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DE FRENTE Y DE PERFIL
RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
El cierre de precampaña de Xóchitl Gálvez es el primer evento que entusiasma a sus seguidores y a aquellos que no comulgan con la 4T. Hay quienes lanzan campanas al vuelo, al considerar que la hidalguense recuperó sus bríos.
Era tan mala y mal planeada la estrategia de la candidata opositora que un solo evento reanimó a los que se sentían avasallados por el partido gobernante y su candidata que con encuestas a modo, presume de una ventaja de, cuando menos, veinte puntos.
Y mientras son ciertos o no los puntos de ventaja, pareciera ser que la candidata opositora dará un golpe de timón, para situarse a nivel de competencia con la candidata oficial.
El equipo de Xóchitl requiere de una sacudida y convocar a personajes que responda a la confianza en ellos depositada y que aporten más que un pomposo nombre del pasado ideas, propuestas y estrategias válidas en la actualidad.
Los procesos electorales se ganan con votos, de ninguna otra forma, aunque algunos hacen ver que las malas artes dan resultado y se requiere convencer a los ciudadanos de que van a votar por la opción correcta y no por alguna de las dos otras que se confrontarán en las urnas.
Xóchitl inició con gran enjundia y alegría su participación y muchos vieron en ella, una candidata capaz de proponer realidades, de darle alegría a las metódicas y sosas campañas. Con el empuje suficiente para resistir los embates y obuses que desde el poder le lanzarían y las dos primeras semanas dieron cuenta de ello.
Reconoció que el 50 por ciento de los electores no la conocían, pero que tenía el suficiente tiempo para que la identificaran e inició sus desplazamientos por todo el país.
Con el paso de las semanas se fue desinflando, su equipo hizo agua, tanta que Santiago Creel, su coordinador de campaña, emprendió el vuelo para unas plácidas vacaciones. Los estrategas de la candidata no eran lo que se pensaba y Xóchitl decreció en las encuestas, sin importar si estas son o no pagadas.
Ahora tiene tiempo para un golpe de timón como lo hizo Felipe Calderón quien se encontraba relegado en el tercer lugar, detrás de los punteros Andrés Manuel López Obrador y Roberto Madrazo y finalmente ganó los comicios presidenciales, según las cifras oficiales (haiga sido como haiga sido).
Calderón renovó equipo, desde el coordinador de campaña, pasando por los estrategas, hiló otro tipo de discurso y el resultado, para ellos, fue satisfactorio.
Xóchitl tiene personajes de gran renombre detrás de ella, unos de confianza y otros de plena desconfianza y expertos que están diseñando el programa de gobierno, pero no muestra caras nuevas que representen atractivo a la gente.
Si es cierto que da golpe de timón, usa un discurso más atractivo y se presenta con aquella luminosidad que proyectaba cuando fue a tocar las puertas de Palacio Nacional, con el desparpajo tradicional y no con simples ocurrencias, cuenta con poco más de cuatro meses para revertir la distancia que la separa de la puntera.
Xóchitl entusiasmó a muchos con una concurrencia de 20 mil personas, las mismas que tuvo Claudia en ese sitio en un evento de desagravio que le realizó su partido, por la suspensión de otro en el estadio azul.
Los votos no se miden por la asistencia a un evento con una concurrencia que no ganaría siquiera la alcaldía en que se realizó. Los votos se ganan con trabajo, convencimiento, estrategia y movilización el dos de junio. Ofrecer un futuro mejor es la base de estas campañas y nadie de los competidores presidenciales se puede dar por ganador antes del dos de junio.
El universo de 93 millones de electores con cálculos de que más del 50 por ciento o hasta el 60 por ciento acudirán a las urnas, hace necesario redoblar esfuerzos para alcanzar la meta mínima de 28 millones de sufragios.
Email: ramonzurita44@hotmail.com
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