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CINCO CÁRTELES CONTROLAN Y ATERRAN A LA CMDX

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Campo minado dejaron a Sheinbaum (Foto especial)

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*  Los más fuertes son el CJNG, Sinaloa, Juárez, Golfo y Los Beltrán; el primero, el más poderoso y sanguinario, apoya a la Unión Tepito. De enero a junio se han registrado más de 800 homicidios dolosos, 4.7 al día

Por José SÁNCHEZ LÓPEZ / FOTOS ESPECIALES

Especial para Expediente Ultra

Pese a la negativa del gobierno que no admite la presencia del crimen organizado y menos aún la del narcotráfico, es evidente la existencia de al menos ocho organizaciones del narco, que tomaron por asalto y se apoderaron de la Ciudad de México, siendo las responsables de la ola de violencia e inseguridad que se abate sobre la urbe, como resultado de la feroz y sangrienta lucha por ejercer la supremacía en la venta de droga en una de las ciudades más grandes, y ahora inseguras, del mundo.

En opinión de expertos en la materia, las organizaciones criminales que tienen presencia en la CDMX, son: El Cártel Jalisco Nueva Generación, El Cártel de Sinaloa, llamado ahora del Pacífico; El Cártel del Golfo y El Cártel de Los Beltrán Leyva y con menor poderío, pero de igual peligrosidad, figuran “Los Zetas”, “La Familia Michoacana” y “Los Caballeros Templarios”, supuestamente extinguidos por los embates de las autoridades antidrogas.

CJNG amenaza latente en la CDMX

La organización más poderosa del tráfico de enervantes en todo el país, incluyendo  la ciudad capital es el CJNG y a dicho cártel pertenece el grupo “La Unión Tepito”, cuyo acérrimo enemigo es el grupo Anti Unión Tepito, cobijado a su vez por el Cártel de Sinaloa, aunque existen otros grupúsculos como Los Negros, en GAM, en Ejército de Oriente y en Iztapalapa; «Los Felipes«, en Tláhuac y «Los Patines», en la Colonia Arenal, de Venustiano Carranza.

Para analistas como Francisco Rivas, Erubiel Tirado, Alejandro Hope y Elena Azaola, entre otros, las deficiencias en políticas públicas, la colusión tolerada con policías y la negativa de autoridades a reconocer el problema, les ha permitido a esa clase de organizaciones delictivas, reforzarse, expandirse y tomar control de territorios.

No obstante las opiniones de los expertos, para los anteriores jefes de gobierno, como Miguel Ángel Mancera Espinoza, José Ramón Amieva Gálvez e incluso para la actual gobernadora de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, las ejecuciones, los descuartizados, las narcomantas y los enfrentamientos entre grupos rivales del narco, “son hechos aislados que no reflejan la verdadera situación de la ciudad”, dicen.

Amieva Gálvez llegó a decir que los muertos que aparecían en diferentes puntos de la metrópoli, “se los venían a dejar”.

En rueda de prensa declaró: “Yo les digo a estas personas (a los delincuentes) que no vengan a dejar a sus muertos, que no vengan a delinquir a la Ciudad de México, que lo que están realizando es un delito muy reprobable y que vamos a estar encima de ellos, así solamente les comentamos”.

Por su parte, InsightCrime, un sitio especializado a nivel internacional en crimen organizado, señala que detrás de los narcos en la Ciudad de México (narcomenuderos, como los califican las autoridades locales), están las grandes organizaciones criminales que manejan grandes cantidades de droga, “porque es obvio que para que haya narcomenuderos, tiene que haber narcomayoreos”.

Estos grupos criminales, revela su análisis, controlan el paso, la distribución y venta de drogas en la Ciudad de México, principalmente en Tepito, Garibaldi, Iztapalapa, Xochimilco, Zona Rosa y muchos otros puntos más, lo que ha derivado en un incremento en la inseguridad, ya que al tratarse de grupúsculos que no poseen la estructura y recursos de las grandes organizaciones del narcotráfico, recurren a la violencia como único camino para demostrar su poderío, con la consiguiente ola de crímenes y hechos violentos que mantiene en vilo a los capitalinos.

Patrick Corcoran, presidente de InsightCrim, detalla que el Cártel de Tepito, fundado por Jorge Reyes Ortiz, “El Tanque”; tenía vínculos con la organización de Los Beltrán Leyva y con Édgar Valdés Villarreal, “La Barbie”, cuando éstos ya están separados del Cártel de Sinaloa que encabezaba Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, lo que demuestra que detrás de esos mininarcos, está los grandes capos.

A últimas fechas, el grupo conocido como “La Unión Tepito”, formado por ex integrantes de la Organización de los Beltrán Leyva y la Familia Michoacana, se ha convertido en el grupo dominante, superando a otros grupos rivales con vínculos con “Los Zetas” y “El Cartel de Sinaloa”.

A esos grupos que alcanza mucha o escasa relevancia, según el caso, concluye el experto, hay que añadir los imitadores, aquellos jóvenes que se sienten narcos y toman el nombre de un cártel de importancia para hacerse pasar como miembros del mismo y cometer toda clase de ilícitos, principalmente la extorsión, lo que agrava aún más el clima de violencia a inseguridad.

COMPLICIDAD POLICÍACA

Dentro de ese submundo del narcotráfico, tienen un papel preponderante los policías corruptos, que lejos de cumplir con su deber, como es combatir a la delincuencia, llegan a formar parte de su nómina y mediante su cargo y puesto, brindan toda clase de protección y ayuda a quienes deberían de atrapar.

Uno de esos casos es el de policías preventivos adscritos al Sector 54, que debieron grabar los momentos en que fueron esparcidos los cuerpos desmembrados de dos sujetos, en la esquina de avenida Insurgentes y Flores Magón, a menos de 200 metros de la estación policial.

Se dispararon los secuestro en la CDMX

Otro hecho de policías al servicio del hampa, quedó al descubierto tras el abatimiento de Felipe de Jesús Pérez Luna, “El Ojos”, jefe del Cártel de Tláhuac, en el que no sólo preventivos estaban involucrados, sino hasta agentes de la procuraduría capitalina.

Cabe recordar que cuando Miguel Ángel Mancera era procurador de Justicia del Distrito Federal, comenzaron a aparecer narcomantas con graves amenazas hacia él y hacia su gente, por dar protección a grupos rivales al Cártel Jalisco Nueva Generación, sin embargo el que a la postre sería jefe de gobierno, replicó: “No tengo reportes de que se haya asentado el crimen organizado en el Distrito Federal, lo más es que hay algunos objetivos que llegan a estar en tránsito y los grupos que operan en la Ciudad de México no pueden considerarse cárteles”.

Al respecto, cabe acotar que también Ricardo Monreal Ávila, como delegado en Cuauhtémoc, sabe de la existencia de los cárteles en la ciudad desde hacía 6 años.

Empresarios, comerciantes y vecinos del Centro Histórico, se reunieron con su entonces director general de Gobierno, Héctor Maldonado, para hablar sobre la inseguridad que imperaba en las calles por la presencia de integrantes de los cárteles Jalisco Nueva Generación, Unión Tepito y Anti-unión, “y si bien Monreal Ávila no negó la existencia de cárteles, no hizo nada para combatirlos”, señalaron entonces los afectados.

Actualmente, la violencia e inseguridad que impera en la mayor parte de la Ciudad de México, principalmente en Tepito y en el Centro Histórico, han provocado el cierre de números negocios.

El nivel de violencia ha arrojado cientos de muertes en el primer semestre de este año.

De acuerdo a cifras del Secretariado del Sistema Nacional de Seguridad Pública, del uno de enero al 30 de junio del presente año, se han registrado en la Ciudad de México, un total de 817  homicidios dolosos, presuntamente ligados al crimen organizado, clara evidencia de la disputa de organizaciones del narcotráfico por el control territorial de la venta de droga.

En enero, 143; febrero, 114; marzo, 157; abril, 118; mayo, con 160, hasta ahora el más violento y junio con 125.

Hace cuatro años, a principios de 2015, la desaparecida Procuraduría General de la República advirtió de la presencia del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), cuyo líder es Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, en la Ciudad de México, donde tras la presencia de mantas reivindicadas por dicha organización en las que advertían que habían llegado a la capital para tomar el control y poner orden.

En el oficio SJAI/DGAJ/04529/2015, la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido) y el Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia (Cenapi), dejaba en claro que el CJNG, considerado por Estados Unidos como uno de los más poderosos de México, mantenía ya fuerte presencia en la Ciudad de México.

Un informe de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos, (DEA, por sus siglas en inglés), dado a conocer meses antes, identificó la presencia de los referidos cárteles en la capital del país: “Cártel Jalisco Nueva Generación”, el más sanguinario y poderoso; Los Zetas, Cártel de Sinaloa, el Cártel de los Beltrán Leyva, Cártel del Golfo, La Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios”.

Para el abogado Gabriel Regino García, “es innegable la presencia del crimen organizado, por la forma en que se dan las ejecuciones, el uso de armas cortas y largas, de grueso calibre y de los narcomensajes que dejan los protagonistas”.

El también ex subsecretario de Seguridad Pública del entonces Distrito Federal, considera que la presencia de los cárteles es algo incuestionable, pues sin su participación sería imposible que se tuviera la oferta de estupefacientes con la que se cuenta en la capital.

A su vez, Carlos Mendoza, consultor en temas de seguridad pública, dijo que la pelea por el control del mercado de las drogas se agudizó tras la captura de algunos de los líderes de grupos locales que controlaban la venta de drogas al menudeo y que tenían como centro de operaciones Tláhuac, Xochimilco, Iztapalapa y Tepito.

Ello ha provocado dos efectos: primero, confrontar de manera interna a miembros de esos mismos cárteles y después atraer a los de otros grupos criminales de diversos estados del país, además de que algunas bandas conformadas por extranjeros (colombianos, venezolanos) comenzaron primero con los robos a casa habitación, siguieron con secuestros y terminaron por vincularse a la venta de droga al menudeo.

Por su parte, Francisco Rivas, director del Observatorio Nacional Ciudadano, indicó que la violencia, que cada vez se hace más visible en la Ciudad, exhibe la operación de los cárteles de la droga en la capital, “evidentemente que hay un problema relacionado con la delincuencia organizada, lo hemos dicho, lo hemos denunciado, hemos insistido sobre el tema, en la Ciudad de México hay elementos que apuntan a que existe delincuencia organizada, sin embargo, la autoridad no quiere reconocerlo”.

OPERACIÓN DE LOS CÁRTELES EN LA CDMX

De acuerdo con el documento “México: crimen organizado y organizaciones del narcotráfico (Mexico: Organized Crime and Drug Trafficking Organizations) de June S. Beittel, analista de asuntos latinoamericanos en el Servicio de Investigación del Congreso de Estados Unidos en la Ciudad de México, sí hay influencia de cárteles de narcotráfico.

El análisis destaca que en la Ciudad de México hay influencia del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), los Caballeros Templarios y la Familia Michoacana y precisa que la capital del país, es una de las entidades federativas en donde hay presencia de 24 células del narcotráfico, sólo por abajo de Tamaulipas con 42 y Guerrero con 25.

En su estudio, detalla las zonas donde operan dichos cárteles y sus células:

ORIENTE

El 20 de julio de 2017 ocurrió el enfrentamiento en el que infantes de la Marina-Armada de México abatieron a Felipe de Jesús Pérez Luna, El Ojos, líder del Cártel de Tláhuac, una más de las células del Cártel Jalisco Nueva Generación que operan en la capital mexicana.

Los hechos provocaron lo nunca antes visto en la Ciudad de México, una serie de bloqueos relacionados con el grupo criminal, secuestro y quema de vehículos, manifestaciones de protesta por la muerte del “Ojos” y muestras de apoyo hacia el narcotraficante abatido, como ha ocurrido en otros estados de la República Mexicana.

Quedó de manifiesto que Felipe de Jesús mantenía el control de la venta de droga en otros puntos de la ciudad, como Milpa Alta, Xochimilco, Iztapalapa y Coyoacán, incluyendo la zona de Ciudad Universitaria, en la UNAM.

CENTRO

Otra de las células del narcotráfico que operan en la Ciudad de México es La Unión de Tepito, responsable de extorsiones a comerciantes y venta de droga en el corredor comercial de colonias céntricas como la Condesa, Hipódromo Condesa y Roma, de acuerdo con reportes de la policía.

Las narcomantas de la CDMX son una historia real

En su origen esta organización fue creada por un grupo de jóvenes que se dedicaron, primero, a cobrar protección a comerciantes del centro de la Ciudad de México y al amparo del crimen organizado, saltaron a la distribución de droga.

En noviembre de 2012, integrantes de La Unión Tepito irrumpieron en el bar The End para asesinar a El Vaquero, quien hasta entonces daba protección a los antreros de la colonia Condesa y, desde esa época, mantienen su dominio y son responsables de los principales delitos en la zona, entre ellos el narcomenudeo.

Las acciones de la policía capitalina contra La Unión de Tepito se intensificaron a raíz del caso del bar Heaven, en mayo de 2013, en el que 13 personas fueron levantadas y ejecutadas, derivadas de problemas entre grupos rivales de narcotraficantes.

Ese fue uno de los casos que evidenciaron la pugna entre organizaciones del narco y no entre “narcomenuderos”, como insiste el gobierno local en llamar a los vendedores de droga en la Ciudad de México.

El 23 de mayo de 2013, fue encontrado el cuerpo sin vida de Horacio Vie Ángel, “El Chaparro”, recargado sobre un árbol afuera del bar Black, en la colonia Condesa. El domingo 26, tres días después ocurrió el secuestro de 13 jóvenes habitantes de Tepito, pero la noticia se mantuvo en secreto hasta que el miércoles 29, habitantes del barrio bravo cerraron el Eje 1 Norte para pedir a las autoridades que resolvieran el caso.

Se supo entonces que habían sido plagiados por un comando armado a plena luz del día, en el Bar After Heaven, en la Zona Rosa, corazón de la Ciudad de México.

Entre los desaparecidos estaban los hijos de dos figuras de la vida delictiva de Tepito: Jerzy Ortiz Ponce, hijo de Jorge Ortiz Reyes, alias El Tanque; y Saíd Sánchez García, hijo de Alejandro Sánchez Zamudio, alias El Papis, ambos reconocidos capos de Tepito, actualmente presos en una cárcel de Hermosillo, Sonora por delitos contra la salud y portación de armas de fuego.

Los jóvenes secuestrados fueron brutalmente torturados y asesinados, así como enterrados en una fosa clandestina del Estado de México.

PONIENTE

En la zona poniente, donde se ubica la exclusiva zona de Santa Fe y Cuajimalpa, también hay presencia de una célula del narcotráfico. 

Un caso que llamó la atención nacional e internacional fue el secuestro y asesinato de María Villar Galaz, sobrina de Ángel María Villar, presidente de la Real Federación Española de Futbol.

Las autoridades federales de México detuvieron en noviembre de 2016 a varios implicados en este caso; la ciudadana española fue secuestrada en Santa Fe el 14 de septiembre de 2016.

Guillermo Gazal Jafif, empresario de origen libanés, aseguró que sí existía la delincuencia organizada, en este caso gente del Cártel de Sinaloa, que operaba no sólo en la Condesa, también  en el Centro, en Santa Fe y en Polanco.

SUR

El secuestro es otro de los delitos que se cometen en la Ciudad de México y en los que se involucran células del narcotráfico.

En junio de 2015 las fuerzas federales detuvieron a José Hernández Arredondo, identificado como el negociador y jefe de la banda de secuestradores que operaba en la zona del Ajusco, organización delictiva relacionada con al menos 20 secuestros en la Ciudad de México

El Cártel de Tláhuac y el El Ojos, primera advertencia a las autoridades

La detención del presunto delincuente, se derivó del seguimiento de las investigaciones del secuestro de seis ciclistas en octubre de 2014, lo que provocó la captura de dos presuntos integrantes de la banda, en mayo de 2015.

Meses después, en septiembre de 2015, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, detuvo a cinco integrantes de otra banda de secuestradores, entre ellos a su líder, Juan Antonio Mendoza Melo, hijo de Juan Mendoza Miranda, quien fuera segundo al mando del grupo criminal ‘Los Bayardo’ que en septiembre de 2002 plagió a las hermanas de la cantante Thalía.

El sello de este grupo criminal era la violencia extrema que ejercían sobre los secuestrados, a dos de las cuales asesinaron por ser gente que conocía a los integrantes de la organización y pretendían evitar que los identificaran

En el mes de octubre de 2015, tres hechos hicieron evidente lo que el gobierno local ha seguido negando por años.

El lunes 19 de dicho mes, el cuerpo de un hombre fue hallado colgado en el puente vehicular de La Concordia, en la Delegación Iztapalapa.

La víctima estaba sostenida con una soga al nivel del tórax y presentaba dos disparos de arma de fuego en la cabeza.

Al día siguiente, la Procuraduría General de Justicia del entonces Distrito Federal (PGJDF), encontró otro cuerpo sin vida dentro de un tambo y con signos de tortura en las calles de la misma demarcación.

A unas horas de esos hechos, un hombre fue ejecutado en la Unidad Habitacional Ignacio Zaragoza en Iztapalapa. El grupo criminal “Gente Nueva del Avispa” dejó un mensaje dirigido al jefe del Gobierno capitalino, Miguel Ángel mancera Espinoza:

“¡JEFE MANSERA! Aquí le vamos a poner a quienes son los que nos han estado amenazando y han matado gente, están protegidos por el cano e Israel, comandantes del reclusorio oriente, entre ellos protegen a los internos El Pulca, coyotes, esteban”,

Como Jefe de Gobierno, Mancera siempre negó a los cárteles

El 25 de febrero de 2018, en las calles de Matamoros, entre Tenochtitlán y Jesús Carranza, en Tepito, fue encontrado un cuerpo sin vida envuelto en una bolsa de plástico. El Ministerio Público de la Coordinación Territorial Cuauhtémoc 3, dijo que el cuerpo había sido decapitado.

Pero no era la primera vez que un cuerpo embolsado fuera abandonado en esa zona, pues a principios de diciembre de 2017, en dos días consecutivos fueron hallados dos cuerpos. El 8 de diciembre un hombre con signos de violencia fue encontrado alrededor de las 4:00 horas sobre República de Argentina, entre República de Paraguay y República de Costa Rica.

Igual que en ese caso, el cuerpo estaba tirado entre las estructuras de los puestos semifijos del Barrio Bravo y un día antes, el 7 de diciembre, otro embolsado fue abandonado dentro de un tambo en la esquina de Jesús Carranza y Fray Bartolomé de las Casas.

Ello en pleno corazón del barrio bravo, aunque antes, el 9 de abril un cuerpo humano desmembrado fue hallado en calles de la colonia San Simón Culhuacán, en Iztapalapa.

Los restos estaban en cinco bolsas de plástico abandonadas en el cruce de Cerrada de Águila Imperial y Águila Blanquinegra. Sólo una de las bolsas estaba abierta y se apreciaba un pie.

El 25 de mayo del mismo año, se registraron tres asesinatos que se adjudicó un grupo autodenominado “Fuerza Anti-Unión”. Los crímenes fueron cometidos en contra de extorsionadores de comerciantes de Tepito. Se dijo que los sicarios fueron  contratados por habitantes del mismo barrio que ya estaban cansados de ser extorsionados por el grupo La Unión Tepito,

Las autoridades comprobaron que las víctimas pertenecían a dicho grupo, liderado en un tiempo por Roberto Moyado Esparza, “El Betito”, quien después se separó de ellos y conformó su propia organización.

Otro asesinato, adjudicado a la Fuerza Anti-Unión, ocurrió un día después; un hombre, identificado como Gerardo González Ortiz, de 46 años de edad, presunto cobrador de cuotas por “protección” en Eje Uno, fue hallado sin vida, en el interior de un tambo y con un mensaje:

“Fuerza Anti-Union sigues tú Hormiga y Chato, sigue la limpia”.

El Hormiga y El Chato son dos miembros de La Unión Tepito que todos los sábados recorren en motoneta los puestos de comerciantes ambulantes y locatarios fijos, para extorsionarlos con cuotas que van de los 200 hasta los mil pesos.

Semanas atrás apareció en el perímetro de la delegación Miguel Hidalgo una manta contra La Unión, supuestamente firmada por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

PROLIFERARAN LAS NARCOMANTAS DESDE HACE AÑOS

En septiembre de 2016, aparecieron dos mantas cerca de las instalaciones de la PFP CONTEL y otras más en Eje 2 Norte, colonia Morelos, cerca de la SEIDO.

En los narcomensajes se atribuyó el incremento de la violencia en varios estados del país y en la Ciudad de México, a Rafael Caro Quintero, a través de su sobrino Sajid Emilio Quintero Navidad, “El Kadete”.

En diciembre de 2017 hubo otra narcomanta: “Soldaditos de plomo, federales de paja, aquí es territorio de la mera raza. Les damos 24 horas para que echen para atrás su pinche ley de seguridad interior o se los va a cargar su pinche madre, atentamente los jijos del benemérito, el respeto al derecho ajeno es la paz”. La manta había sido colgada sobre el puente de avenida Insurgentes, a la altura de La Raza.

El 7 de febrero del presente, en la delegación Azcapotzalco colgaron otra manta con amenazas contra mandos de la Policía de Investigación (PDI) y un mes después se detectó otra con las mismas características en la zona de Álvaro Obregón, sobre Periférico Sur, en la que nuevamente se refieren a la corporación.

La primera advertía de extorsiones, robos, sobornos y abusos de agentes y comandantes de la Policía de Investigación, como El Fashion.

Fue localizada en Azcapotzalco, muy cerca de la Fiscalía de Investigación Contra el Narcomenudeo y la otra fue colocada en Periférico, en la que el CJNG amenazó que acabarían a extorsionadores “chapulines”, así como con agentes de investigación y de la Policía Federal que brindan protección a los grupos delictivos en la Ciudad de México.

Otra más, firmada por el CJNG con amenazas a las autoridades de la capital y al llamado Cártel de La Unión de Tepito, fue retirada por la policía de la CDMX del puente ubicado en la colonia Tlaxpana, en la delegación Miguel Hidalgo.

De 2015 a la fecha, se han descubierto más de 90 narcomantas, aproximadamente, a nivel nacional, en casi todos los estados y en los primeros cinco meses de este año, se ha localizado al menos una docena de narcomantas, la mayoría firmadas por el CJNG.

REOS REINCIDENTES, DETERMINANTES EN LA VENTA DE DROGA

A partir de la entrada en vigor del Nuevo Sistema de Justicia Penal Acusatorio, el  18 de junio de 2017, han sido libertados alrededor de 75 mil presos en todo el país, lo que provocó una alerta por la liberación masiva y sus consecuencias en toda la República, con el repunte de asaltos, robos y otros delitos.

Con la libertad anticipada de los miles de reos, las autoridades reportan que algunos delincuentes han estado hasta seis veces en prisión; en principio por delitos menores pero al reincidir y volver a caer, sus fechorías se vuelven más violentas.

es común que reos que obtuvieron su libertad, sean reincidentes de crímenes graves

A Daniel lo encarcelaron en el 2003 en el Reclusorio Sur por robo; en el 2006, en el Reclusorio Oriente por robo agravado; en el 2007 fue encerrado por robo con violencia, en pandilla y hace días la policía lo atrapó por cuarta ocasión, ahora más violento: encabeza una banda de ladrones, usa un arma larga y una corta y se enfrentó a balazos con agentes capitalinos tras robar un negocio en Iztapalapa.

Luis Alberto fue encarcelado en 2005 por robo, luego en el 2008 por robo y lesiones; después en el 2010 y así, de manera reincidente, ha sido enviado a prisión en al menos cinco ocasiones y siempre regresa a las calles a seguir delinquiendo. La última vez, la sexta, estaba armado. Encañonó y golpeó al encargado de una tienda. Finalmente fue recapturado, pero igual quedará libre en breve, porque la “puerta giratoria” ya lo espera.

Diariamente, los agentes de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México (SSPCDMX) detienen, en promedio, a cuatro reincidentes que cometen, por enésima ocasión, algún delito pero con mayor violencia.

“Es un tema que hemos visto de evolución del delincuente. Hemos encontrado personas que detenemos por robar en un lugar cerrado, y después nos los encontramos en la calle con armas de fuego y asaltando transeúntes”, dijo José Gil García, subsecretario de Información e Inteligencia de la corporación.

Lo mismo sucede con las personas que capturan portando armas, quienes aprovechan que ese delito no amerita prisión preventiva oficiosa, “personas que hemos detenido con arma, las encontramos a los pocos días en libertad, con armas de mayor calibre o largas, agrediendo a otras personas, secuestrando o enfrentando a tiros a la Policía”, dijo Gil García.

Esa reincidencia es por la benevolencia de las nuevas leyes y la facilidad de obtener armas, lo que ha provocado el aumento de la violencia en la capital del país. Personas que antes cometían delitos menores se vuelven cada vez más agresivos o peligrosos.

En el 2017, fueron detenidos al menos mil 800 reincidentes, entre los que destaca una banda de extorsionadores y vendedores de droga, de La Unión Tepito.

El 2 de marzo de ese año, la policía detuvo a Víctor Alfonso y a Francisco Javier, disparando un arma en calles de la Zona Rosa. Sin embargo, al día siguiente la Procuraduría General de la República (PGR) los dejó en libertad. Dos semanas después, los mismos agentes, del mismo sector, los atraparon de nueva cuenta: acababan de matar a un hombre y herir a otro, en un bar en la misma zona.

Estadísticas del Gobierno capitalino, señalan que el 30 por ciento de los presos en cárceles de la Ciudad de México son reincidentes; es decir, se trata de delincuentes que ya fueron detenidos por algún motivo, quedaron en libertad y de nueva cuenta los aprehendieron cometiendo otro delito, pero más grave.

Fernando, estuvo preso en 1995, 1997, 2001, 2002 y, por último, en 2008. Los agentes de la policía lo atraparon cuando acababa de amenazar con un cuchillo a una mujer a la que le robó su cámara y su cartera. El Ministerio Público espera enviarlo nuevamente a la cárcel, esta vez por sexta ocasión, aunque dada la bondad del Nuevo Sistema Penal Acusatorio, seguramente en breve lapso, lo volveremos a ver en la calle, delinquiendo, hasta que mate a alguien o cometa un delito grave en el que las autoridades consideren que entonces sí amerita prisión preventiva oficiosa.

Sin duda que el fenómeno del narcotráfico es multifactorial, pero lo más grave es la involuntaria o premeditada miopía para reconocer su existencia y por lo tanto, combatirlo, lo que agudiza el problema que afecta a millones de capitalinos que viven sojuzgados, a merced del crimen organizado sin que las autoridades se decidan a aceptar su existencia y, por ende, a erradicarlo.

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