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POR FRANCISCO RODRÍGUEZ/@pacorodriguez
Cómo en los tiempos del gorilato diazordacista – echeverrista, los del sistema político cerrado y despótico, las primeras planas y los cabezales de los periódicos “de circulación nacional” (jejejeje) se empeñan en imponer a la opinión pública la imagen de un país planchado, acorde con un dedo infalible, sometido a la voluntad de un solo hombre.
Mientras las fibras de la Nación se convulsionan y se rebelan ante el oprobio, se pronuncian en todos los rincones de la geografía repeliendo las visitas inopinadas y nylon de un sujeto empoderado que insiste en huir de sus responsabilidades y evadir la realidad, los tambores de la prensa pagada tocan el sonsonete del sometimiento.
Mientras la población herida increpa, reclama y vitupera al que pretende seguir polarizando, al demagogo que se esconde bajo los faldones de las casacas de los militares para no dar la cara a las víctimas de la injusticia económica, social y política, los periódicos tratan a toda costa de ocultar los acontecimientos, provocando sólo una mayor irritación.
El Ejecutivo ya no es bienvenido en ningún rincón del país
En las capitales de todos los estados, la gente bloquea el paso a las caravanas de un sinfín de camionetas de última generación blindadas, que forman el cortejo de acero del “caudillo” y exige que se derribe el absurdo protocolo para que se dé paso a la indignación.
Expresa la imperiosa necesidad de dar marcha atrás a la destrucción del país, pide a voz en cuello la dimisión, demuestra palpablemente con arrojo y valor que el Ejecutivo ya no es bienvenido en ningún rincón de la República.
En un agravio contrastante, la prensa de circulación “nacional” hace mutis, calla la reproducción de la protesta ciudadana, omite informar lo que realmente está pasando en las absurdas y anticlimáticas giras presidenciales patito, las que son al modo Tepetitán.
No apoya los reclamos de la sociedad y, peor, se mofa de ellos
La llamada “prensa vendida” –que ya casi nadie compra en los puestos de periódicos–, la misma que antes ocultó el daño social causado por el Fobaproa, la que se hizo una con la ignorancia de Fox, la estúpida militarización del calderonato y la enorme corrupción peñista –sólo por mencionar lo que va de este siglo–, hoy se hace cómplice del despotismo ignorante, una penosa calca del diazordacismo – echeverrismo, esperando recibir una tajada importante en el reparto de prebendas, privilegios y beneficios a costa de los impuestos de la población inerme.
Sigue gozando del blindaje que otorga el encubrimiento, de la patente de corso para acceder a la exclusividad del trato presidencial, aspira cotidianamente a la aprobación y recompensas del régimen engañoso y decadente.
La prensa dizque nacional, con muy escasas excepciones, hay que decirlo, se suma a la cadena de los paniaguados, desentendiéndose de la obligación de velar por la objetividad y por la difusión del pensamiento crítico, desligándose de la objetividad y luchando ferozmente contra la terca realidad que nos circunda.
Se resiste a apoyar los planteamientos, y hace sorna de ellos, de los gobernadores federalistas que claman por la equidad fiscal, los sistemas integrales de salud y la necesaria reactivacion económica de estados y municipios en el abandono de la Federación ensoberbecida.
Sin importarle que Chihuahua, Coahuila, Durango, Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí y Tamaulipas, representan en diez grandes estados más de la mitad del padrón electoral del país. Así como suena.
La prensa sólo retrata el rostro chusco de la oficialidad rampante
El impacto noticioso del repudio a las caravanas del poder y las manifestaciones mismas del descontento que se reproducen cada fin de semana se obtiene por parte de la reproducción de los videos en línea que se suben a las redes sociales. Algo vergonzoso y demasiado peligroso.
Pero no en la prensa que en México está jugando un papel lastimoso de quinta columna de la opinión pública, se ha convertido en una especie de Tancredo, de payaso de las cachetadas de la indignación y de la rebeldía popular.
Para saber que algo es mentira sólo basta confirmarlo en los argumentos falaces de los boletines oficiales. Ahí se encuentra el lado contrario y demagogia de lo que realmente acontece. La prensa retrata el rostro chusco de la oficialidad rampante.
Los periodistas críticos son linchados y ejecutados en provincia
El periódico oficial, La Jornada, surtida con decenas de millones mensuales, es el vergonzoso vocero del chairopopulismo, el misal del culiempinamiento.
En los medios radioeléctricos se confirma una visión de los vencidos que creen ser los triunfadores. Ciertos canales de televisión abierta y casi todas las frecuencias de amplitud modulada de la radio y sus barras informativas y de opinión, dan la impresión de transmitir en un país obtuso, bizarro, ajeno y demasiado lejano a nuestra realidad cotidiana.
Se han aprovechado del confinamiento para retorcer la desinformación, para batirle palmas al descrédito, para abjurar de la conciencia social y de la responsabilidad inherente al oficio. Al mismo tiempo, los periodistas críticos son linchados y ejecutados en la provincia. Nadie se mueve.
Ante la carcajada mundial y el agravio a la población pensante
El pueblo, maltratado, vela sus armas para cobrarse las afrentas en las urnas, a contrapelo del bombardeo mediático de inmundicias que sus enemigos reparten a cargo del bolsillo ciudadano. Una operación ilegal, indecorosa y escandalosamente fallida, ordenada desde la estulticia por quien tiene el poder y somete a los mendicantes de Palacio.
Sólo provocan la carcajada mundial y el agravio a la población pensante. No es posible que alguien pondere este desaguisado como un logro patrio.
Eso se llama haber perdido la brújula y el elemental sentido de los cabales y de la proporción. Es la traición en su máxima expresión. Todo para favorecer a los adversarios del país.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Oficialmente, el neoliberalismo terminó el 30 de noviembre de 2018, pero sus prácticas siguen intactas hasta el momento, en cuanto a la relación medios de comunicación masiva y poder político se refiere, lo que asegura a los beneficiarios del establishement unos medios potentes de desinformación y de envilecimiento de nuestra ciudadanía, para mejor asegurar su dominación. La pauperización de la educación básica y la estafa de una buena parte de nuestro sistema universitario contribuyen a minar aún más la formación de nuestro pueblo que se convierte aceleradamente en una masa social informe regida por una escala de valores similar a la de la época cavernaria.
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