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Por Samuel Cantón Zetina / @SamuelCanton
Este día, México amaneció con su primera presidenta (electa) en 214 años de vida independiente.
Un pueblo dominado por el machismo será gobernado por una mujer.
¡Histórico!
Ni Estados Unidos ha pasado por ese tamiz…
Claudia Sheinbaum despertó también siendo otra.
Ya no es la candidata.
Ahora ha sido preferida en las urnas para guiar a los mexicanos.
No es lo mismo ser nominada por un partido que ser elegida por un país.
Un segundo cambio experimentará el día -uno de octubre- que la banda tricolor le cruce el pecho.
Y el tercero, y definitivo, transcurrirá en el ejercicio pleno del poder.
Veremos el comportamiento de México bajo la conducción de manos femeninas.
¡Cuándo hubiéramos imaginado en 1955, cuando las mujeres votaron por primera vez, que alcanzaríamos a ver a una de ellas rendir protesta como presidenta!
Casi siete décadas de desigual lucha femenina por igualdad de oportunidades en la política.
¿Qué México veremos a partir de Sheinbaum?
¿Más democrático, más justo, más seguro, más desarrollado?
¿Acaso con buena educación y servicios de salud dignos?
¿El gobierno humanista prometido hará feliz al pueblo y le devolverá sus valores?
Nuestra nación ha transitado por distintos grupos de gobernantes: militares en la revolución, civiles al terminar el conflicto (Madero), con un momentáneo regreso al verde olivo con los generales Cárdenas y Ávila Camacho.
Miguel Alemán Valdés, en el 46, inició una era de presidentes abogados y políticos: Ruiz Cortines, López Mateos, Díaz Ordaz y Echeverría.
Todos ellos, menos López Mateos (Trabajo) surgen de Gobernación.
Aparecen en el 76, con López Portillo, los tecnócratas (emergen de las áreas financieras del gobierno: Hacienda y Programación): Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo.
Debuta la transición, y arriban entonces los panistas: Vicente Fox y Calderón.
Después, desde partidos diferentes, vuelven dos políticos: Peña Nieto y López Obrador, y con éste la izquierda al poder.
Ayer llegó una mujer.
