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(Transcrito del comunicado original)
Atentó comunicado a la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe ,
Mixquiahuala.
Ante la Situación de confusión y de indignacl6n que ha causado la detención del P. Alfredo Campos Saneen, hace algunas horas del día de hoy, al ser acusado de algunos presuntos casos de abuso sexual ante las autoridades civiles competentes, su servidor Juan Pedro Juárez Meléndez, Obispo de esta querida Diócesis de Tuta, me solidarizo con todos Ustedes al preocuparse del bienestar de sus sacerdotes y de velar por su integridad física y moral como servidores del Pueblo de Dios a ellos encomendados.
Sin embargo también es mi deber velar por la integridad física y moral de los fieles de cualquier condición que sean, poniendo especial atención en los niños y niñas que en algún momento se vean agredidos, por cualquier fiel cristiano y en algún posible caso por algún sacerdote, por doloroso que esto resultará, buscando en todo la justicia tanto para el agresor, como para el agredido (a).
Tratándose de delitos graves, como Obispo no puedo ni obstruir la justicia, ni menos buscar privilegios para alguno de mis sacerdotes en el supuesto caso que pudieran cometer algún delito, en detrimento no sólo de alguna persona, sino también de la comunidad a la que sirven.
Hay delitos que no sólo competen al ámbito penal del fuero común o federal, sino que también en el ámbito eclesiástico no pueden quedar impunes. La disciplina de la Iglesia en los últimos años, como es del conocimiento de todos, en delitos de esta naturaleza, sigue el criterio de “ tolerancia cero».
Por ello ante esta difícil situación que ahora se presenta, pido a usted su oración por el P. Alfredo, quien en este caso es que debe de responder ante la autoridad correspondiente, y que el señor le ayudé a poner en su camino las pruebas que pudieran probar su inocencia.
A ustedes queridos hijos, ante esta realidad, les pido más que nunca permanezcan unidos en la fe, en la esperanza y en el amor, pues el Señor también en estos casos pone a prueba nuestra fe, y una vez más, tenemos que reconocer que todos estamos hechos de barro, pero confiando siempre en la infinita misericordia del Señor. El gran favor que les pido es no perder la calma, ni hacer cosas que en vez de ayudar a que esta situación se resuelva conforme a la justicia, pueda ocasionar más división, males entendidos y rencores que no nos lleven a ningún lado, ni a la solución de los problemas,. La violencia siempre conduce a más violencia. El Señor Jesús, nos invita siempre a perdonar y a orar incluso por nuestros enemigos.
Con la confianza de que el señor vaya sanando las heridas que esta situación ha causado en la parroquia, desde hace algunos meses, e invocando la misericordia y bendición del Señor Jesús para todos, lo mismo que la valiosa intercesión de Nuestra Señora de Guadalupe, me despido encomendándome a sus oraciones.
Mons. Juan Pedro Juárez Meléndez
Obispo de Tula
12 de agosto de 2015 17:14