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ERROR DE CÁLCULO

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Por José Saúl Bautista González/@JOSABAGO

Voy derecho y no paro, así parece pensar el presidente López Obrador. No importa lo que pase, llegó con una meta en mente y no se permite ajustes ni desviaciones: La “Cuarta Transformación” va, pase lo que pase y tope en lo que tope. Está convencido de su proyecto y le urge consolidarlo. Ésa es su idea fija.

La perseverancia es aplaudible en un gobernante, siempre que lleve a resultados positivos para todos, ¿Todos dije? Bueno, al menos para la base electoral que lo llevó al poder, lo que sea que quede de esos ya famosos 30 millones de esperanzados mexicanos. Y es que el presidente ya lo decidió: gobernará solo para mantener esa base que le alcanza para sostenerse él, no necesariamente a su partido.

El contexto económico y político en el que recibió al país era el mejor en los últimos 20 años por lo menos. Estabilidad económica, crecimiento sostenido, finanzas sanas, creación empleos formales, e inversión históricas, buenas calificaciones, líneas de crédito autorizadas, fondos para contingencias en lo primero; además de su inobjetable triunfo, también recibió la confianza ciudadana para obtener mayorías en las cámaras de senadores y diputados, una oposición noqueada y sin credibilidad. Un cheque en blanco pues.

El nuevo escenario abrió su apetito y se apresuró a mandar iniciativas para modificar la Constitución pese a haber dicho que no lo haría, pero la oportunidad era tentadora. Tenía todo el poder, más poder que cualquier presidente en más de dos décadas atrás. Así se modificaron leyes para legalizar lo ilegal como el caso Paco Ignacio Taibo, Rosario Piedra Ibarra y hasta las pipas compradas en el extranjero so pretexto del fracasado “combate al huachicol”.

La política pública en el país se ciñó a la voluntad del presidente y ninguneó al conocimiento científico como lo demostró el “Plan Nacional de Desarrollo” que más es un manifiesto político que un documento programático y técnico como el que presentó su hasta entonces Secretario de Hacienda, Carlos Urzúa.

Vinieron los excesos. Se empezó a dirigir el presupuesto a las prioridades del presidente, no del país:

Programas sociales sin reglas de operación y deficiente desempeño pero que sirven para cooptar votos mediante la descarada operación electoral de los llamados siervos de la nación, compra deEstadios béisbol, una refinería en Dos Bocas, Tabasco para perpetuar el nombre del Presidente en su estado natal, aunque tenga solo 2% de posibilidades de éxito según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), un aeropuerto en Santa Lucía, Estado de México que no será funcional según la IATA (Asociación Internacional de Transporte Aéreo) y un Tren Maya que, aparte de dañar importantemente el medio ambiente, no tiene el consenso de los pueblos indígenas de la región y difícilmente será rentable si se consideran los casos de éxito internacionales, el “rescate” de PEMEX que perdió el año pasado 35 mil millones de dólares nada más.

Lo anterior y muchas cosas más exigieron recursos económicos que no aseguraron antes de frenar con malas decisiones a la economía mexicana que alcanzó solo un pírrico 0.1% en 2019. A pesar de esto, el escenario era salvable hasta antes del coronavirus, con su llegada, se recrudecen los pronósticos porque en salud, no pudieron reponerse del manoseo para implantar al gris INSABI y tampoco pudieron prepararse eficazmente a pesar de la ventaja que significaba el retraso de la llegada del virus a México; en lo económico, ya se habla de un decrecimiento de has 2 dígitos en el PIB y no olvidemos la crisis petrolera en el mundo.

Así las cosas, el Presidente decidió no llamar a la unidad nacional para enfrentar juntos a las crisis, sigue hablando solo para sus porristas, golpeando a los generadores de empleo y pagadores de impuestos, miente sistemáticamente como cuando dice que creará 2 millones de empleos este año y la evidencia dice que ya perdimos alrededor de medio millón en tres meses, ya no le importa exhibirse ante los que saben, solo habla para los de su casa.

Desgraciadamente, no se ve por donde pueda salir bien librado México, no con un líder que al que solo le importa su utópico proyecto y no el país, ¿Primero los pobres? Ya veremos los próximos números…

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