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* A pesar de que el tricolor solo ganó una alcaldía en Hidalgo, el ex gobernador dice que su partido renacerá de las cenizas, el asunto es que los ciudadanos no se tragaron el cuento de que el PRI cambiará y de paso, dieron la espalda a la franquicia alquilada por el Grupo Universidad; Damián Sosa quedó en un nada honroso tercer lugar en sus aspiraciones al Senado y los candidatos de la “Sosa Nostra” no ganaron ninguna diputación ni federal ni local
Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
No puede adjetivarse más que de risible la actitud asumida por el gobernador Paco Olvera que en un estilo cantinflesco trató justificarse, al velar con cerillos los despojos del otrora partido oficial, mejor conocido como PRI, según se aprecia en un video subido a sus redes sociales.
El tricolor entró ensoberbecido a la contienda electoral de Hidalgo y de la mano de su siempre crítico PAN y de un menguado PRD. El resultado de esta mescolanza no pudo ser peor para los porros que se adueñaron de la franquicia priísta con Alejandro Moreno “Alito” a la cabeza, en complicidad con Rubén Moreira, ex gobernador de Coahuila y su esposa y candidata perdedora a la gubernatura, Carolina Viggiano.
El PRI salió de las urnas con una mano adelante y otra atrás y Paquito sin fuero tras perder abrumadoramente la diputación federal por el VI Distrito de Pachuca.
Y como señala Paquito, en efecto, “el pueblo sabe tomar decisiones” y los ciudadanos no se tragaron el cuento de un nuevo PRI cuando vieron los rostros de corrupción por todos conocidos. Aquí lo dijimos en reiteradas ocasiones: si Olvera quiere pedir el voto a los ciudadanos debe ante todo presentar su verdadera declaración patrimonial y explicar qué hizo con los 5 mil millones adeudados al ISSSTE durante su gobierno, quebranto que causó una afectación directa a la seguridad social de más de 70 mil maestros.
Fue patética la imagen de un evento en Pachuca al que acudieron los dirigentes nacionales y Olvera Ruiz; la toma aérea puso al desnudo las miserias de su convocatoria pues fueron incapaces de llenar una cancha de fútbol rápido, pero al decir de Olvera, el priísmo el “Hidalgo se levantó y se unió”.
Pero el ahora candidato a una orden de aprehensión, asegura que una derrota no los define, “el PRI está más unido y firme que nunca porque deben aprestarse a luchar por el país y por la democracia”, pontifica Olvera con los crespones negros colgando de las cifras electorales donde el tricolor solo ganó una de las 84 alcaldías del Estado, y ninguna de las diputaciones locales y federales de mayoría.
En este rubro de los municipios, Morena ganó en 53 de los principales ayuntamientos del Estado como Pachuca, y obtuvo por si solo como partido una votación del 37,84 por ciento con 559 mil 968 votos; el PRI con su trinca amorfa del PAN y PRD, apenas alcanzó el 10,52 por ciento para sumar escasamente 155 mil 652; por sí solo, el tricolor apenas rebasó los 70 mil votos, es decir, el 4,7 por ciento para salvarse de la pérdida de su registro.
Y aunque para el Grupo Universidad y su Sosa Nostra, arrendadores de la franquicia del Partido del Trabajo, los comicios municipales los ubicaron como la segunda fuerza con el 14,6 por ciento de los votos con 217 mil sufragios y 14 triunfos en pequeños municipios de la entidad, en Ixmiquilpan y otros más, enfrentó el mismo fenómeno de rechazo que el PRI, por sus gastados candidatos.
Ejemplo de esto es la amenaza de Cipriano Charrez, candidato perdedor en Ixmiquilpan por ese partido que ahora amenaza con cerrar carreteras exigiendo voto por voto, cuando el asunto de fondo no es un presunto fraude electoral sino su pésima imagen como ex delincuente y asesino de un humilde taxista, razón por la que fue desaforado en San Lázaro por sus ex compañeros de Morena. La gente del citado municipio lo repudia y solo encontró acomodo en un partido rentado por la mafia de los Sosa Castelán.
Por distritos el abismo electoral y derrumbe para el tricolor se acrecienta, pues Morena arrasó en los 18 distritos con 675 mil 505 votos –el 45,4 por ciento de los sufragios–, contra solo 268 mil 496 de la alianza PRI, PAN, PRD; el PT solo legó a los 203 mil votos, insuficientes para tener legisladores de mayoría en el Congreso Local.
En el terreno de las senadurías, Morena también acrecentó su distancia con Simey Olvera, quien logró 690 mil 728 votos para alcanzar el 46,7 por ciento y ubicarse en la primera posición; le siguió muy abajo Carolina Viggiano, candidata de la coalición PAN, PRI y PRD, con 303 mil 682 votos; esto es, el 20,5 por ciento y en un nada honroso tercer lugar apareció el boquiflojo Damián Sosa Castelán que no logró concretar sus sofismas de ganar en las urnas. El miembro de la “Sosa Nostra” apenas llegó al 10,7 por ciento para sumar 158 mil votos.
A pesar del contundente escenario poselectoral, Paco Olvera dice que su partido se levantará de las cenizas para remontar el vuelo cual Ave Fénix. El asunto es que no solo en Hidalgo sino en todo el país, el PRI es un partido en franca ruina, al extremo de haber sido arrojado al cuarto lugar Maynez, el candidato presidencial de Movimiento Ciudadano.
Ahora, sin fuero, el ex mandatario deberá aprestarse no solo a vigilar los restos putrefactos de su partido, sino a ver la forma de librarse de las acusaciones de corrupción en su contra, Días aciagos esperan a Paquito, que ni qué…