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* Como se esperaba, el regidor de Morena, Pablo Vargas, no se quedó con las ganas de dinamitar la primera sesión del nuevo cuerpo edilicio del ayuntamiento pachuqueño; sin aportar nada, repitió su sobada cantaleta del fraude electoral; en tanto los ciudadanos esperan que se inicien los acuerdos para atender problemas de urgente atención
Por Antonio Ortigoza Vázquez/@ortigoza2010
El Secretario del Ayuntamiento hacía acopio de paciencia, pero cada vez eran más infructuosos sus intentos: «¡Regidor Pablo Vargas, le ruego se conduzca con respeto! ¡Regidor Pablo Vargas, respeto a la Asamblea!». Pero el candidato morenista derrotado en los comicios para alcalde, se ensalzaba en su pírrica venganza: ignoró diez, quince, quizá veinte llamados al orden… y la primera sesión del Cabildo de Pachuca se desbarrancó en auténtico caos.
En rigor, aquello ya estuvo a punto de terminar en pleito de cantina. Sólo faltaron los tragos, las botanas y una que otra palabrota, porque gritos ¡vaya que los hubo¡
La conducta del candidato perdedor descubría la búsqueda de una compensación, propia de espíritus que nunca llegan a madurar, pese a la edad avanzada. La intención era estropear a como diera lugar la primera sesión del nuevo gobierno municipal.
Pero el alcalde Sergio Baños permaneció impertérrito. Nunca cayó en el juego, no se enganchó pese a lo repetitivo de las provocaciones. Permitió que el Secretario del Ayuntamiento condujera los trabajos y se encargara de llamar al orden, sin caer en la tentación de contestar agresión con agresión. Pobre Secretario, ni Cristo recibió tantas bofetadas en ambas mejillas.
Fanfarrón, Vargas interrumpía a placer el protocolo de la primera sesión (que debió ser) solemne del Cabildo de la capital hidalguense. Comenzó por proponer «temas generales» para incluirlos en la orden del día. Hubo esfuerzos para hacerle entender que la formulación de ese protocolo se elabora con varios días de anticipación y que el plazo límite para propuestas era de 14 horas previas.
Pero Vargas decía cualquier cosa que se le ocurriese: «Vengo aquí… para que sepan lo que es un regidor… uno por elección, no como a unos que se los dieron… traigo un tema importante que tratar, que no pueden entender, asuntos que no entienden… un tema de transparencia, para lo que no tienen ni capacidad ni voluntad (para comprender) … una cosa de transparencia y rendición de cuentas, de capacitación, acceso a la información, que (ustedes) muy poco entienden…»
Los priistas, de pie, vociferaban, intentaban contra argumentar, Vargas replicaba con asuntos no concatenados al tema supuestamente a dilucidar, se iba a los Cerros de Úbeda con cuanta ocurrencia tuviese a mano (en cierto momento denunció «una facción facciosa») y el Secretario continuaba con sus infructuosos llamados: «¡Regidor Vargas, respeto a la asamblea, respeto por favor!»
No se podría señalar que «la asamblea se salió de control» (conforme al trillado lugar común) porque en rigor, nunca estuvo bajo control.
En los escasos momentos en que Vargas tomaba un respiro, tuvo turno en la tribuna su compañero de partido, el regidor morenista Ricardo Islas Salinas, quien en lectura con tropiezos, tuvo tanta originalidad que lo único que propuso fue «tomar ejemplo» de los postulados del «presidente López Obrador», de «no mentir, no robar y no traicionar».
El regidor independiente, Ricardo Crespo Arroyo replicó con ironías al señalar que «las mejores intenciones pueden quedarse solo en eso (porque) eso se sostiene en el trabajo… al final son los hechos lo que cuenta. Estamos en una situación de cierre de comercios, desempleo, debe ser preocupación ahorita» (con pronunciado énfasis)… y reprochó: «¿qué es eso de pelear por las comisiones?».
Para cerrar, Vargas echó mano, si acaso no con broche de oro, sí con otro lugar común de la izquierda morenista/pejista: Acusó a los priistas triunfantes en Pachuca: «Ustedes hicieron fraude, se robaron las elecciones en el municipio» y los priistas, al unísono, estallaron en estruendosa protesta.
La escena no pudo ser más surrealista: Un regidor que acusaba a los presentes de ser producto de un fraude, sumado como parte del mismo cabildo.
El Secretario del Ayuntamiento, lívido y con la vesícula biliar a punto del colapso, hacia sus mejores esfuerzos para hacer valer su vapuleada autoridad: «¡Regidor Pablo Vargas, respeto a la Asamblea!».
UN «FACEBOOKAZO» INTERNO DE VARGAS
Como para dejar en claro que también tiene «candela» para su propio partido, el regidor Pablo Vargas, después de su desaguisado en la sesión de Cabildo, disparó en su «Facebook» un comentario un tanto intrigante.
En un breve pero muy picoso comentario, Vargas arremetió duro contra «Morena».
Reproducimos textual el «mensaje»:
«Morena-Hidalgo 2021». (Se transcribe la puntuación tal cual)
«Quien negoció las candidaturas de distritos del Pachuca?
«Son bien p… o son traidores o ambas cosas.
«Van a la derrota segura».
Sin duda, la puritita verdad en la publicación de don Pablo en su “faisbuc”, y quien hoy se irgue como el enterrador de la osamenta en que se ha convertido Morena en Hidalgo. Con estos bueyes hay que arar, pa´su.