un fraude puntilloso y documentado, pues ¿cómo olvidar el video donde se presentó sonriente e irónico al lado de la dueña de una fonda yucateca?

Esos son hechos, insoslayablemente potenciales, que dan muestra que Don López se ha convertido en el peor enemigo de su propio partido, pues hay que recordar sus palabras del mes de agosto del 2019, donde amenazaba con abandonar a Morena: “Si el partido que ayudé a fundar, Morena, se echara a perder no sólo renunciaría a él, sino que me gustaría que le cambiaran el nombre, porque ese nombre nos dio la oportunidad de llevar la Cuarta Transformación de la vida pública del país. No se debe manchar ese nombre”, advertía don López con un aire de perdonavidas.

Pero hoy es la propia sociedad, esos 30 millones de mexicanos que votaron por él, que lo llevaron a la silla presidencial, esos iracundos seguidores que comienzan a descubrir que su voto fue una de las peores inversiones electorales de su vida.                             

Esa mala inversión electoral se refleja en el 18 por ciento de preferencias partidista por parte de millones de mexicanos, este porcentaje ha puesto de mal humor a Don López y a sus epígonos, aliados y afines en el poder político del Estado.

Y es que lo que se advierte como existencia y presencia en las filas morenistas, que su presidente no ha dado los resultados tan esperados por parte del pueblo. Hoy Don López podría ya ser un personaje incómodo en ese partido, algo que aplauden las otras organizaciones políticas, pues Morena ya no es un boleto directo a algún cargo de elección popular.

Los morenistas de Hidalgo lo saben, lo sienten, lo ven y lo escuchan. Cada día el descontento social hacia Don López es mayor, los recortes presupuestales, la reducción de la economía, pérdida de empleos, una inseguridad alarmante y una simulación en el sector salud ante la epidemia del coronavirus, los ha colocado en la antesala de una crisis de supervivencia partidista.

La descomposición del poder político del Estado permea a éste, contagiándolo de tal forma que existen indicadores que inducirían, no sin razones, a identificarlo como errado o francamente fallido.

Y es que, en más de un sentido, el mexicano acusa fallas, siendo la principal y más evidente el diseño y aplicación de políticas de origen y consecuencias antisociales.

¿Estamos, acaso, ante un Estado antisocial?  ¿Estamos ante una agresión declarada del poder político, contra el pueblo?

Para los estratos lúcidos, pensantes, informados y actuantes de la sociedad mexicana, eso es precisamente lo que ocurre.  El enemigo está dentro del Estado mexicano y se representa en su poder político, cuyo fin es mantenerse en el poder.

Esos dueños del poder político tienen cotos y canonjías estipuladas en contratos políticos, también están los dueños de Morena en Hidalgo, identificados claramente entre el Grupo Universidad y sus rémoras que buscan sobrevivir a esta debacle de preferencia partidista.

En la percepción ciudadana, la descomposición del poder político del Estado ha contagiado ya a todos los comités estatales de MORENA, teniendo como síntoma: una anomia rampante y por lo mismo, peligrosa.

No hay comité estatal de Morena que no esté en una carrera frenética, desbocada, de descomposición que aún no ha alcanzado su punto de apogeo; podría todavía ser posible que el rechazo a ese partido, crezca, pero revertir esta caída en las preferencias mediante vías reformistas y no revolucionarias ofrece riesgos, pues no se cercenarían del todo las cabezas de la hidra, que renacen inmediatamente en las filas de Morena.  La solución parece simple: expulsar a don López de su partido, por ser directamente responsable del famélico 18% que amenaza con ir todavía más a la baja.

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