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POR FRANCISCO RODRÍGUEZ/@pacorodriguez
Todo va bien, porque los caminos del señor, de éste, son inescrutables. Castiga sin palo ni cuarta. El gorilato en ascenso. Ahora el militarismo cínico se encargará de los fueros civiles: todo ciudadano sospechoso pasará por esas horcas caudinas para su arraigo, su investigación y su prisión. El rumbo perfecto hacia el desastre.
Todo va bien. Los generales entorchados, felices con sus concesiones y prebendas para proyecto, dirección y ejecución para toda obra civil, para todo entuerto que nadie quiera o pueda llevar a cabo. El nepotismo floreciendo en Pemex, la Unidad de Inteligencia Financiera, en todos los negocios secretos del Estado. Para toda impunidad, para toda inmunidad.
Todo va bien. Ya somos el número 104 entre los 128 países del mundo que más destrozan el Estado de Derecho. Las obreras, felices, porque la nueva arremetida de la Cuarta Transformación contra el outsourcing ahora sí acabará matándolas de hambre. En mala hora. El antifeminismo en su esplendor.
Todo va bien. El hermano incómodo pasó de supuesto procesado y fugitivo a fiscal de hierro que pide prisión inevitable para todos aquellos periodistas críticos que den a conocer sus tropelías. En las “mañaneras” los absuelven, pero en el aparato investigador los procesan. El mundo al revés.
Todo va bien. Los senadores, felices, porque ya tienen el coronavirus, sin haberlo buscado, sólo por levantar el dedo en favor de la desaparición de los fideicomisos. La comunidad artística, científica, cinematográfica, deportiva, literaria, “de plácemes” porque ese dinero irá hacia rumbos desconocidos.
Los caminos del señor de la democracia, incomprendidos
Los arqueólogos encargados de echar a andar el nuevo Insabi, felices, porque los representantes populares se empeñan en sustraer los miles de millones del Seguro Popular –que servirían para blindar a los enfermos terminales durante veinte años—y que ahora pasarán a Tesorería para otros fines, nadie sabe cuáles.
Los damnificados, en Babia. Quienes de hoy en adelante sean azotados por terremotos, ciclones y huracanes, o desgajamientos, ya no tendrán para dónde hacerse. Los fondos para desastres, igual que los de estabilización económica, pasarán a la misma bolsa sin fondo. Nadie sabe para qué.
Los padres de niños con cáncer, los no vacunados contra virus de todo tipo, las mujeres con cánceres de mama, y los condenados harán la fila del averno. Pero todo va bien. No se preocupen. Los caminos del señor de la democracia son inescrutables e incomprendidos.
Las relaciones exteriores en manos de la no primera dama
Los empleados del ISSSTE, agradecidos por ser vigilados en sus cuentas y sus secretos por el nuevo general dueño de esa administración, recomendado también por el fiel Audomaro Martínez, oreja mayor de un régimen inundado de cerumen.
El Papa, pillado, trocando las disculpas por explicaciones de errores históricos, niega cualquier Códice. La monarquía y la sociedad española, inexplicablemente unida por los mismos reclamos, más el maltrato a Repsol e Iberdrola, sus empresas de energía petrolera y limpia, denigradas por el “caudillo”.
Los demócratas gringos, velando armas, en espera de ordenar a su embajada –pronto en terrenos del nuevo Polanco de Slim–, cobrarse todos los agravios en campaña. Hasta los pitchers mexicanos llevaron al triunfo a los republicanos Dodgers. No cabe duda, estamos en el primer mundo.
“…no somos esclavos de AMLO”: militares encabronados
Se desgajan los ejércitos, el Pacto Federal, los sistemas de salud, las administraciones civiles profesionales, los fideicomisos promotores de la inventiva. Todo por soberbia y por capricho del mandamás. Todos los fondos se carrancean por el simple impulso de completar los ingresos calculados, que de otra forma no hay como cobrar vía impuestos.
Porque no hay actividad económica posible desde hace dos años. La Cuarta Transformación ha hecho su trabajo y ha regado el tepache a fondo. No nacieron para gobernar, no saben ni con qué se come. Es una materia prohibida.
Todo va bien en la República de los impostores. Hasta el respaldo de los leones desdentados, los gobernadores de Morena ya están ahí, con un tufo de incondicionalidad diazordacista de los peores años del sistema. El Cuau, el Cuitlahuac, el Adán, el Rutilio, y toda esa ralea de mamarrachos buenos para absolutamente nada.
El país se desmorona. Ya casi no hay espacio hacia donde caer
Y con esos burros hay que arar. La política interior es un aquelarre. El florero que adorna Bucareli ha hecho también lo suyo, protegiendo ministros indeseables y coludidos en sus particulares negocios. Así no se puede llegar a ninguna parte. Hasta ellos lo saben, pero por soberbia y por capricho la mantienen.
El país se desmorona, irreductiblemente.
Ya casi no hay espacio hacia donde caer.
Todo está bien, porque todo el abismo está ocupado.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Luego de que el gerente de la liquidación de lo poquísimo que queda del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, propusiera que el Estado mexicano sufrague los gastos de la defensa de exfuncionarios “que sirviendo a la patria -y SIN condenas en México- enfrenten juicios en el extranjero”, valdría le pena preguntar a quien también es conocido como Alito si los contribuyentes también deberíamos pagar la defensa de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y/o Enrique Peña –autoexiliados los tres–, en caso de que la Interpol les echara el guante. ¿Y su nieve? ¿De qué sabor la quiere?
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