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La “caridad” de la Junta de Asistencia Privada no beneficia a los pobres, pero sí a sus funcionarios

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El presidente de la JAP y su nómina de oro

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*  Abusando de su autonomía, el organismo que regula a las Instituciones de Asistencia en la CDMX, se ha convertido en un redituable negocio para  su Presidente, Carlos Leonardo Madrid Varela y sus funcionarios, cobrando altos sueldos y prestaciones  autorizados por ellos mismos; por ley, solo el Jefe de Gobierno puede llamarlos a  cuentas. Se estima que  los seis años de permanencia  en el cargo del actual titular, costarán alrededor de 464 millones de pesos

 

Investigación Especial de Expediente Ultra

Fotos Especiales

Mientras cifras del gobierno capitalino  indican que en la Ciudad de México existen un promedio de 4 mil 355 personas en situación de calle y un número no cuantificado de indigentes que  sobreviven  de la limosna y caridad pública, los funcionarios de la Junta de Asistencia Privada (JAP), organismo encargado de velar por la asistencia social,  han trastocado su función humanitaria para convertirla en un medio de obtener jugosos salarios y altas prestaciones muy superiores, incluso,  a las del Jefe de Gobierno.

Amparados en la figura jurídica que les confiere la Ley de Instituciones para la Asistencia Privada del Distrito Federal (LIAPDF), expedida en 2006 y modificada en noviembre del 2010 donde se le confirió al organismo  tanto el asesoramiento y coordinación de las Instituciones de Asistencia Privada (IAP) –alrededor de unas cuatrocientas–, como  facultades para apoyarlas, supervisarlas y fomentar su función,  los responsables de la JAP han abusado la autonomía que gozan para manejar los recursos en su beneficio personal.

De acuerdo al artículo 70 de la LIAPDF, la Junta de Asistencia Privada es un órgano desconcentrado de la Administración Pública con autonomía de gestión, técnica, operativa y presupuestaria, pero…adscrita directamente al Jefe de Gobierno.

Es evidente que tal autonomía operativa y presupuesta de la Junta depende del monto de los recursos que obtiene de las cuotas de aportación de las IAPs, lo que representa una absoluta incongruencia al dejar en las administraciones en turno el libre manejo de millonarios recursos que deberían canalizarse en solucionar carencias. Fundamento de tales organismos.

CARIDAD PARA RICOS

La caridad sobre estas circunstancias se pervierte en beneficio de unos cuantos. Veamos por qué:

Su titular, Carlos Leonardo Madrid Varela, llegó al cargo en febrero del 2014 para cubrir un periodo a concluir en febrero de este año pero de forma anticipada, el 24 de noviembre del 2016, Miguel Ángel Mancera le dio el espaldarazo para continuar en el cargo hasta el 2020.

La asistencia privada como redituable negocio

El pasado 7 de noviembre la JAP de la Ciudad de México cumplió 118 años de existencia, pero su historia es más antigua; desde 1883 en el gobierno de Benito Juárez, la beneficencia pública quedó adscrita al local del Distrito Federal. La fecha de su fundación se toma a partir de que el 7 de noviembre de 1899 el gobierno de Porfirio Díaz emitió la primer Ley de Instituciones de Beneficencia Privada en la capital del país.

Pero de que se tenga memoria, no había estado al frente de la institución, un Presidente y un equipo tan voraz como los que actualmente llevan   las riendas del centenario organismo. Un total de 28 empleados de confianza, directivos, coordinadores y jefes de departamento son quienes en 2015 se auto asignaron 77 millones 415 mil 135 pesos con 19 centavos para sus sueldos y prestaciones.

Cifra muy similar a los 77 millones 749 mil 94 pesos con 59 centavos, percibidos en 2016 y que a octubre de 2017 ya suman 58 millones 966 mil 389 pesos con 27 centavos, pero aún sin contar aguinaldos y compensaciones de fin de año. La beneficencia pública se ha convertido para esta casta dorada en una jugosa beneficencia privada que percibe sueldos brutos que van de los 144 mil a los 34 mil pesos mensuales.

En esta piñata   de vastos recursos es Carlos Leonardo Madrid Varela el que se lleva la tajada del León en salarios: 144 mil 200 pesos mensuales con aguinaldo anual que en nada le envidia al de los diputados y senadores: 192 mil 266 pesos, además de una prima vacacional por 49 mil 65 pesos y vales de despensa mensual de 2 mil 401 pesos y 600 pesos de “vales de despensa para pavo”. Por si fuera poco, su seguro de vida institucional es de 5 millones 766 mil pesos.

GANANDO MÁS QUE MANCERA

En un comparativo con la tabla salarial de los funcionarios del gobierno capitalino, tenemos que el Presidente de la Junta de Asistencia Privada gana 39 mil 289 pesos más que el propio Miguel Ángel Mancera; además, lo supera en aguinaldo por 15 mil 539 pesos y en los “vales para pavo”, por supuesto.

Pero atrás no se quedan los directores de Análisis y Supervisión, Rómulo Andrés Figueroa, ni la Directora de Programa Asistenciales, María Isabel Hinojosa y la Directora Jurídica, Elvia Salas Guerrero cuyos ingresos al mes van de los 74 mil 900 a los 80 mil pesos y aguinaldos de los 99 a los 105 mil pesos.

En la lista descendente de sueldos aparecen jefes de departamento con 59 mil 700 pesos, hasta 44 mil pesos y otros niveles de 34 mil, rango en el que se ubica el responsable de la Unidad de Transparencia, Arturo Jaime López.

De acuerdo a los reglamentos en la materia, las Instituciones de Asistencia Privada atienden carencias sociales en rubros como: protección a madres solteras, huérfanos, ancianos, discapacitados, enfermos, personas en situación de calle y otros grupos vulnerables como los jóvenes adictos.

Pobres sin asistencia social

Resulta contradictorio que siendo la capital del país una metrópoli con visibles sectores marginados los funcionarios de la JAP laboren en instalaciones ubicadas en la exclusiva zona de Polanco, en la calle de Calderón de la Barca 32. Para ser más precisos, a unos pasos de la avenida Presidente Mazarik donde se ubica la zona de tiendas y restaurantes más lujosos de la ciudad.

Según se desprende la página de transparencia del organismo la mayor de los recursos que obtiene de las instituciones se destina al pago de su costoso aparato administrativo sin que se especifique en base a qué normatividad de operación se pagan tan altos sueldos que contrastan con el resto del personal con bajos salarios y magras prestaciones.

DUDOSAS LICITACIONES

Informaciones extraoficiales allegadas a este medio ubican en el tinglado de las sospechas y la corrupción un asunto relacionado con el “jineteo” de recursos que obtiene la JAP y que son destinados a inversiones que les representan ganancias de no muy claro destino. Y al igual que en muchas dependencias hay licitaciones declaradas desiertas para asignarse de manera directa. Algunos de sus funcionarios de primer nivel ejercen presionan a diversas IAPs para imponer “patronos” en ellas y lograr su control económico lo que implica la asignación de contratos de obra con algunas empresas que han realizado trabajos privados para quienes manejan la JAP.

En la lista de irregularidades aparecen fundaciones e instituciones de asistencia privada que reciben presupuesto de la Junta y una lista no muy corta de acciones que al parecer no abonan mucho en el apoyo a las instituciones que, por ley, debe cuidar, apoyar y fomentar.

Valga recordar lo expresado el 24 de noviembre de 2016 por el Secretario de Desarrollo Social del gobierno capitalino, José Ramón Amieva, durante el acto donde el Jefe de Gobierno reeligió a Carlos Leonardo Madrid hasta el 2020. “Administramos recursos del pueblo y tenemos un compromiso y una obligación con el pueblo mismo”, dijo el funcionario al resaltar: “todo lo que hagamos que sea eficiente, con profesionalismo pero,  sobre todo, con sensibilidad”.

Palabras y objetivos ignorados por  la selecta casta que maneja la JAP de la Ciudad de México,  rodeada de privilegios y negocios amparados en la opacidad, en tanto miles de personas urgidas de asistencia social permanecen con las manos extendidas en los cruceros y en las calles de la metrópoli, esperando a que el Jefe de Gobierno, única autoridad con injerencia directa en el organismo, se decida a investigar lo que ocurre en torno a Madrid Varela, cuya gestión hasta el 2020 puede costar unos 464 millones de pesos. Gasto insultante para una institución fundada hace 118 años para promover la caridad a los pobres.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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