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Por un periodismo de responsabilidad social

En página primera viene, como a embestir, este retrato Y luego, a ocho columnas, la noticia: Asesinado misteriosamente. Es tan fácil morir, basta tan poco. Un golpe a medianoche, por la espalda, y aquí está ya el cadáver Puesto entre las mandíbulas de un público antropófago. Mastica lentamente el nombre, las señales, los secretos guardados con años de silencio, la lepra oculta, el vicio nunca harto. Del asesino nadie sabe nada… Poema “Nota roja” de Rosario Castellanos

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Foto: msal.gov.ar

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Por Elvira Hernández Carballido

La violencia y la muerte son elementos que convierten a un suceso cotidiano en noticia y son abordados en dos fuentes reconocidas: la nota roja y la nota policiaca. Pero actualmente existe  abuso y la confusión al practicar este tipo de periodismo, quizá por eso cada vez se hace más común nos solamente entre los periodistas de algunos medios sino también en oficinas de comunicación social de diversas instituciones. Nuestro estado, el estado de Hidalgo no es ajeno a eso, por lo que algunas direcciones de presidencias municipales o ayuntamientos confunden o abusan al dar información de sucesos violentos.

Por ello, es importante insistir que la nota policiaca tiene como objetivo informar sobre aquellas violaciones que se cometen contra las leyes o reglamentos policiacos, o sea contra los que atentan contra la seguridad pública, por eso también se refieren a temas de administración procuración de justicia, desde la creación de las leyes por parte de los diputados hasta cómo son infringidas o acatadas por parte de la ciudadanía.

Mientras que la nota roja, usa como su motor de información, los crímenes, accidentes, detenciones de presuntos criminales y desastres naturales. Los escenarios noticiosos de la nota roja están en las instituciones como la Procuraduría General de Justicia, la Secretaría de Seguridad Pública, el Tribunal Superior de Justicia, la Subsecretaría del Sistema Penitenciario, los juzgados, Ministerios Públicos, y Reclusorios. Pero también están los escenarios de la sociedad civil u organismos no gubernamentales, como la Comisión de Derechos Humanos. Y por último la de los escenario contingentes, que lo constituyen acontecimientos imprevisibles y no institucionalizados.

Tanto la nota roja como la policiaca deben abarcar casos de violencia pero es importante advertir que el dolor, el descontento, la impunidad y el reclamo ante la injustica ante cualquier hecho de violencia no deben recrear escenarios, debe sensibilizar y denunciar.

Y este objetivo tan sencillo de cumplir de pronto se vuelve complejo e imposible cuando periodistas o responsables de oficinas de comunicación social consideran que ante la cruda realidad es necesario informar de manera cruda, sin ética ni respeto para el otro, la otra, un ser humano. Y es así como saturan páginas, primeras planas, boletines o tarjetas informativas con exposiciones y descripciones donde la dignidad humana no existe ante el hombre desconocido asesinado, ante la mujer muerta sin nombre.

El periodismo profesional debe trabajar los temas de violencia con un verdadero compromiso social y un auténtico interés en la denuncia. Es cierto, los escenarios de violencia están ahí pero deben presentarse con respeto, que esa muerte provoque dolor y no morbo. Los escenarios de violencia no se ocultan pero tampoco se exhiben. Los escenarios de violencia cargan el dolor y la indignación con la simple fuerza de las palabras, pero deben ser palabras sensibles, solidarias, con tinta dolor, con inspiración llena de solidaridad y sororidad. Y es así como a través de las palabras de otros, de la sensibilidad de otras quiero persuadirlos de que los escenarios de violencia son reales y difundirlos con toda su crudeza no asusta pero nos llena de distancia, de extrañeza, de indiferencia.

Si los medios se sensibilizan y sensibilizan sobre los escenarios de violencia y descubren que tenemos corazón para no aceptar un grito más, un golpe más, un insulto más, un crimen más, seguramente la violencia se podrá erradicar y no ser un espectáculo más.

Marco Lara Klahr, Premio Nacional de Periodismo, advirtió que la nota roja es un periodismo inútil, desfasado que debe evolucionar. A través de sus libros y conferencias sobre el tema ha insistido en que se debe evitar banalizar, jamás abordar con superficialidad los casos y nunca dar un trato denigratorio a los involucrados en la noticia. Incluso ha propuesto un cambio de nombre por el de “Periodismo policial-judicial o Periodismo de Tribunales, de Seguridad Ciudadana y Justicia Penal”, tal vez eso permita “realizar un periodismo profesional del crimen bajo el respeto de los derechos humanos, la legalidad y de responsabilidad social, no sólo como un debate moral”.

 

 

 

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