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EN SU AMBICIÓN DE PODER, VIGGIANO REVIVE EL DEDAZO Y LA IMPOSICIÓN

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*  Como si el PRI todavía estuviera en el poder, la Secretaría Nacional del tricolor se ubicó en primer lugar de las listas pluris al Congreso, imponiendo como candidatos a su esposo, Rubén Moreira, ex gobernador de Coahuila y su hijo; en Hidalgo está metiendo la mano para colocar a sus piezas con miras a hacerse de la gubernatura, pero olvida que ese viejo estilo fue el que derrumbó a su partido en el 2018 y la militancia puede abstenerse de votar por los caprichos de Carolina, favoreciendo a Morena

Por Antonio Ortigoza Vázquez/@ortigoza2010

Especial de Expediente Ultra

Si la 4T muestra de forma clara y contundente el haber asimilado lo peor de las prácticas deleznables del viejo PRI, en cierto momento se pudo suponer que el tricolor se andaría ahora con mucho tiento para no replicar, por lo menos en el proceso de selección de candidaturas, lo que cimentó su «leyenda negra», pero sucede que la Secretaria General  a nivel nacional, Carolina Viggiano Austria, se muestra  decidida, no sólo en  mantener todo lo que debió ser desechado, sino potenciarlo a las altas cumbres de cinismo y prepotencia.

Desde su puesto en el CEN tricolor, doña Carolina se «autopostuló» candidata purinominal en el primer lugar en la V Circunscripción, lo que significa curul segura, sin necesidad de sudar y asolearse, tampoco rendir cuentas ante votantes. Y por rumbos del PRI se preguntan con las cejas levantadas: «¿Pues no sería la función de la dirigencia, con un proceso electoral macro en puerta, con el futuro del país en juego, estar en la trinchera, manejando la estrategia y táctica electoral, concentrados de tiempo completo en el cuartel general?»

Peor aún: Alejandro Moreno «Alito», presidente nacional, se «autopostuló» para la IV Circunscripción. El Campechano puso el mal y como lo que hace la mano hace la tras. Y hasta con pilón…

Mire usted si no: Con todas las cartas en la mano, Carolina no quedó contenta, sino que además «palomeó» a su marido, el ex gobernador de Coahuila, Rubén Moreira también en lugar seguro para el Congreso. Pero no paró ahí: Su hijito, Juan Pablo Beltrán Viggiano fue colocado como suplente, por si las moscas.

Al junior suplente no goza, como tantos otros arribistas, de mérito partidista alguno; situación que abona el descontento en la militancia.

Dicen ahora en pasillos del PRI: «Como que ya es mucho muy demasiado ¿No?»

Así las cosas: ¿Cómo se manejará la campaña en la cual el reto mayúsculo es derrotar a Morena? ¿Cómo se podría contener el estallido de inconformidad? Este no sólo puede manifestarse en protestas escandalosas, sino que un desencanto muy grande entre quienes habrían decidido votar por el tricolor y por la alianza «Va por México» o bien retornar al abstencionismo.

Por otro lado, la señora Viggiano maniobra en Hidalgo con miras a futura candidatura al gobierno del estado. Enfrentada con el gobernador, Omar Fayad Meneses, anda moviendo piezas para consolidar alianzas y colocar alfiles con ese propósito.

Para las candidaturas a diputaciones locales, emplea su influencia -o más bien coacción- en la militancia para colocar Paola Jazmín Domínguez Olmedo, ex presidenta municipal de Santiago Tulantepec (2016-2020) como candidata a diputada, con una «coartada» algo perversa: con el alegato de la «equidad de género», lo que sería la manipulación de un mecanismo político impecable al servicio de intereses perversos.

Dicho de otro modo: Convertida en «aplanadora» desde las oficinas del PRI nacional, Viggiano pretende pasar por encima de Erika a Rodríguez, la lideresa del PRI estatal.

Eso, quizá porque otros prospectos para la posición no se ven con suficiente solidez: Mayka Ortega ya fracasó dos veces: primero al no lograr candidatura para presidenta municipal de Tepeapulco en tiempo pasado y después para diputada federal resultó «muy baja en las encuestas».

Así las cosas, otros aliados de improbable prestigio, que se mueven en el medio priísta a favor de doña Carolina, y como buenos políticos al viejo estilo, pueden en cualquier momento mover 180 grados su lealtad hacia otro probable aspirante que surja por ahí. Como dijo el Duque de Wellington al preguntarle por el voto en el Parlamento: «All depends on…» (Todo depende de…)

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