Tiempo de lectura aprox: 1 minutos, 51 segundos
«Los hechos no dejan de existir porque se les ignore»
Huxley
Por Samuel Cantón Zetina
No conoce tan bien al presidente como nosotros, pero Ricardo Monreal lo dijo bien: al pedir la cabeza de Hugo López Gatell, los gobernadores de oposición (9) de la “Alianza Federalista”, lo afianzaron.
El 21 de julio, en conferencia de prensa, AMLO comentó: “Ha habido demasiada desinformación y politiquería durante la pandemia…”
Tiene razón.
¿Ignorará entonces la solicitud de los virreyes?
Quizá el paisano tendría que poner en perspectiva las cosas y preguntarse por qué sí tendría que quitar a Gatell.
Podría hacerlo, porque los resultados no son los esperados, y no únicamente lo dicen los gobernadores sino la mayor parte de la población.
México no puede presumir por 47 mil muertos y 450 mil contagiados, ni por ser tercer lugar en defunciones entre los 10 países con mayor población del mundo (suma más que 7 con más habitantes), ni por entrar a agosto con récord de positivos: 9 mil 556 casos (uno cada 10 segundos).
Gatell no los mató, pero tampoco los salvó.
Por la inconveniencia política de sostenerlo, dado que tampoco pudo establecer una buena coordinación con los gobernadores.
No están de acuerdo con él, y no solo “los rebeldes”: Claudia Sheinbaum desconoció el semáforo de Gatell y se negó a regresar al rojo a la CDMX (lo mantiene naranja).
Tampoco el gobernador de Tabasco estuvo -hasta hace muy poco- conforme con el subsecretario a propósito de la información sobre disponibilidad de camas.
Ni el poblano y también morenista Miguel Barbosa.
Gatell no ha sido ajeno a la politiquería, y solito -sin haber cumplido con lo suyo- se metió a la grilla.
Su desgaste -da los mejores memes- se debe al fracaso de sus estrategias pero también a que contaminó su principal función: salvar vidas, jugando al político.
Hoy pretende corregir.
Puso en tuit: “El control de la epidemia de COVID-19 requiere una respuesta de Estado con sentido de corresponsabilidad. La conducción desde el gobierno federal se hace a partir de la ciencia, no de la política”.
Él se apartó de la ciencia y coadyuvó a la politización.
¿DÓNDE QUEDA EL PRESIDENTE?
La permanencia del subsecretario coloca a Obrador como un líder que niega lo evidente: el milagro -de resguardarnos mejor de la pandemia- no se produjo, y minimiza la tragedia.
Y, finalmente, como culpable histórico del desastre.
Por otra parte, el enfrentamiento entre el médico y los gobernadores permite a ambos echarse la bolita a propósito del fracaso.
En redes, Gatell defendió que el gobierno federal (AMLO) continúe dando las pautas, pero también habló de “corresponsabilidad” y de que los gobernadores son los que tienen la última palabra en salud y economía en los estados.
Igualmente culpables, pero manda el Centro.
En Provincia quieren decidir ellos mismos, porque si las cosas van mal, Gatell acusa a los estados de desobediencia o mala instrumentación de sus directrices.
Y los virreyes, desde luego, contrarrestan culpando a Gatell y al presidente.
En España, ante una presión similar, el presidente Pedro Sánchez devolvió a las comunidades autónomas -equivalentes a nuestros estados- las competencias que atrajo al inicio, y dejó como responsables anti-pandemia a sus presidentes.
Les ha ido mal -las CCAA no pueden controlar los rebrotes-, y dejaron de tener a quién culpar.
Gatell debe irse por grillo y porque falló.