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De las corresponsalías
Décadas después de matazones –más vale tarde…- los gobiernos de Sonora, Sinaloa, Durango y Chihuahua juran que van a combatir conjuntamente al Triángulo Dorado.
Van sobre el posible escondite de El Chapo Guzmán. Es decir, donde nació y se crio; donde dominaron Don Neto Fonseca, Rafael Caro Quintero, El Azul y los hermanos Beltrán Leyva.
En el marco de la Reunión Regional Operativa de Secretarios de Seguridad Pública, el fiscal de Chihuahua, Jorge González Nicolás, dijo que, contra los diez grupos que se dedican al tráfico de droga peinarán -sin importar fronteras estatales- palmo a palmo.
Señaló que la Fiscalía General Estatal presentó la necesidad de detener al menos a diez grupos que se dedican al tráfico de drogas y a asesinar gente, “delincuentes que operan en la sierra de Chihuahua y se mueven con facilidad principalmente, a los estados de Sonora, Sinaloa y Durango”.
Dio a conocer que a través de estos acuerdos, los cuerpos policiacos de la Fiscalía de Chihuahua podrán ingresar a los territorios vecinos y, junto con ellos, buscar a los delincuentes, y lo mismo podrán hacer las autoridades policiacas de Sonora, Sinaloa y Durango.
En El Triángulo Dorado creen que antes, durante y después de su arresto, El Chapo ha dominado El Triángulo Dorado, de donde salió hace más de un año, en que fue arrestado.
Aún se recuerda cómo el hombre más buscado entre los mayores criminales del mundo, Guzmán aparecía y desaparecía. En Canelas, Sinaloa, apareció después de que 200 de sus hombres enmascarados con pasamontañas bloquearon accesos en la cabecera municipal.
Montados en motocicletas y caballos fueron –los guardias de El Chapo- los primeros en aparecer con el fusil atravesado por el pecho y hasta la cintura rodeada de pistolas, como narran crónicas de Proceso. Luego, llegaron seis avionetas de ala fija y tres naves más con granadas, cuernos de chivo y metralletas a la par que se escucharon los ruidos de las hélices de dos helicópteros.
Sólo hasta entonces se vio al capo de capos vestido de mezclilla y chamarra negra para encontrarse con su novia, Emma Coronel Aspurio. Joaquín se casaba con toda la pompa que es posible para uno de los hombres más ricos del mundo, el amo del narco. Esa era su capacidad de control a pesar de ser el narcotraficante más buscado del mundo tras su primera fuga en 2001 en un carrito de lavandería del penal del Altiplano, Jalisco.
“El Chapo vivió en un terreno muy duro en la montaña –en la zona conocida como Triángulo Dorado donde convergen los estados de Chihuahua, Durango y Sinaloa- y conoce a mucha gente”, decían agentes de la Agencia antidrogas de EU, la “DEA”. Hoy se cree que ese El Triángulo Dorado es su guarida, tras su segunda fuga el 11 de julio reciente.
El sábado 26 del presente El Chapo fue visto en el municipio de San Dimas, una región de cultivo de marihuana y opio; tres camionetas fueron emboscadas por desconocidos que huyeron inmediatamente después de asesinar a 11 personas.
El Chapo, en El Triángulo dorado
Se cree en círculos oficiales que “el mejor escondite para El Chapo es su tierra natal” donde abunda gente que él ha apoyado, como estrategia de formar escudos humanos de protección.
Guzmán Loera nació en una comarca extremadamente pobre; su poblado natal es La Tuna, una orilla de Badiraguato, Sinaloa. La mitad de sus 32,000 habitantes son catalogados en extrema pobreza; allí vive la madre de Guzmán, con algunas comodidades, gracias al mayor narcotraficante del mundo.
Son comunes entre ranchos distantes los campos de labor pintados de rojo bermellón intenso –alfombras de amapola- entre valles, montañas y peñascos de la Sierra Madre Occidental, donde se juntan Chihuahua, Sinaloa y Durango. Es decir, El ‘Triángulo Dorado, coto del mayor traficante de drogas de todos los tiempos.
Un documental que lanzó Discovery, titulado La Leyenda del Chapo, muestra la inhóspita región en que reina el poder de Guzmán. Predominan –entreverados de maizales- plantíos de marihuana y amapola, base de la heroína. Los campos de labor siguen sembrados de casuchas con techos de varas, piso de tierra, sin agua entubada ni drenaje y aislados del mundo, sus habitantes esclavos del narco.
Es común mencionar la pobreza y la opulencia mezclados entre quienes sobreviven cultivando frijol, maíz, calabazas y algunas verduras, y obligados o no, son la mano de obra que el narco somete y explota.
Metralleta al pecho y granadas y armas cortas “decoran” sus cuerpos que lo hacen parecer árboles de navidad, son hombres fogueados en matazones, dicen que entrenados en el extranjero, son un ejército que controla cada uno de los miles de kilómetros cuadrados del Triángulo Dorado.El Chapo tiene asegurado el control de vidas y almas en un terreno que conoce a fondo.
¿De verdad habrá una batalla frontal a ese mundo?
El cártel de Sinaloa sigue siendo es el mayor proveedor de heroína al país del norte, ahora compartido ese merito por Guerrero. Iguala, para ser más precisos. Pero el tema debe guardarse porque a algunos lugareños, enrolados, les molesta ser vistos como parte de ese mundo del crimen que los somete.
Por eso, el “Caso Ayotzinapa”, donde merodean investigadores de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, no pasará de “investigaciones” sobre las que ya hizo la PGR.
¿Quiénes se atreverán a desmantelar ese coto de El Chapo que son Santa Gertrudis, Cueva Gacha, El Cebollín, el corazón impenetrable de El Triángulo Dorado?…¿Tres gobiernos estatales?