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PREMURA Y OPACIDAD CLIMÁTICO DE MÉXICO

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Escrito por:  Enrique Provencio D.

La 27ª Conferencia de las partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, la COP27, se realizó entre el 6 y el 18 de noviembre en Egipto, e inició y concluyó sin grandes esperanzas, pero reiterando el compromiso global que se marcó en 2015 en el Acuerdo de París para que el aumento de la temperatura media global a finales del siglo quede muy por debajo de 2o C y limitarlo a 1.5C respecto a los niveles preindustriales.

¿Qué tanto se avanzó de la cumbre previa a esta? El balance del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en el documento The emissions gap report 2022    https://bit.ly/3UMjd8w lo resumió de manera contundente: “el progreso desde la COP26 en Glasgow ha sido lamentablemente inadecuado”,  porque los nuevos compromisos reducen menos del uno por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero esperadas para 2030, y con eso la tendencia es a que el aumento de la temperatura global sea de 2.6oC.

Desde hace por lo menos tres años el llamado ha sido a que los países que son parte de la Convención adopten metas más ambiciosas, y se comprometan a lograr emisiones netas cero hacia mediados del siglo, en línea con las reducciones que supone el objetivo del Acuerdo de París. La Unión Europea va en la dirección y al ritmo correcto, y también otros grandes emisores, como Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, mientras que Rusia, Turquía, China e India tienen compromisos nacionales claramente insuficientes.

A pesar de la contundente conclusión del PNUMA sobre los avances inadecuados, lo que están realizando muchos países es una muestra de que es posible lograr el propósito central del Acuerdo de París, aunque se requiere avanzar más rápido en los otros objetivos, en especial los de financiamiento y de desarrollo de la capacidad de adaptación. De cualquier modo, los retrasos están aumentando los riesgos del cambio climático, en especial para los países más vulnerables.

Hasta hace poco, México estaba catalogado como uno de los principales países cuyos compromisos eran altamente insuficientes, en línea con un incremento de la temperatura global por arriba de los 3oC. A última hora México presentó en la COP 27 un ajuste de las metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, para bajarlas en un 30 por ciento respecto a la tendencia si no se hiciera nada adicional. La meta anterior era una baja de 22 por ciento. Es un anuncio positivo, pese a que se hizo con retraso, de forma opaca en cuanto a los mecanismos y supuestos para conseguirlo, e insuficiente, porque se puede lograr más sin afectar el desarrollo.

Conseguir ese objetivo requiere diferentes cambios en las políticas que se están aplicando actualmente en electricidad, producción de combustibles derivados del petróleo, promoción de las energías renovables, industria, transporte, gestión de residuos, control de la deforestación y otros grandes temas. La viabilidad del compromiso depende de un viraje que tenía que haber empezado desde hace al menos tres años, pero que se pospuso por centrar las prioridades energéticas en los derivados del petróleo, requiere un nuevo esquema para la transición climática, e inversiones adicionales considerables en la promoción de renovables con esquemas mixtos, públicos y privados.

El retraso en la adopción de este compromiso no es menor, pues se siguen posponiendo decisiones transcendentales, y, de hecho, no hay indicios de que la acción climática vaya a cobrar una prioridad efectiva a partir de ahora. Por lo anterior, está en duda que se trate de una apuesta viable, no al menos hasta que se conozcan las rutas de acción, los fundamentos en que se basaron los cálculos y otros aspectos necesarios para evaluar la factibilidad de las metas más ambiciosas que se dieron a conocer.

Las Contribuciones Nacionales Determinadas revelan lo que cada país decide para aportar a la meta global de que el incremento de la temperatura no rebase 1.5oC a fines del siglo. En esa dirección, el mundo viene moviéndose para que alrededor de 2050 se concreten las emisiones netas cero. Esto no fue mencionado en las intenciones actualizadas del Gobierno Mexicano, y hasta ahora somos la única de las veinte economías más grandes que no ha establecido el plazo y el camino para llegar a ese resultado.

De forma independiente, una organización ciudadana, la Iniciativa Climática de México, dio a conocer unas Contribuciones Nacionales Determinadas para bajar en 30 por ciento las emisiones de COequivalentes a 2030. Esta formulación cubre todos los requisitos según los estándares técnicos y de transparencia de la Convención y del Panel Intergubernamental de Cambio Climático, y señala con detalle las acciones necesarias para lograr la meta en 2030, con plazos, costos, beneficios y muchos otros elementos, y además incorpora plenamente los principios de justicia climática https://iniciativaclimatica.org/ndc/

 Este es un hecho inédito: una organización ciudadana llevó a cabo con plena solvencia técnica y apegándose a los estándares internacionales más rigurosos,  mientras que las propias autoridades presentaron en unas cuantas láminas a última hora, de forma opaca, sin cumplir los requisitos de transparencia climática. Es un caso que muestra cómo la cooperación con organizaciones sociales estaría beneficiando a toda la sociedad, y de paso le estaría permitiendo a México honrar su palabra en un tratado internacional. Felicitaciones a la Iniciativa Climática de México.

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