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OLIVARES REYNA, EL POLÍTICO QUE QUITA EL SUEÑO A FUTURISTAS AMBICIOSOS

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*  La campaña mediática que está siendo alentada por adictos a la rumorología en el Estado, muestra la preocupación que tienen algunos actores políticos y grupos de interés para tratar de minar la imagen del funcionario; al Secretario de Gobierno le han tratado de endilgar ser de mano dura y operar supuestas persecuciones políticas pero en los hechos, ha demostrado estar en sintonía con la mística de trabajo, eficiencia, resultados y compromiso social del gobernador Julio Menchaca, lo que le quita el sueño a sus detractores

Por Antonio Ortigoza Vázquez / @ortigoza2010

Axioma irrefutable de la praxis política en México, es que el cargo de Secretario de Gobierno en toda administración estatal supone una de las responsabilidades de primer orden y un natural desgaste en la figura de quien lo ejerce al colocar al funcionario en cuestión como firme aspirante a mayores proyecciones políticas al gozar de las confianzas del gobernador en turno, lo que lo ubica en la marquesina de las disputas tanto externas como internas y, por supuesto, de los opositores.

Guillermo Olivares Reyna no ha sido la excepción a la regla y desde su institucional trinchera ha enfrentado toda serie de ataques y descalificaciones, la mayoría sin fundamentos sólidos, de embozados futurismos partidarios y enemigos políticos a los que el gobierno de Julio Menchaca a afectado sus añejos intereses creados.

En la clase política del Estado, nadie duda de su cercanía y amistad de años con el Ejecutivo, Estatal, pero más allá de las ligas afectivas, Olivares Reyna ha sabido combinar firmeza a la hora de actuar sin titubeos, con evidentes resultados, mostrando sus indudables capacidades para ejercer sus responsabilidades, y marcando una gran diferencia con otros personajes que en los gobiernos priístas ejercieron tal cargo.

Uno de los ejemplos más lamentables para la entidad, lo fue la designación de Francisco Olvera como Secretario de Gobierno en el sexenio de Miguel Ángel Osorio Chong;  a su compadre de grado, el entonces mandatario le fue abriendo camino a la sucesión sin importar que lejos de contar con un perfil de capacidad y honestidad, estaba favoreciendo a un ex porro ligado a una de las mafias más podridas y delincuenciales de la entidad: El Grupo Universidad, cuyo capo, Gerardo Sosa Castelán, fue en su momento mentor de Olvera, quien al llegar al poder se puso de rodillas ante su ex jefe, negándose a auditar sus tropelías. Los hidalguenses pagaron los platos rotos de este compadrazgo.

A muchos funcionarios que llegan a tal encargo sus enemigos políticos les encuentran el flanco de la corrupción para atacarlos mediáticamente, pero llama poderosamente la atención que en el caso de Guillermo Olivares y ante la falta de tela de dónde cortar en tal sentido, sus detractores le inventen imaginarias faltas de sensibilidad como las expuestas por extraviados medios –algunos alentados desde el Senado de la República y otros por la “Sosa Nostra”–, como sucedió en el caso de los dos adolescentes que fueron localizados en Puebla y que sirvieron como pretexto para señalarlo de “victimizar” a los supuestamente desaparecidos muchachos.

En este caso, el tema es que quiénes se preparaban a atizar el fuego para quemarlo en leña verde se quedaron con los cerillos en la mano porque el caso fue resuelto de manera pronta e institucional en colaboración con las autoridades del gobierno poblano.

Quiénes aseguran que Olivares Reyna es un funcionario de mano dura que busca perseguir a sus enemigos políticos, nuevamente toman el camino equivocado para tratar de minar su imagen, porque en los hechos su interlocución ha sido pareja con los alcaldes y personajes políticos de todos los colores y partidos.

Y si para sus enemigos actuar sin dilaciones ni titubeos es ser de mano dura, dudamos seriamente que la sociedad hidalguense comparta esta tendenciosa narrativa, pues por el contrario, está demostrado que los ciudadanos saben aplaudir las acciones que velan por su seguridad e intereses.

Los contados casos aislados de algunos ediles que se dicen perseguidos, muestran como hilo conductor la cercanía a cierto senador de la República que los ha utilizado con el abierto objetivo de hacerse publicidad en su enfermizo afán por ser candidato de su partido a la gubernatura.

Olivares Reyna es un político que ha ganado presencia y peso político al ser fiel a la mística de trabajo y compromiso a la sociedad del gobernador Julio Menchaca y eso, obvio, les quita el sueño a muchos desbocados y ambiciosos precandidatos.

El Secretario de Gobierno no es un político que evada los problemas buscando proteger su imagen, pues sea cual sea el caso ha salido a dar la cara y a hablar con la verdad. Y esto ha resultado una verdadera patada al hígado a quienes desean verlo fuera de las instancias superiores del Estado.

En una palabra: lo ven como un hueso difícil de roer, un enemigo a vencer que confirma otro de los apotegmas acuñados en la política mexicana: golpe que no mata, fortalece…

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