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Así lo publica hoy El Universal: Vidulfo, el abogado y vocero
y un padre de normalista desaparecido
Joaquín Herrera
Cd de México, de abril/2016 (agencia acento) Narcos y normalistas desaparecidos, parece que sí estaban relacionados, según un video que circula en redes. La teoría de que los “desaparecidos”, cremados o ejecutados no andaban rezando para “merecer” esa barbarie.
Raymundo Riva Palacio hace una excelente descripción con datos duros, pero como los movimientos de reclamo por justicia estaban a flor de piel de voces oposicionistas y antisitémicas, rara vez alguien se atrevió a decir esa verdad oculta.
Un supuesto diálogo videograbador entre Mario César González y Vidulfo Rosales, padre de uno de los normalistas y el vocero del resto de padres de los estudiantes desaparecidos, parece exhibir negados nexos.
En el video Vidulfo acepta tener idea de ese dinero en el diálogo telefónico con Mario César. Este le insiste que una llamada de Guerreros Unidos sirvió para amenazarlo de muerte si no reparten ese dinero que los narcos entregaron.
El abogado, no parece sorprendido ante la revelación. Pretende ignorarlo todo. Y le suelta que “tengo pistas” de esa entrega, que “iba a ser en un evento del INA” pero niega saber más.
Le dice su interlocutor que lo amenazaron de muerte si no reparten los 200 mil pesos (se entiende que por familia de los “desaparecidos”) o lo van a levantar. “Nosotros agarramos parejo, hijo de la ch”.
Los normalistas y sus padres, parecería que no son ajenos a Guerreros Unidos, si el video, que supuestamente lleva la “firma” de “atentamente Los Rojos», al final, como se ve en la publicación de El Universal, resulta auténtico.
La sospecha de que los normalistas desaparecidos fueron involucrados por el narco en una guerra por el territorio, se refuerza.
Lo que México sospechó siempre, parece irse confirmando a cuentagotas: que los normalistas, su escuela y sus “directivos” académicos y estudiantiles, no fueron o son del todo ajenos a la guerra por el territorio. Que el narco recluta empleados, estudiantes, maestros, taxistas, campesinos y migrantes; que los normalistas, no son la excepción en Atyotzinapa, como lo hemos publicado más de una vez.
Para nadie es un secreto que los “novatos” de la Isidro Burgos fueron enviados a cumplir tareas nada escolares, en “territorio” narco y cayeron en manos cobardes y sedientas de sangre.
La Pareja iba por la gubernatura
Cuando la pareja de José Luis Abarca y María de los Ángeles Pineda (esta parte de Los Rojos) se aprestaban a “comprar” la candidatura al gobierno estatal, como se supone que lograron la presidencia municipal de Iguala, pero se les cruzaron los normalistas; supuestamente les saboteaban su numerito o el II Informe de la mujer, presidenta del DIF municipal. Este era paso crucial a su meta.
Lo que más molesta a quienes han sacado raja de este drama dantesco de mentes enfermas, es que se exhiba que los normalistas no estaban rezando cuando fueron victimados.
Y surgen y surgen datos que los ubican al menos cooptados, si no activos colaboradores.
Por cierto, su suerte en Iguala, es una copia de los jóvenes cercanos a La Unión Tepito (dos de ellos tenían a sus padres, El Tanque y El papis) en prisión, “invadieron” el territorio de la Unión Insurgentes y vino la venganza.
Con apoyo de policías que sirvieron de muro (como publica Héctor de Mauleón (En Tercera Persona / El Heaven y Ayotzinapa están conectados 05/04/2016) las víctimas descuartizadas, cremadas y sepultadas.
Uno de los socios del Bar Heaven, Dax Rodríguez Ledesma, alertado, huyó a Iguala. Se refugió dos meses, en donde gozó paseos con su novia en su convertible. Fue ubicado en la propiedad de José Luis Abarca en Acapulco, como huésped distinguido.
Algún día fue hallado como las víctimas del Heaven y como los normalistas: descuartizado, cremado y sepultado.
Riva Palacio da luces
La hipótesis de grupos delictivos infiltrados en el grupo de normalistas tiene como autor intelectual a Víctor Hugo Palacios Benítez, apodado El Tilo, jefe de plaza de Guerreros Unidos en Iguala, expone Raymundo Riva Palacio en su columna de El Financiero, al año pasado.
En este espacio se publicó en mayo que la primera pista de la infiltración de Los Rojos en la normal de Ayotzinapa la aportó Sidronio Casarrubias, el jefe de Guerreros Unidos capturado el 16 de octubre del año pasado en el Estado de México, quien declaró que entre los más de 50 normalistas que fueron a Iguala, iban 17 jóvenes miembros de una célula del grupo criminal de Los Rojos, cuya principal misión era asesinar a Benítez Palacios.
Como se ve, el 17 es el número que coincide con el que dicen fueron incinerados en el basurero de Cocula, los expertos del GIEI, en el informe del tercer peritaje.
“El Tilo es uno de los propietarios del autolavado “Los Peques”, en Iguala, utilizado para ejecutar a sus rivales o víctimas de extorsión, y que siguió operando criminalmente hasta al menos abril pasado, cuando un argentino, socio de la minera canadiense Media Luna, fue ejecutado en su interior. El Tilo es el único de los cinco hermanos Benítez Palacios identificados por las autoridades como Los Peques qué participaron en la desaparición de los normalistas, que está prófugo. De acuerdo con la investigación de la PGR, él originó la confusión que permeó la investigación y dio lugar a varias de sus contradicciones.
Algunos miembros de Guerreros Unidos, involucrados en el crimen, se refirieron desde el principio a El Tilo como la persona que dijo que había una célula de Los Rojos en el grupo de estudiantes. De acuerdo con la investigación, reportó a sus jefes que esa célula había intentado asesinarlo en un ataque en el autolavado, y que había causado heridas en una empleada. Quien refirió esta información a la PGR fue Casarrubias, y el exprocurador Jesús Murillo Karam la tomó como un hecho cierto, pese a que otros testimonios de jefes de Guerreros Unidos desmentían lo dicho por El Tilo.
Casarrubias detalló que la orden de matar a los jóvenes había sido dada a la célula de Los Rojos, por Santiago Mazari Hernández, sobrino de Alfonso Miranda, exdiputado del PT en el Congreso de Morelos, y jefe de plaza en Amacuzac. Nunca se aclaró de dónde sacó Casarrubias esa conclusión, ni los motivos de Murillo Karam para creerle. No obstante, el gobierno sabía que Los Rojos controlaban Chilpancingo y tenían vinculaciones con el ERPI, algunos de cuyos miembros están relacionados con el tráfico de opio, el principal cultivo en esa zona de la Tierra Caliente guerrerense. Información recabada en su momento por Murillo Karam sugería que en uno de los autobuses secuestrados por los normalistas, llevaban un cargamento de heroína y quizás hasta dos cuerpos, con el propósito de “calentar la plaza”.
Hasta aquí la cita de Riva Palacio.
El Caso Ayotzinapa, como se ve, tiene mil y una partes ocultas que irán saliendo.