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RAMSES SALANUEVA… DESCANSE EN PAZ

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FOTO ESPECIAL/ TOMADA DE FACEBOOK/ VETA HIDALGO

Tiempo de lectura aprox: 4 minutos, 23 segundos

RAMSES SALANUEVA

Elvira Hernández Carballido

Como buen poeta me conquistó con sus palabras, sus versos siempre me permitían mecerme en la luna al ritmo del viento de la Bellairosa. Sus rimas me reconciliaban con la vida. Cada uno de sus cantos provocaba un verdadero escándalo de suspiros. Mi poeta preferido se llamó Ramses Salanueva.

Si bien fue gracias al facebook que nuestra amistad se consolidó, yo lo conocí de mucho antes. Cuando de la manera sencilla y humilde, que siempre lo caracterizó, aceptó dar una entrevista para el primer libro que yo escribía y que intentaba ofrecer una aproximación al periodismo en Hidalgo. Dio su punto de vista sobre la manera en que el oficio periodístico se practicaba en nuestra región. Fue en noviembre de 2005. Joven y crítico, apasionado y entregado, me encantó que afirmara que para ser un buen reportero era necesario uno por ciento de talento y 99 por ciento de disciplina. Siempre fue un disciplinado maravilloso y traicionó su propia opinión porque era cien por ciento talentoso.

Gracias a las redes sociales volvimos a encontrarnos, esta vez para enredarnos en nuestras aventuras cotidianas. Primero dudé que se tratara del mismo que reporteaba en “Milenio Hidalgo”. Sus ojos expresivos –que siempre recuerdo- y esa sonrisa hecha en Actopan, me confirmaban que ese joven hombre periodista  también hacia poesía.  Lo espiaba cuando se iba a los encuentros de poetas como él y nos compartía esos paseos por senderos sembrados de versos. Me conmovía su sensibilidad, envidiaba a la musa que había iluminado sus palabras, robaba alguna frase para hacerla mía y descubrirme en un espejo lleno de poesía. Mi favorito, “Peregrina”:

“Me he quedado a vivir/ en el territorio no conquistado de tu cuerpo,

amarrado estoy con los cordones de felpa de tus cejas,

me cubro la desvergüenza, con la corrugada carnaza de tus párpados,

paso las jornadas, cultivando las rosaledas de tus mejillas,

construyo con el canto de tu nariz, mi casa de olores,

como sabes a menta tu lengua me confío un secreto;

“al sur de ti nacen las aguas”, para llegar es necesario no temer al fuego/

arrojarse desde el acantilado de tu barbilla,

y sobrevivir, para dejar un beso/ en el nicho triangular de tu cuello,

salgo de tu aliento, y recupero la fe andante,

sobre la meseta trepidante de tu pecho, yacen vestigios purpuras/

de antiguas mordidas…”

Lo leí tantas veces, palpé su corazón de poeta y su alma de periodista. Lo mismo me contagiaba de indignación con sus reportajes de denuncia que me subía al cielo para bordar mis medias de luceros y estrellas. Fue así como me atreví a escribirle para confesarle mi total admiración. Fue muy considerado conmigo, y solidariamente y caballerosamente, algunas veces creyó que yo podía hacer poesía. Mi corazón palpitaba gozoso cuando algún texto mío que subía a la red no solamente tenía un “me gusta” sino palabras de aliento y de sororidad masculina. Galante y solidario, inició conmigo una linda relación facebookera:

 

“Doctora buenas tardes. Soy Ramses Salanueva. Estoy a sus órdenes en la mesa de información del diario on line visto bueno y ya de paso me uno al grupo de fans por la gama de mallas y medias que usa. Simplemente impactantes. Disfrute su domingo.”

Por eso, en el mes de mayo de 2014 no dudé en invitarlo a que presentara mi libro “Las que aman el futbol y otras que no tanto”:

 

  • 18 de mayo de 2014

Hola querido Ramses, te escribo para saludarte con cariño y agradecerte siempre tus lindos comentarios. Te quiero hacer una invitación que espero aceptes, si no puedes no te preocupes. Vamos a sacar un libro sobre futbol y mujeres, varias colegas y yo con pretexto del mundial, tanto para criticar como para ver el lado humano, machista y generoso de este deporte. ¿Te gustaría ser nuestro presentador? Me encantaría que un poeta como tú nos acompañe. Estamos planeando hacerlo unos días antes del mundial, acá en Pachuca. Espero tu respuesta. Si no puedes, de verdad, no hay problema. Besos

  • 18 de mayo de 2014

18/05/2014 21:03

elvira face

Ramses Salanueva

Es un honor y un reto escritural querida Elvira, Acepto, envíame el contexto del libro y las fichas de las autoras por favor. Me siento honrado el que pienses en mí para tan tremenda misión. Besos. Abrazo

 

Y llegó, con ese bastón que le daba un toque especial a su caminar y con su estilo ramsesiano describió el libro con verdadera generosidad. Fue muy atinado su comentario al clasificar todos los textos y advertir que había relatos hasta ensayos, queridos diarios y análisis minuciosos. Reí divertida cuando “chuleó” mis medias pero me conmovió profundamente cuando nos felicitó y vaticinó que el texto tendría éxito por ser original y provocador. Un abrazo marcó la despedida y esa sonrisa nacida en Actopan se quedó grabada en mi corazón.

Le daba lata constantemente, lo invitaba a todo evento que organizaba, acudía solidario a los que podía y se nos quedó en el tintero el proyecto de hacer lecturas de poesía en la universidad.

Pero hace unos días, esa llamada que no te gustaría que llegara, la mala noticia. Mi amiga Elsa Ángeles me avisa que está grave en el hospital.  No, no puedes ser, hace unos días había festejado una ocurrencia mía en el facebook. Y cuando vi su nombre, otra vez la sonrisa de Actopan me reconcilió con la vida, la misma que parecía escaparse de su aliento. En la noche busqué el poema y lo leí en voz muy bajita, para rezar poéticamente por él:

“Amaneces, el  sol entreabre tu boca,

y ya mis labios recorren la frontera/ entre tu cabello y el infinito páramo de tu frente,

desde temprano te he buscado/ siguiendo la ruta de mi instinto,

no he desistido hasta tocarte, te encuentro radial/

como una piedra que se ha calentado durante la noche,

y ahora sirve como reliquia en contra del estío,

mis brazos acuden a ti, a fin de recuperar la temperatura,

aspiró el maná con el que formas los días/ cielo;

es cierto aquello que uno retorna a la patria para morir,

mas yo soy eterno.”

En espera del milagro, ilusionada entré a su página del facebook, le aseguré que le escribía porque estaba segura que me iba a responder, mi poeta favorito. Hace unos días grabé mis programas de radio, uno dedicado al día de la poesía, cerré la emisión, dedicándosela, segura que el día que se transmitiría me iba escuchar, que su sonrisa de Actopan iluminaría como siempre su rostro. La voz se me quebró, llevaba el poema y no pude leerlo, por eso hoy Ramses querido, lo repito con la fuerza de este viento que siempre me despeina:

“Nadie sabe quién construyó estos montículos, si son obra del tiempo lípido,

o artificio de la dulzura, extraña su perfecta similitud irrepetible/

lo cierto es que hay dos tréboles con florecitas moradas en sus puntales,

tal como refieren las actas inscritas en el papiro de luz de media mañana,

comedidamente he lustrado cada uno de sus pétalos, antes de bajar,

desde la cúspide de tu geografía, contemplo la tierra media,

debo mantener el rumbo y lamerte en línea recta,

evitar los blandos altillos de tu costillar,

resistir el éxodo por el desierto de tu vientre,

sin gozar,  del ancho oasis de tu cintura,

así lo previno esa voz, “encontrarás un pozo seco en el nadir/

con las últimos filamentos de tu babaza harás un templo/

y lo llamarás ombligo y tu dialecto será la exhalación/

ahora descálzate y enciende una hoguera más lingual que el ocaso/

tu hazaña, ha provocado que el magma bajo su pubis,

reacomode su manto incandescente/ antes de la última sombra/

ella emergerá diáfana/ como un nuevo sol  de agua”.

 

Hoy 28 de febrero la triste noticia. Busco tus poemas y la noticia vuelve a aparecer para hacerme llorar otra vez. Me encierro en tu poesía, mi poeta favorito. Descansa paz, Ramses Salanueva.

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