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+ AMLO: la guerra más sucia y ruin, por misógina
Por: Martha Elba Torres Martínez
¡Auch! para el ego político. Pero por simple lógica matemática, aquella que López Obrador pretende cercenar del desarrollo intelectual de nuestras niñas y niños, se entiende que el PRD haya sido el menos favorecido en la colecta de “simpatías” partidistas en el Frente Amplio por México:
Todas las encuestas arrojan una preferencia electoral para el PRI y PAN de dos dígitos, el PRD no supera el 3 por ciento y en 17 entidades no cuenta con registro estatal. Ya hasta perdí la cuenta de cuántas veces he escrito que Jesús Zambrano es un dirigente nacional de oficina y RPs de la alianza Va por México; a diferencia del senador Miguel Ángel Mancera que quién sabe dónde hizo gira de promoción, sí hay pruebas que el ex gobernador michoacano ha andado en chinga por todo el país en el último año.
Los amarillos tienen todo el derecho de exigir explicaciones al Comité Organizador del FAM sobre la exclusión de Silvano Aureoles que recaudó 288 mil firmas y Mancera 195 mil. Si las respuestas no convencen particularmente al primero, pues ya se irá y que busque en Morena, o Movimiento Ciudadano que acepta a todos. Pero la candidatura presidencial, que ya la olvide.
Tengo la idea que por lógica política -negociación-, los partidos esperaban salvar su “honor” con precandidatos cada uno, pero los números son fríos, sin sentimientos, y en ese sentido actuaron las y los integrantes del Comité Organizador que encabeza el experto electoral, Arturo Sánchez, sobre los mayores puntajes. Porque cómo excluir al priísta Miguel de la Madrid que obtuvo 344 mil o a Santiago Creel con 350 mil o Beatriz Paredes que alcanzó 451 mil, por subir a Silvano o Mancera.
Xóchitl y sus 554 mil es sociedad civil, pero también militantes de partido; el propio Aureoles lo reconoció así en una entrevista a Política Expansión: “Hay un sector del PRD que anunció su ayuda Xóchitl y yo no lo veo mal. Digo, ¡qué bueno que haya libertad de elegir! Esos que se fueron con ella, pues me hubieran apoyado a mí, pero decidieron apoyarla a ella y están en su libertad”.
El caso que todos caben en el Frente, nadie sobra pero si se necesitan muchos. Hay tanto por construir, porque son alrededor de 22 mil cargos en elección el próximo año y tan importante es “la grande” como las cámaras legislativas. El 2018 dejó una gran lección: una elección jala a las otras, y si ganan, está la conformación del Gobierno de Coalición con los más probados y aprobados para sellar el círculo de confianza en el electorado votante y abstencionista.
Al final, solo quedará uno, una y todo apunta a Xóchitl. ¿Qué tiene que hacer el PRD? Lo que he escrito el montonal de veces, cambiar urgentemente de dirigente nacional, que entre Silvano o Mancera y se pongan a reconstruir partido, porque de veras, están en riesgo inminente de perder el registro nacional si siguen así, y sus votos son importantísimos para una competencia que pinta no apta para cardiacos. Eso de la “pausa” es una reverenda valandronada, como la de AMLO en la relación de México con España. Así que, mis estimados amarillos: a sobarse y trabajar…
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Y hay que aprovechar que el Presidente ya comienza a desesperarse. Desde el 3 de julio, golpeando todas las mañanas a ese fenómeno político que resultó Xóchitl Gálvez, y entre más porrazos le suelta, más la crece. Más de medio millón de firmas de respaldo en un mes, no es cualquier friolera. Y menos siendo víctima de la guerra más sucia y ruin por misógina, artillada desde la mismísima Presidencia de la República, que he podido constatar en 46 años de reporteo. Y eso, que aún no inicia formal y legalmente las elecciones presidenciales.
Sí. Hay razones para que cunda el despecho en Palacio Nacional: una, en esta atípica temporada pre de las preprecampañas, Gálvez Ruiz se ubica a tan solo 8 puntos debajo de la “favorita” en Morena, de acuerdo a la reciente encuesta de El Financiero; dos, el dato interesante que aporta la medición: 7 de cada 10 entrevistados piensan que el Presidente se está pasando de gandalla con la hidalguense.
La interrogante, en el escenario anticipable que Xóchitl sea la candidata presidencial por el FAM, es si López Obrador está decidido a sostener esta ofensiva tan grotesca y delirante hasta la víspera de las elecciones de junio de 2024.
Todo indica que así será. Porque nadie de la 4T, solo AMLO, tiene la fuerza para hacer mella en la candidatura presidencial opositora. Xóchitl no está manca ni es taruga y se ha defendido de los madrazos que consuetudinariamente le lanza el Presidente, pero en su momento, agotado el proceso electivo del Frente Opositor, que igual, en un solo mes sumó cerca de dos millones de simpatías, saldrá al quite.
Y aquí la tercera razón para que cunda el pánico en el palacio presidencial: Lo que logró el FAM en un solo mes lo que confirma que si hay tiro el 2024-, ni en sueños las han juntado las “corcholatas” y los agregados en 70 días de recorridos; porque son los mismos militantes y los mismos acarreados de programas sociales los que nutren las asambleas informativas de Morena. Nada menos el 20 de agosto, viene Gerardo Fernández Noroña a Uruapan y Morelia, y públicamente ofreció camiones y lonche para sus eventos.
Hay que considerar que todavía falta el Plan de Gobierno con el que el FAM pretende dar respuesta a todos los desafíos que enfrenta el país, particularmente en seguridad, salud, economía y educación y que será la antítesis de más de lo mismo que ofertará Morena: inseguridad, violencia y abandono social.
El caso que estas elecciones presidenciales no solo son singulares por su tempranez, sino porque abierta y frontalmente el Presidente de la República conducirá la campaña de la 4T. De hecho, ya lo hace con su estrategia de no hablar a favor de sus “corcholatas” para que no lo sancione el INE o el Tribunal Electoral, pero apalea a la oposición tupidito, y su ley del garrote, a jueces, magistrados y ministros que osen pretender “silenciarlo”.
No. Nadie lo quiere callar. El juez Martín Santos Pérez que concedió la suspensión provisional para que el Presidente ya no se refiera a Xóchitl en sus mañaneras, lo que hizo fue defender sus derechos políticos y privados. Quién puede negar el discurso de odio de López Obrador, la persecución judicial en su contra.
A ver, mis estimadas y estimados lectores, neta, ¿no es violencia de género invisibilizarla como la “señora x” y satanizarla como “la innombrable”? ¿no se burló de ella por haber vendido gelatinas y tamales para contribuir al gasto familiar? ¿no le dijo títere, pelele, de un grupo de machines?
Y a propósito del juez Santos Pérez, que también ya es víctima de acoso por parte del Presidente, pues lo acusó de proteger delincuentes. Pero, a ver, ¿quién ordenó en 2019 la liberación de Ovidio Guzmán cuando los marinos ya lo habían atrapado? ¿Qué Presidente visitó cinco veces en cuatro años, el perdido Badiraguato, en Sinaloa? ¿Quién corrió hasta la camionetota de la mamá del Chapo, y le extendió la mano: “Te saludo, ¡no te bajes! ¡no te bajes!… ya recibí tu carta”?…
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Luis Antonio Espino escribió el 26 julio en Letras Libres, sobre los ataques discursivos desde Palacio Nacional contra Gálvez Ruiz. Coincido en la demostrada habilidad de AMLO para activar marcos mentales y/o conceptuales con palabras específicas. “Mafia del poder”, “los corruptos”, “la robadera”, “no somos iguales”, “periodistas chayoteros”, “la guerra de Calderón”, etc., que le funcionaron por el momento histórico y que aderezó con la polarización social, con los “buenos” en la 4T y los “malos” del neoliberalismo. Pero también, a cinco años de ejercicio y abuso del poder, el imaginario ha creado antídotos: “no son iguales, son peores”; “abrazos a los asesinos”, “la salud como en Dinamarca”, etc.
Dice Espino: “Una vez establecido el marco de su ataque, el Presidente usa con intensidad tres armas para reforzarlo: desinformación, saturación y repetición. Desinforma al atacar sin pruebas y con dolo, repite el mismo mensaje incesantemente y –con ayuda de sus propagandistas en los medios y sus bots y trolls en redes sociales– satura el debate público”.
Espino y otros articulistas y columnistas sugieren que Xóchitl no debería contestar necesariamente en los mismos términos que el Presidente ataca, sino en los suyos. Y así lo ha hecho al no dejar pasar ni una, reforzar sus atributos, origen e historia de éxito, y cuida su discurso, cosa comprobable en las entrevistas que he seguido en Tele Fórmula. Su lenguaje coloquial y salpicado de palabras “malsonantes” le dan gracia porque no abusa.
En una de esas entrevistas, con Pepe Cárdenas, el escuché una expresión que suena prometedora, si llega a candidata y luego a presidenta, porque dicta todo lo contrario de lo que es López Obrador: “yo la puedo pendejear en algún momento. Pero díganme, para corregir, porque se trata de escuchar… pero todos cometemos pendejadas, ¿o quién no?”…