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Fidel…¿Y la historia lo absolverá?

*El Che, resentido contra Fidel, según el libro “Ernesto Guevara, mi hijo El Che” *Saramago y Gabo, no le perdonaron excesos de fusilar críticos, no solo opositores *El Tío Sam lanza un “salvavidas a Cuba, cuando el castrismo entra en su climaterio *La vida en rosa castrista, secreto de estado; revelaciones del exguarura de Fid

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A un año del “perdón” que consiguió el Papa en EU, Fidel ve la luz al final del túnel

 

Joaquín Herrera

CD de México, diciembre de 2015 (agencia acento) Dentro de unos días, entraremos al día que llega solo una vez de cada 365 días; para una pequeña isla en el Caribe, es el aniversario en que la dictadura que elevó el Tío Sam, fue derrocada por la misma mano, vía Fidel Castro.

Si la historia absolvió a Castro, ante atrocidades que narraron corresponsales y escritores desde entonces, sigue siendo un juicio principalmente en manos del mismo Castro Ruz.
Uno de los mayores admiradores del héroe de Sierra Maestra, ahora en la cúspide de un estado que gobierna a mil millones de católicos, el Papa Francisco, logró su mayor obra con la Isla de Fidel: reconcilió a La Haba con Washington y salvó del peor desastre imaginado para los cubanos de hoy. La amistad de Francisco y los Castro, se lo merecía.

Para los fans  que se cuentan por millones en todo el mundo, en siete décadas, –entre ellos Gustavo Díaz Ordaz, el entonces jurista recién graduado, decía que ser castrista en la juventud, era un acierto; pero seguirlo siendo a los 50  sería un error, refleja mucho de lo que quizá pase en el mundo que admiró tanto a ese cubano y compañía.

Para el autor de “Ernesto Guevara, mi hijo El Che”, obra que se basó en las cartas que el principal aliado escribió a su padre desde su salida de Argentina, su encuentro con Fidel en México, sus guerras en Sierra Maestra y luego lo que serpia su final en Bolivia, sugiere un divorcio de Ernesto y Fidel.

Es probable que las dos o tres generaciones que admiraban al revolucionario que derrocó a la dictadura de Fulgencio Batista, esté en esa conclusión del juicio colectivo. De que Fidel fue uno en los 40s, otro en los 50s y 60s y cambió hasta ser desconocido al final del siglo e inicios del nuevo milenio, como concluía José Saramago, el Nobel de literatura en 1998.
Saramago no perdonó a Fidel fusilamientos

El escritor portugués escribió ante una de tantas atrocidades del hombre fuerte de La Habana, de ejecutar a pobres diablos por disentir y querer huir de ese “paraíso”. El País reprodujo: «Cuba no ha ganado ninguna heroica batalla fusilando a esos tres hombres, pero sí ha perdido mi confianza, ha dañado mis esperanzas, ha defraudado mis ilusiones. Hasta aquí he llegado».

Aludiendo a etas víctimas Saramago afirmó: «Disentir es un derecho que se encuentra y se encontrará inscrito con tinta invisible en todas las declaraciones de derechos humanos pasadas, presentes y futuras».

Como Saramago, reaccionó Gabriel García Márquez (premio nobel también). Ambos fueron críticos y no le perdonaron sus excesos, como millones de fans.
Y mire que a “Gabo”, el héroe de Sierra Maestra es probable que haya sido su mejor amigo hasta la muerte del autor de Cien Años de Soledad.

Lo trató en Colombia y en México, donde se preparó el asalto final a Sierra Maestra; en tiempos en que EU usó a Fidel para derrocar a un dictador que le resultó un error, por sus excesos.
A Gabo lo quiso usar para manejar Colombia
Fidel amó a “Gabo”. Lo quiso hacer presidente de Colombia, pero el periodista y escritor prefirió seguir su instinto en las letras -civilista y demócrata- contra el criterio e ideales del héroe mundial.

Nunc a se deshizo de la casona que le tenía en uno de los refugios preferidos del colombiano, hasta su muerte.

De esa relación da cuenta el guardaespaldas de El Comandante,  Juan Reinaldo Sánchez.
Habla también el periodista francés Axel Gyldén, en una radiografía del revolucionario cubano, desde la disidencia en que cayeron por no querer bajo su mando.

Cuando Fidel ejecutaba en el paredón –sin juicio- a tres pobres diablos, el escritor portugués, (defensor a raja tabla de Castro) simplemente dio el manotazo en su refugio de Lisboa y espetó: “Hasta aquí llegue” y cortó con La Habana.

Gabriel García Márquez admiró al entonces casi adolescente cubano, a quien conoció en el llamado “bogotazo”.

Esto es, cuando el líder estudiantil ya de corte marxista, Fidel Castro participó en actos de terrorismo contra la OEA en su fase de creación como fuerza internacional para blindar a Latinoamérica contra el comunismo.

Gabo incluye en su obra cumbre “Cien años de soledad” un pasaje de entonces.
Aun así Gabo no perdonó excesos de ese personaje, ya apoderado de la Isla, ensoberbecido: a él lo perdonó Batista, cuando se levantó en armas (asaltó a sangre y fuego  al cuartel Moncada un 26 de julio) pero Fidel no perdona críticas, ya no digamos asonadas. La respuesta era y es el paredón o la prisión de por vida.

En años recientes, Gabo le perdonó esos excesos, porque pudo más el corazón de amigo que la mente del escritor.
Sobre todo se mantuvo cerca de Fidel, cuando este tuvo una crisis de salud que podría ser el fin; era quien más lo visitaba (luego lo sería Hugo Chávez) y el hombre fuerte de Cuba –le tenía una casona para el colombiano, como para los amos de la URSS- según el chofer del cubano.

Los recuerdos del ex guardaespaldas por 17 años, Juan Reinaldo Sánchez, “vida de lujo” del líder cubano quien «nunca renunció al confort del capitalismo», es un secreto de estado

Fidel Castro muestra unas graficas al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

El lado que pocos mencionan porque es lo políticamente incorrecto ante un ícono mundial,

incluye –siempre conforme a Juan Reinaldo Sánchez- Yates lujosos, una veintena de residencias repartidas por toda la isla.
La vida estilo Luis XV en la Isla, secreto de estado
Al estilo de Luis XV, tenía partidas de caza, eventos de buceo submarino, lejos de la mirada del cubano terrenal. Lo acompañaba siempre García Márquez, entre tantos.
En ‘la cara oculta de Fidel Castro’, escrito junto al periodista francés Axel Gyldén y que entró a las librerías hace unos seis años, el comandante se cuidó mucho de mantener lejos de la vista de los cubanos su vida privada, «el secreto mejor guardado de la Revolución», conforme a palabras de Juan Reinaldo Sánchez, en su libro.

El hombre que acompañó casi a diario a Fidel entre 1977 y 1994 describe el lujoso yate del líder, ‘Aquarama II’, copiado del de un allegado del régimen de Fulgencio Batista (presidente de Cuba entre 1940-1944 y de facto en 1952-1959), con cuatro motores, que le regaló el dirigente soviético Leónidas Breznev.

Fondeado en su puerto privado de Bahía de Cochinos, cada paseo del barco implicaba todo un despliegue, de dos navíos, uno de ellos totalmente medicalizado, una patrullera militar y varios aviones en alerta para evitar que el comandante sufra un atentado.
En general, el «Aquarama II» sirve para dar agradables paseos marítimos, pero también para ir a Cayo Piedra, una pequeña isla situada en el sureste de Cuba, un «paraíso para millonarios» en el que Castro reposa rodeado de lujo.

«Fidel Castro ha dado a entender que la Revolución no le dio ningún respiro, ningún placer; que ignoraba y despreciaba el concepto burgués de vacaciones. Mentía», afirma Sánchez.

Caza submarina

El exguardaespaldas relata que él estuvo «cientos de veces» en ese «pequeño paraíso», donde era el encargado de escoltar al comandante durante sus numerosas batidas de caza submarina en unos fondos marinos casi vírgenes.

En cuanto el tiempo era clemente, Fidel y su esposa Dalia acudían casi cada fin de semana a Cayo Piedra, mientras que en la temporada de lluvias el comandante prefería la caza del pato en la mansión La Deseada, situada en la provincia de Pinar del Río.

«En agosto, los Castro se instalaban durante un mes en su isla de ensueño», desde la que el líder acudía a La Habana en helicóptero si algún imperativo así lo exigía, añade.

Ningún cubano de a pie penetró en la secreta isla de Castro, a la que sólo un reducido grupo de privilegiados, casi todos extranjeros, fueron invitados.

Reinaldo Sánchez recuerda al expresidente colombiano Alfonso López Michelsen, al empresario francés Gérard Bourgoin, conocido como el ‘rey del pollo’, el propietario de la CNN, Ted Turner o el dictador de la República Democrática Alemana Erich Honecker, constructor del Muro de Berlín.

Aunque los más habituales del lugar eran el escritor Gabriel García Márquez y el héroe de la revolución Antonio Núñez Jiménez.
En una de esas visitas, indica el autor, Fidel propuso a ‘Gabo’ lanzarse a la conquista de la presidencia colombiana con el apoyo de Cuba, pero el escritor «prefería disfrutar de los placeres de la vida quedándose confortablemente al margen de la política».

Sueño internacionalista

Lo que no consiguió con García Márquez, tener un peón en Colombia, lo logró años más tarde con Hugo Chávez en Venezuela, señala Reinaldo Sánchez.

«Siempre tuvo en la línea de mira el petróleo» de ese país.»Sabía que era la clave para financiar su sueño internacionalista de oponerse a Estados Unidos», agrega.

«La cara oculta de Fidel Castro» no describe solo el lujo de la vida del dictador cubano, sino que también analiza otros aspectos de su régimen, la dinastía familiar, seguida por la de su hermano Raúl.

El ex guardaespaldas también se centra en la costumbre que tenía Fidel de grabar a todos sus colaboradores y allegados o su intento por extender la revolución a Nicaragua.

Reinaldo Sánchez cayó en desgracia en 1994 por pedir la retirada y la jubilación. Fue encarcelado y, tras múltiples peripecias, logró escapar en 2008 para reunirse con su familia en Estados Unidos.
La historia de pros y contras de Fidel no cabría en mil volúmenes.

De lo que no hay duda es que siempre habrá quien lo perdone y uno de su “fans”  ya logró otorgarle un perdón celestial, ante el paraíso (o el Tío Sam) que siempre imitó, y ha soñado.
Ahora que se cumplen 56 años de la entrada triunfal de la revolución a La Habana, ese movimiento en crisis de subsistencia, logra una bocanada –o mejor dicho, un gran tanque- de oxígeno de quien supuestamente quiso destruirlo y ahora busca sustituirlo.

El dogma del líder cubano, ya no es capaz de retener a la fuga de cientos de cubanos, alojados en todo Centroamérica y México, arriesgando la vida solo por dejar el “paraíso” que aún cree haber construido Castro…el mundo pregunta… ¿Y la historia lo absolverá?

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