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EL CONTAGIO QUE DEVELÓ A LOS GRANUJAS

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+ Su mala práctica médica provocó el genocidio

+ Lo que callan las mujeres del gabinete

Por Martha Elba Torres Martínez

Al margen de la disputa entre los “miserables” y “mezquinos” que le desean la muerte y los fans dispuestos a ir sentones a la Villa para pedir por su salud, el contagio del Presidente López Obrador vino a desprender el último alfiler del que pendía la supuesta estrategia contra la pandemia. Nunca hubo tal. Para un año de absurda improvisación: ya ni siquiera se sabe cuántos muertos, los 108 mil que registró el Inegi, casa por casa, o los 64 mil que reportó Palacio Nacional en los primeros seis meses de la pandemia.

López Obrador dejó en manos de dos charlatanes -estos sí, miserables y mezquinos-, la salud de nación. Su propia salud. “Hasta que los médicos expertos me digan que use cubreboca, me lo pongo”, repitió hasta el hartazgo. Hoy esta postrado en cama, lidiando con la enfermedad que ya infectó hasta ahora, a un millón 800 mil personas.

Ojalá en la soledad de su aislamiento, el Presidente decida de una vez, echar a patadas en el trasero a Jorge Alcocer y Hugo López Gatell, y desde la indignación por el genocidio surjan las demandas administrativas, civiles y penales suficientes, por para ser enjuciados.

La mala práctica médica esta tipificada en la ley General de Salud y es resultado de acciones negativas que se encuadra en las modalidades de negligencia, imprudencia e impericia. Pero juzgar a Alcocer y a Gatell implica juzgar al Presidente porque en ellos confió y por tanto es el primer responsable de tanta muerte y dolor nacional.

Lo que son las cosas, tan desconfiado de todo y de todos, que miren dónde están los granujas y embusteros…

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La salud del Presidente, desde luego es un tema de interés nacional. El debate, sobre si esta realmente enfermo o es otra treta, una mentira más de tantas, que todos los días escupe desde las mañaneras.

Pero siempre las mentiras caen por su propio peso.

Así sucedió con la alerta prendida en la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, en mayo del año pasado, por el disparo en los reportes de violencia doméstica y contra las mujeres a causa del confinamiento obligatorio y la semiparalización de la actividad económica.

Entre el 26 de febrero y el 30 de abril, el 911 había recibido 300 mil llamadas de mujeres, por violencias. Unas 26 mil resultaron reales y de eso se agarró el Presidente para darle la vuelta a la combustión espontánea y se fue por el 90 por ciento de llamadas falsas. “Ahora a los conservadores les ha dado por señalar que no hacemos nada en defensa de las mujeres, se equivocan, constantemente estamos tratando el asunto, todos los días”. Comparó las denuncias de mujeres con las llamadas que recibe el Metro sobre sabotajes y bombas.

A principios de julio, a la directora del Conavim, Candelaria Ochoa, en la Secretaría de Gobernación le pidieron la renuncia.

Pero reitero, la trampa como la mentira, siempre caen.

Anteayer, la mañanera pareció mesa de arreglos florales. Olga Sánchez, con Fabiola Alanís -sustituyó a Cande en el Conavim, y la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Isela Rodríguez; Nadine Gasman Zylbermann, presidenta del Inmujeres; María del Rocío García Pérez, directora general del Sistema Nacional DIF y Alicia Leal Puerta, secretaria ejecutiva del Grupo Interinstitucional de Estrategia contra Violencias (GIEV).

Los datos duros se impusieron a la simulación: en 23 meses de lopezobradorismo, 7 mil 329 homicidios dolosos y feminicidios.

Leí la investigación ampliada de Sara Lovera en SemMéxico y las cifras son de terror: hoy, en México, una mujer es asesinada cada 150 minutos, mientras que un hombre, cada cuatro horas.

El cruzamiento de seis fuentes distintas por parte de la periodista, arrojaron el aumento en los crímenes sexuales, como abuso y violación; el acoso y la violencia en la familia. Las lesiones dolosas ascendieron a 57 mil 495, violaciones sexuales 16 mil 553; el abuso sexual registró 5 mil 3 casos, mientras que el acoso u hostigamiento alcanzó los 8 mil 376 registros.

Cita a Karla Micheel Salas Ramírez, abogada y directora de la Asociación Civil Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social, quien afirma que si en México no se reconoce la gravedad de los feminicidios, es porque el Gobierno Federal mantiene una negación ante la violencia de género.

Y explica la litigante: “esta negación que tiene la autoridad no permite generar una política criminal. En este país el dinero se coloca dónde está el número rojo (…) Sabemos que en este país el dinero y los recursos institucionales están en donde se identifica que hay un problema, por esto en el tema de secuestros hay tecnología y unidades de punta. En el tema de feminicidio y de violencia en general contra mujeres, se siguen maquillando las cifras”.

Pero nada cambia ante tanta ceguera y traición al género, incluso de las mujeres del gabinete. ¿De qué jodidos sirve la paridad que presume Sánchez Cordero, si su único poder de intervención y decisión es:

-¡Lo que usted diga, Señor Presidente!

Así vimos a Rosa Icela, con un enésimo plan a favor de las mujeres. Que la violencia de género es “la otra pandemia” que enfrenta México, ¡por Dios! Discurso barato, chafa.

A ver, este choro: “Para atender hay que entender; para defender hay que actuar; tomar decisiones firmes y hacer lo que sea necesario para avanzar en la lucha colectiva de las mujeres, construir la paz en México exige justicia para las mujeres. Queremos mujeres vivas, libres y autónomas, porque es nuestra responsabilidad garantizarlo y nuestro derecho”. ¿Qué? Al primero que tienen que hacer entender, es al Presidente. Y ya van para tres años.

Pues aquí su grandioso plan:

-Diagnóstico y capacitación de policías

-Cuerpo Especializado de Atención Integrado por Mujeres

-Implementación del Modelo Nacional de Policía y Justicia Cívica

-Vigilar aplicación de Protocolos de actuación

-Elaboración de Protocolo de Atención de Violencia Feminista

-Fomentar uso de las TICs para crear herramientas de búsqueda de mujeres y niñas

Para eso, pidió a gobernadores, alcaldes, así como a órganos de prevención de justicia, sumarse a este esfuerzo del Gobierno Federal. ¿Si? ¿Y con qué ojos? Se le olvidó que fueron eliminados por la 4T los fondos para seguridad y mujeres.

Nada más le recordamos que de los 83 programas con enfoque de género que existían hasta 2018, prácticamente están desaparecidos y los recursos fueron trasladados a los programas sociales captadores de votos.

Rosa Isela, como Olga y Fabiola, saben perfectamente que regalar dinero en efectivo no resuelve la problemática de la violencia contra las mujeres. Pero callan. No por pendejas, sino por no perder la chamba…

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El 1 de diciembre de 2018, López Obrador en el Zócalo capitalino, dio a conocer sus 100 compromisos con México. Dos meses después, mandó a la fregada el número 3: mantener las estancias infantiles. El pretexto fue la corrupción, que nunca demostró fehacientemente.

Hasta ese año, funcionaban con subsidio federal 9,200 estancias que atendían a 315 mil infantes. Pero como había que dinamitar todo y captar simpatizantes, se decidió entregar el recurso directo y en efectivo a través de la tarjeta del bienestar. Hasta 2020, la cifra de beneficiarios se redujo a 133 mil.

Esta semana, el gobierno silvanista rescató el programa en Michoacán y 368 centros infantiles volverán a operar bajo los protocolos de sanidad que impone la nueva realidad.

Excelente, porque todos ganan; los bebés e infantes y sus procesos de aprendizaje, cuidadoras capacitadas recuperarán su empleo y mamá o papá trabajador solos se sacudirán la monserga de a ver a quién le encarga el crío

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