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POR MOISÉS SÁNCHEZ LIMÓN
O lo que es lo mismo: no me toquen a la doctora porque es bien honesta. Y cuidadito con hablar mal de mis muchachos que hace 5 años andaban desempleados y no sabían a qué diablos se dedicarían en el sexenio. Pero…
Mire usted.
Si tiene el arrojo de chutarse la mañanera o escuchar sus discursos en actos donde el pueblo bueno ya le hace el feo, seguramente ha notado cómo el licenciado presidente pierde la compostura cuando le hacen preguntas incómodas o le gritan improperios porque ya se dieron cuenta de que miente como respira.
Y también habrá notado que es bien rencoroso y suele castigar con el látigo de su desprecio. Así se lo hizo a la honesta y leal Sanjuana Martínez, a quien hace no mucho tiempo le daba trato de amigaza del alma y le reconocía virtudes a toda prueba.
¡Caray!
Ayer doña Sanjuana ya había caído de la gracia del licenciado presidente y, bueno, él simplemente la llamó: “esta compañera”.
¡Qué gacho!
Lo cierto es que al paso que se desgaja el casi sexenio y la ruta hacia –¿será? – la finca La Chingada en la zona fifí de Palenque se acorta, igual se descompone y como en aquellas malsanas obras de drenaje comienzan a flotar las heces de la corrupción y la impunidad.
Porque, a reserva de la mejor opinión de mis 17 lectoras y lectores, honestos, honestos, lo que se dice honestos, pues no hay tal.
Lo peor es que pecan en la práctica del deporte del cinismo sexenal y, aunque tengan frente a sí las pruebas documentadas, las niegan y acusan que al licenciado López Obrador lo ataca la oposición porque es el mejor presidente que ha tenido México y en su gestión el país ha cambiado.
¡Recontra cáspita Kalimán!
Y él, pone el ejemplo, se encabrona cuando le tocan a uno o una de sus favoritos (as). Niega la realidad y se burla de la oposición, insulta a los periodistas al extremo de poner como ejemplo del buen ejercicio periodístico a sus acólitos y aduladoras integrantes de la barra mercenaria.
Veamos.
Ayer miércoles 10 de enero de 2024, en la mañanera ofrecida en la Base Naval de Icacos, en Acapulco, la colega Judith Sánchez Reyes que se presentó como “de Perspectivas Mx”, alzó la mano y preguntó al licenciado presidente:
¿Qué lectura da a las declaraciones de la directora de Notimex, Sanjuana Martínez, sobre sobornos de funcionarios federales, entre ellos la secretaria de Gobernación (y el secretario del Trabajo), con las que señala la exigencia del 20 por ciento de la liquidación de esta agencia de noticias para la campaña de Claudia Sheinbaum?
¡Sopas! Le pegaron donde le duele.
Así, cuasi al grito de ¡No me toquen ese vals!, el incorruptible y veraz licenciado López Obrador respondió:
“Bueno, pues creo que no es cierto, que conozco muy bien al secretario del Trabajo, que está aquí, Marath (Bolaños López), es un hombre con convicciones, con ideales, honesto; desde luego, conozco a la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, una mujer con principios, con ideales, honesta, incorruptible, y conozco a Claudia”, atajó.
¿Pero?
“Pero –agregó sustancia–ya no puedo hablar mucho porque… O sea, bueno, en este caso como tú me lo estás preguntando, ¿qué pienso yo de Claudia (Sheinbaum Pardo)? Que, bueno, yo creo que es de dominio público, no es ningún pecado lo que voy a decir, además me pueden replicar, pero es una mujer inteligente, mucho, muy inteligente”.
Y para no dejar dudas hasta se auto inmoló asumiéndose estudiante de panzazo, entre el elogio ajeno y la descalificación propia, nomás para defender lo indefendible. Lea usted:
“Nada más para que nos demos cuenta, yo apenas y de milagro terminé la licenciatura, y ella es doctora. Cuando la conocí y la invité a trabajar, que era yo jefe de Gobierno, ella me ayudó como secretaria de Medio Ambiente, estaba de investigadora en el Instituto de Ingeniería de la UNAM. Entonces, es inteligente”.
Y por si faltara un elogio más, aseguró que la mezzosoprano Sheinbaum “es una mujer con convicciones porque no cualquiera lucha tantos años, desde joven, por ideales, por principios. Desde el movimiento estudiantil… ¿Cómo se llamaba ese movimiento? CEU, CEU, sí. Y honesta”.
Luego se dio un balazo en el pie cuando recordó que hay algo que no se puede ocultar: el dinero. Y pretendió la solución salomónica a un escándalo que, quiérase o no, raspó a su consentida: “es muy sencillo: que se investigue lo que tiene Claudia y se compare, se compare con otros, con otras, y se van a dar cuenta quién es Claudia”. ¿Con Xóchitl?
En serio, no se ría. ¿Usted cree que se investigará a la doctora? Y como no queriendo demostró que la licenciada Sanjuana cayó de su gracia:
“Entonces, yo respeto mucho lo que dice esta compañera (Sanjuana), pero no comparto”. Se acabó el amor. Capri, c’est fini.
Pero la colega Judith no se quedó con la pregunta obligada y, para el retortijón presidencial, preguntó a Su Alteza Serenísima:
–¿Hay diferencias dentro de lo que es el movimiento que usted encabeza? ¿O a qué se deben estas declaraciones?
—No –respondió ipso facto–, es que somos libres y nosotros no censuramos a nadie, a nadie, por encima de todo está la libertad. No puede haber mordaza, que todos podamos expresarnos, pero eso no significa que no haya posibilidad a la réplica, que no se garantice el derecho a disentir.
—¿Le pedirá usted que pruebe estos dichos? –acotó la colega.
—Sí –atendió el licenciado Andrés Manuel–. Además, si tiene pruebas… No estoy yo limitando su libertad de expresión, pero tenemos que apegarnos a tres principios que nos guían: no mentir, no robar y no traicionar.
¿No mentir, no robar y no traicionar? Seamos serios, licenciado.
Y, en esas andaba el Duce, apurando a los asistentes para que ya le cortaran porque no había desayunado, cuando alguien le recordó los mensajes de la cuenta de WhatsApp de Carlos Loret de Mola, quien publicó imágenes y un reportaje en el que se señala a su hijo Gonzalo “Bobby” López Beltrán de traficar con influencias para entregar contratos del Tren Maya a sus amigos.
El honesto y demócrata presidente no desmintió lo difundido la noche del martes 09 de enero en el noticiario nocturno de Carlos Loret en Latinus, a quien por enésima ocasión atacó e insultó:
“Pero es Loret de Mola, o sea, es muy corrupto Loret de Mola, mucho muy corrupto. (…) Nada más que me diga hoy, además, lo merecen los lectores, porque todavía hay mucha gente que le cree, nada más que me informe hoy, no más, ¿eh?, cuánto gana. O sea, porque estoy seguro que gana más de un millón de pesos mensuales como periodista. Ya con eso”.
¡Caray, licenciado!, si Loret es o no milloneta, es asunto de él y su cartera. El tema es el caso de su hijo Bobby López Beltrán. ¿Es o no transa? ¿Es o no “coyote” de las obras del Tren Maya? Responda, responda. No os hagáis que ya lo sois.
¡Ah! No le toquen ese vals. ¿A poco no, Drakko? Digo.
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