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* Como el apóstol Mateo, el cuestionado rector insiste en exhibir sus “sepulcros blanqueados”, en su epístola a la opinión pública esperando confiado a que la justicia divina lo libre de los “tiburones” de la UIF que como a otros compinches del Grupo Universidad, ya los acechan con una orden de aprehensión en su contra
Por Antonio Ortigoza Vázquez/@ortigoza2010
Especial de Expediente Ultra
Con el agua hasta el cuello, sin chaleco salvavidas y los tiburones de la UIF rondando, el rector de la Universidad Autónoma de Hidalgo (UAEH), Adolfo Pontigo Loyola, no extrema precauciones ni se guarda del ridículo y manda una carta a la opinión pública donde, sin recato, se pronuncia por «rescatar los valores» contenidos en los principios de «respeto al Estado de Derecho» y acusa, sin precisar cuáles, a «los medios y redes sociales», mismos que «sin fundamento alguno atentan contra los derechos que a todos nos asisten».
Con el cacique máximo de la institución encarcelado en el penal del Altiplano (Almoloya), acusado de «crimen organizado», Pontigo y el resto de la administración, se toman la libertad de inventar neologismos como «prejuzgamiento» y con el tono solemne de los desvergonzados, reclama: «En México existe el principio constitucional según el cual todos somos inocentes hasta que sea demostrado plenamente lo contrario mediante previo procedimiento legal imparcial y a partir de la sentencia de un juez».
Curiosa forma de mostrar públicamente sus temores, para después poner el freno y aclarar: «La Universidad y su comunidad no piden silencio a las manifestaciones de la opinión» (¡Menos mal!). Pero enseguida impone reglas de conducta: «Demandan respeto. Los acontecimientos que han sido materia de noticia deben ser vistos a la luz de un procedimiento en el que se está analizando la situación conforme a la etapa que corresponda». (Pues parece que la UIF y la Fiscalía tienen el asunto muy analizado).
Acto seguido, la hipocresía en todo su esplendor: «Por este motivo las y los universitarios (con respeto a la falta de respeto a la gramática) estamos seguros que se impondrán a la justicia y el derecho. Nuestra confianza en los jueces federales permanece incólume (¡Tú lo dices, Adolfo, tú lo dices!). A todos los sectores y organizaciones que nos manifiestan su apoyo constante, les pedimos gratitud infinita (¿?), paciencia ante el desarrollo de los procedimientos legales».
Termina el mamotreto con otro parrafito de sandeces similares y firman, Adolfo Pontigo Santiago, rector y Octavio Castillo Acosta, por el sindicato académico, pero, ojo falta la firma del Secretario General, ¿Será acaso que sus apellidos comienzan a serle incómodos y hasta riesgosos?
LOS SEPULCROS BLANQUEADOS DE MATEO
Del evangelista Mateo, 23: 1-36, nos permitimos extraer lo siguiente, en relación con la carta de los golpeados miembros de la «Sosa Nostra».
«Dijo el señor: ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque son semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, más por dentro estáis llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia!»
«Así, que todo lo que digan que guardéis, guardadlo y hacedlo, mas no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, pero no hacen».
(Fariseo, del arameo «Parásh»; en griego, «Fariseíos». Persona que es hipócrita y finge una moral, sentimientos y creencias religiosas que no tiene)