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Por Samuel Cantón Zetina / @SamuelCanton
¿Qué pasará con la relación del gobierno federal con los medios de comunicación?
La relación de la 4T con la prensa, en general, ha sido la más difícil y áspera de que se tenga memoria.
Plagada desde el principio de enfrentamientos y descalificaciones mutuas, al cabo de los años ha dado como resultado la radicalización de los auditorios: una parte respalda a muerte el proyecto de transformación de Andrés Manuel López Obrador, mientras otra lo repudia en serio.
No hay términos medios.
El presidente sostiene que esos conductos perdieron privilegios -de Ricardo Salinas asegura que pretende la exención de millones de pesos en impuestos para TV Azteca y sus empresas, “como antes”-, en tanto aquellos lo acusan de “dictador” y de jefaturar un régimen nada distinto a los corruptos del PRIAN.
Sin embargo, el problema ahora es que el resentimiento contra el paisano lo han extendido a la candidata presidencial Claudia Sheinbaum, por respaldar las políticas del lider indiscutible de MORENA, de allí la duda si continuará la guerra de papel y saliva, o habrá en alguno de los bandos, o en los dos, un cambio de estrategia que recomponga y recatapulte la relación.
Sucede un aspecto curioso, porque muchas de esas empresas se han fortalecido a pesar de los frecuentes obuses que reciben desde La Mañanera, debido a dos cosas: a la extremización del conflicto, y a que por el arrastre popular de AMLO, elevan su “rating” atacándolo.
El negocio actual en la prensa política es defender a muerte al presidente y a la 4T, por un lado, o -por el otro- agredirlos sin pausa ni piedad.
Hay clientes para las dos posiciones límite.
Desde otra perspectiva, es claro que la credibilidad de la mayoría de periódicos, canales de televisión y frecuencias radiofónicas se vino abajo a causa de la exhibición que de ellos hace AMLO, tambien sin descanso, como “conservadores” que defienden el regreso de la deshonestidad y los favores inmorales.
¿Qué pasará con la relación del gobierno federal con los medios de comunicación?
La relación de la 4T con la prensa, en general, ha sido la más difícil y áspera de que se tenga memoria.
Plagada desde el principio de enfrentamientos y descalificaciones mutuas, al cabo de los años ha dado como resultado la radicalización de los auditorios: una parte respalda a muerte el proyecto de transformación de Andrés Manuel López Obrador, mientras otra lo repudia en serio.
No hay términos medios.
El presidente sostiene que esos conductos perdieron privilegios -de Ricardo Salinas asegura que pretende la exención de millones de pesos en impuestos para TV Azteca y sus empresas, “como antes”-, en tanto aquellos lo acusan de “dictador” y de jefaturar un régimen nada distinto a los corruptos del PRIAN.
Sin embargo, el problema ahora es que el resentimiento contra el paisano lo han extendido a la candidata presidencial Claudia Sheinbaum, por respaldar las políticas del lider indiscutible de MORENA, de allí la duda si continuará la guerra de papel y saliva, o habrá en alguno de los bandos, o en los dos, un cambio de estrategia que recomponga y recatapulte la relación.
Sucede un aspecto curioso, porque muchas de esas empresas se han fortalecido a pesar de los frecuentes obuses que reciben desde La Mañanera, debido a dos cosas: a la extremización del conflicto, y a que por el arrastre popular de AMLO, elevan su “rating” atacándolo.
El negocio actual en la prensa política es defender a muerte al presidente y a la 4T, por un lado, o -por el otro- agredirlos sin pausa ni piedad.
Hay clientes para las dos posiciones límite.
Desde otra perspectiva, es claro que la credibilidad de la mayoría de periódicos, canales de televisión y frecuencias radiofónicas se vino abajo a causa de la exhibición que de ellos hace AMLO, tambien sin descanso, como “conservadores” que defienden el regreso de la deshonestidad y los favores inmorales.
