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RAÚL BADILLO VIVE EL OCASO DE SU CACICAZGO EN HUEJUTLA

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*  Fallidos, sus intentos por generar caos en la huasteca

Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010

Especial Expediente Ultra

Cuando el gobernador Julio Menchaca, en alusión a los actos vandálicos en Huejutla, señaló que «son tiempos de generosidad (porque) anteriormente la mezquindad frenó el crecimiento y progreso de muchos rincones hidalguenses… donde las consecuencias son visibles por las condiciones de pobreza», fue muy claro que la suerte del cacicazgo que pretendió ejercer el ex alcalde Raúl Badillo tiene ya los días contados.

Dentro de su estilo sobrio, el mandatario estatal dejó suficientemente en claro que el municipio de Huejutla, donde ya suman varias semanas de vandalismo, secuestros de funcionarios y violencia contra la población, y dijo que «en mi administración no se permitirán más esas prácticas». (Utilizar a la población indígena para favorecer intereses ajenos).

Y si Menchaca alude la generosidad, no lo hace con frases huecas, sino que informó el envío de 114 millones de pesos de parte del presidente López Obrador para beneficio de 100 Centros de Salud, de los más precarios de la entidad, como son los casos de Actopan e Ixmiquilpan, y a éste último, se le permitió extender hasta septiembre la regularización de automóviles procedentes de Estados Unidos (regularmente conocidos como «chocolates»).

El gobernador destacó además la solidaridad de los hidalguenses que participaron en el programa de reemplacamiento. Originalmente, la recaudación fue estimada en 710 millones, pero al cierre de julio, la meta fue superada al llegar a 967 millones, mismos que serán totalmente reinvertidos  en 100 por ciento en obras públicas para los 84 municipios de Hidalgo.

BADILLO, INCITADOR DEL CAOS

Hace ya varias semanas que Huejutla de Reyes  padece de un caos que, contra lo que pudiera pensarse, no es «un estallido social» de colectividades indígenas que reclaman derechos conculcados.

La violencia contra autoridades, el secuestro de funcionarios y el caos generado, es un plan manejado para dar «la sensación de inestabilidad en la zona», pero el grueso de la población no se ha tragado el garlito.

Todo se origina en el rompimiento entre el ex alcalde, Raúl Badillo, y el edil en funciones, Daniel Andrade, quien rechazó las ínfulas caciquiles de su antecesor.

Y Badillo buscó «revancha» con la reprobable utilización de grupos indígenas cuya condición de pobreza extrema les convierte en manipulables en cuanto a falsas campañas de supuesta reivindicación de derechos.

Se echó mano del manido recurso de prometer dinero a los delegados de comunidades para que so pretexto de «promesas incumplidas», exijan con métodos violentos, beneficios económicos y obras que, inclusive, ya están aprobadas y en curso de ejecución.

Pero todo obedece al deseo de venganza de Badillo, por su fracaso en el intento de colocar a su sobrino, Eusebio Badillo, como presidente de la Asociación Encuentro por el Desarrollo Social, y luego el congelamiento en que se encuentra su segunda propuesta, para Gabriel Ramos Moguel.

Pero el motivo más fuerte para la frustración del cacique frustrado, es la posibilidad surgida en los días recientes de que Alfredo San Román Duval -a quien aplico una puñalada trapera- sea postulado para alcalde por Morena y eso, se comenta por esos rumbos, «lo tiene desesperado» y se dedica a financiar inconformidades falsas, en un intento de recuperar poder e influencia en la zona.

Pero el manido recurso de tirar la piedra y esconder la mano no le ha funcionado. Sus días de cacique están contados, y diríase que… ¡por minutos!

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