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¿SERVIRÁ LA RECETA FOX?

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DE FRENTE Y DE PERFIL

RAMÓN ZURITA SAHAGÚN

Vicente Fox Quesada usó una estrategia nunca vista, hasta entonces, en la actividad política nacional que se regía por normas concretas.

El gobernador de Guanajuato anunció con gran anticipación, al día siguiente de las elecciones intermedias que buscaría la presidencia de la república.

Muchos se rieron de él, otros lo atacaron, ya que el gobernador de las botas ni siquiera estaba considerado como un mandatario de los importantes de ese sexenio.

Había ganado fama por ponerse unas orejas de burro y simular que se parecían a las del entonces Presidente Salinas de Gortari y dos años después de eso escandalizó a la política con sus protestas por el presunto fraude cometido en su contra en los comicios de 1991.

Con su protesta consiguió que el ganador oficial del proceso electoral en Guanajuato, Ramón Aguirre Velázquez, renunciara a gobernar, aunque ni se le reconoció la victoria a Fox ni se convocó a una nueva elección.

Pasaron cuatro años para que se realizaran los comicios extraordinarios y ahí sí se impuso Vicente Fox, con victoria reconocida por todos.

Claro que esos cuatro años de receso no los desaprovechó y tendió lazos empresariales y políticos que le sirvieron de mucho después de que anunció su futura participación como aspirante presidencial.

Ni siquiera los panistas le dieron su respaldo, sino hasta aceptar que no había contrincante interno que lo pudiera desplazar en su propósito,

Fox aprovechó su tribuna como mandatario para hacer campaña (como ahora lo hacen las corcholatas morenas) y cuando se separó del cargo, entonces su estrategia consistió en tundir al PRI y al gobierno, a los acusaba de todo.

El estilo Fox, bronco y atrevido, cautivó a los ciudadanos y su corto pero agresivo vocabulario le servía para tundir un días sí y el otro también al gobierno priista.

Todo funcionó bien, tanto que pudo remontar una desventaja de 20 puntos y por una diferencia de más de ocho venció al candidato oficial, Francisco Labastida Ochoa.

Y aunque la estrategia le funcionó al primer Presidente de Oposición que ganaba en las urnas, no fue tomada como ejemplo para las campañas siguientes.

Sin embargo, en esta ocasión, ya hay dos opositores que usan parte de esa estrategia para golpear al gobierno y el partido en el poder: la senadora Lilly Téllez y ahora el empresario Gustavo de Hoyos.

Las palabras de Lilly suenan más fuertes y duras, ya que se refiere a los senadores de MORENA como parte de una jauría que es alimentada con croquetas y se mete a terrenos fangosos para señalar errores, abusos y atropellos de los gobernantes, así como descalificaciones y hasta insultos los que expresa.

Hasta ahora esa estrategia usada en el Senado la ha valido aumentar su popularidad, aunque debe crecer más si desea competir como candidata presidencial.

En el caso de Gustavo de Hoyos apenas se acaba de incorporar a la búsqueda de una candidatura presidencial, aunque sus argumentos de buscar una candidatura ciudadana fueron la base para arremeter contra los partidos políticos, incluidos los de oposición que se supone serían sus aliados.

Hasta ahora los otros aspirantes se muestran mesurados y recurren a estrategias más tradicionales, calculando que los electores no gustan de las palabras altisonantes, los insultos y las agresiones. Pronto veremos quién tiene la razón.

…………………

Curiosos que son los morenos como anfitriones. sucedió ayer con el director de PEMEX, Octavio Romero que inivitó a Lorenzo Meyer para hacer la presentación de su libro en la sede de la empresa. El libro Las raíces del neoliberalismo petrolero en México editado por el FCE no mereció mayor atención del tabasqueño, quien bajó dijo unas palabras y se ausentó por tener un compromiso.

Email: ramonzurita44@hotmail.com

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